miércoles, 26 de junio de 2013

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"Siempre es poco para todo el tiempo que quiero pasar contigo"

[@Malfoy_Scor / @ScorMalfoy] [@EverDawson]


Respiro hondo y miro de nuevo hacia la casa justo arriba de la juguetería. Hay luz, pero... ¿y si es el salón? Por lógica es el salón.Trago saliva y comienzo a caminar rodeando la juguetería. Arriba hay otra ventana cuya luz está encendida. 

Subo los escalones hasta la buhardilla y entro a mi dormitorio. Cierro tras de mi y me siento delante del tocador para soltar mi pelo. Me miro en el espejo, con mi vestido veraniego de flores rosadas estampadas y de tirantes, el pelo ondulado ahora suelto, y ese extraño  brillo que tengo en los ojos desde entonces... No puedo sacarle de mi cabeza, y no quiero hacerlo, aunque debería.  Miro mis labios y los rozo con mis dedos. Aún recuerdo el roce de los suyos, su sabor, su ternura... ¿Cómo pudo ser así si ahora ni  siquiera se acordará de lo mucho que disfrutó conmigo? Todavía sigo esperando que una lechuza se pose en mi ventana, y me traiga una carta en la que pueda reconocer su letra...Pero esa lechuza, nunca...

llegará. Suspiro, y apoyo los codos en la superficie del tocador  enterrando el rostro en mis manos. Se lo dije tan claro que no podía decírselo más claro... "Me conformaría con un recuerdo", casi le rogué. Pero él solo cedió a eso. Supongo que, a pesar de todo... tengo que darle las gracias por haberme dado ese momento tan inolvidable. Apoyo mi mejilla en mi mano, recordándole, tratando de recuperar desde mi memoria cada sensación que recibí entre sus brazos


Centro mi atención en la luz de la ventana. Espero que sea la de su dormitorio: "Es ahora o es nunca." Cierro los ojos, tomo aire y  saco mi varita y abro los ojos. No puedo hacer ruido por lo que es preferible usar la idea que se me acaba de venir a la cabeza. Miro a  los lados asegurándome de que no hay nadie y cuando lo compruebo susurro "Periculum." Veo las pequeñas luces rojas salir de  mi varita y pienso en que ya no hay marcha atrás.


Un fugaz resplandor ilumina mi habitación en penumbra. Me vuelvo y veo unas chisps rojas ascendiendo hacia arriba. Seguro que  se trata de cualquier niño que viene a hacer alguna broma. Me levanto del asiento apartándolo con un chirrido y voy hasta mi  ventana, asomándome a ella. Me quedo sin aire cuando debajo de mi ventana, unos metros más abajo, veo a  Malfoy

Veo un movimiento y tras el movimiento veo que te asomas con un hermoso vestido veraniego y el cabello suelto acariciando tu cuello. Siento un millón de cosas juntas al verte y no sé que decir. Tomo aire y muevo los labios hablando sin voz  esperando que me entiendas.
   -Baja...

Miro el movimiento de tus labios, y entiendo lo que quieres decir, pero en ese momento estoy inmóvil y no quiero moverme. apoyo mis brazos en el poyete de la ventana, y sonrío, contemplándote, mientras me hago a la idea de que es verdad,que estás  ahí, y que has venido

Me fijo en tus hermosos labios curvándose en una sonrisa y te miro a los ojos.
   -Baja por favor..-Murmuro aunque tal vez demasiado bajito como para que me entiendas.

No puedo evitar obedecerte. Me aparto de la ventana y siento que mi corazón late con tanta furia que acabará dándome un  susto. Cojo mi varita y la meto en el pequeño bolsillo de mi vestido tras hacer un hechizo a este. Me pongo las sandalias y  y salgo de la habitación, bajando la escalera a hurtadillas

Veo que desapareces tras la ventana. "Ojalá bajes, espero que no te hayas ido simplemente." Pienso.

Bajo la escalera sin hacer ruido y salgo de mi casa. Rodeo la casa despacio, temblando, pensando en qué va a ser lo que va  a pasar, lo que vas a decirme... Me asomo por la esquina y te veo bajo mi ventana. Me quedo inmóvil

Advierto un movimiento en la esquina de la casa y entonces te veo asomada, mirándome. Noto que el corazón me va deprisa, tan deprisa que hasta me duele. No sé que hacer ni que decirte, sólo sé que estoy aquí, que estoy a tu lado. Tomo aire y camino hacia ti en silencio.

Me apoyo en la fachada de mi casa con la espalda, viendo como te acercas a mi, y cuanto más te acercas, mas pequeña me siento

Camino hasta detenerme frente a ti. El aroma que mana tu cuerpo hace que pierda todos los sentidos una vez más. Noto que el corazón me late aún más deprisa, apenas puedo respirar. Te miro a los ojos
   -Ever... -Digo callando después.

Mi cuerpo se estremece al oír mi nombre en tus labios, en tu melodiosa voz. El vello de mis brazos se eriza. Te miro a los  ojos
   -¿Qué...? -susurro, con voz queda

Humedezco mis labios mirándote a los ojos. No sé que decirte porque una mirada tuya me deja sin palabras pero el tiempo  corre, sigue su curso y yo quiero detenerlo aunque sólo sea por un instante.
   -En tu boca quedó el pecado de mis labios, en tu cuerpo el del mío y en mi corazón vive el fuego de la más dulce herida que podrías hacerme.-Noto como la respiraciónse me entrecorta.- Siempre es poco para todo el tiempo que quiero pasar contigo

Siento un escalofrio que recorre todo mi cuerpo. Tus palabras llegan a mi corazón con la fuerza de un disparo que hace que  este me estalle en llamas. No puedo moverme, ni siquiera hablar. Solo puedo buscar aliento en mis labios, mientras siento como mis ojos se llenan de lágrimas... Llevaba tanto tiempo esperándote, que ahora que me has encontrado, no sé como reaccionar, y una lágrima abandona uno de mis ojos, sin dejar de mirarte

Siento una extraña sensación, la de la libertad de la esclavitud que me hacía sentirme preso de mí mismo. Me acerco un poco más a ti y paso el dorso de mi mano por tu rostro apartando esa lágrima que lo recorre.
   -No llores porque estoy aquí y no me iré.-Te miro.

Hago un esfuerzo para que la voz salga mis labios, tras sentir de nuevo el roce de tus dedos en mi mejilla
   -¿Nunca? -murmuro

Noto que mis nervios disminuyen al escuchar ese "Nunca" de tus labios.
   -Nunca, porque no pienso dejarte ir. 

Mi nombre se convierte ahora en tu promesa. Sonrío mientras otra lágrima me abandona. Cojo tu rostro entre mis manos y me  pongo de puntillas para atrapar tus labios con los míos

Llevo mis manos a tu cintura y cierro los ojos saboreando el dulce beso que me entregas, ese beso que me salvará de la vida. Los entreabro para permitirte que me salves la vida, pues necesito que lo hagas.

Te recibo en mis labios como si fueras mi propio aliento, esa respiración que llevaba faltándome toda la vida

Enredo mi lengua a la tuya sutilmente en un dulce beso que no es un simple beso si no una promesa. Una promesa que me salvará la vida que sin ti había perdido

Me abrazo a ti, mientras siento el ardor de tus labios contra los míos, las llamas de tu pasión devorando mi lengua. Las  lágrimas siguen en mis ojos, y mi corazón, latiendo contra tu pecho

Me aparto levemente de ti saboreando el dulce néctar de tus labios. Te miro a los ojos, esos besados por un velo de lágrimas.
   -Sólo en tus labios he resucitado, si esto es un pecado, pecado de amor será.-Susurro y vuelvo a besarte.

No puedo evitar estremecerme con tus palabras, de mis labios se escapa un gemido entreortado que muere entre los tuyos. Me  aparto unos milímetros, los suficientes para mirarte a los ojos
   -¿Por qué has tardado tanto tiempo en pecar?

Te miro y aprieto los labios buscando el sabor de los tuyos en estos.
    -Tal vez porque tenía miedo a no tenerte.

   -Me has tenido siempre... -enredo mis dedos a tu pelo, y apoyo mi frente en la tuya- Siempre...

Te miro a los ojos sintiendo los fuertes golpes de mi corazón en mi pecho.
   -Perdóname por haber estado tan ciego.-Susurro.- 

Sonrío mirando tus ojos grises
   -Perdóname tú a mi... -me acerco a tu rostro, rozo tu mejilla con mi nariz, suave olor de tu piel- Perdóname a mi por haber sido tan cobarde...

Dejo un suave beso en tu mejilla mientras mi mano izquierda se desliza por tu hermoso y suave cabello.
   -El cobarde he sido yo. 

   -Pero ya no importa... -apoyo mi cabeza en la fachada, sintiendo el roce de tu mano en mi pelo- Ya no importa... Estás aquí.

   -Y no me iré nunca pues he entrado en tu vida para no salir jamás, Ever...-Susurro tu nombre cerca de tus labios, ese hermoso nombre que durante años me negué a decir

Vuelvo a besarte. Siento que en cada beso que me das, renazco de nuevo. Siento que por fin estoy viva, y que el fuego que me hace arder es el mismo que me da vida. Te miro a los ojos, apartándome, y busco tu mano, llenando los espacios entre tus dedos con los míos
   -Ven...

Entrelazo mis dedos con los tuyos tras mirarte a los ojos una vez más dispuesto a ir allá donde me lleves pues ya no existe el miedo.

Me aparto de la pared y tiro de ti. Aprieto tu mano con fuerza, sintiendo que nunca más me voy a caer ni a tropezar. No puedo  expresar lo que siento al llevarte de mi mano por las calles que me han visto crecer... No dejo de mirarte mientras camino

Aprieto tu mano fuertemente entre la mía como si con eso quisiera decirte que no voy a soltarte nunca. Te miro y no puedo evitar sonreír, ahora sin miedo, sin temor a que me veas hacerlo.

Mis pasos te llevan hasta una calle vacía con algunas luces aún encendidas, y me detengo ante una vieja casa descuidada y  con las ventanas cubiertas por persianas. Me apoyo en la puerta
   -¿Sabes cual es esta casa?

Observo la casa con detenimiento sin soltar tu mano. Las persianas cubiertas tras las ventanas, descuidada, abandonada.Te miro.
   -No, no lo sé.-Me fijo en el brillo que desprenden tus hermosos ojos.

Sonrío y me muerdo el labio. Saco la varita y apunto al pomo
   -Alohomora -la puerta se abre y entro a la casa de espaldas cogiendo tus manos- Era la casa de Bathilda Bagshot...

Agarro tus manos fuertemente mirándote a los ojos, no quiero apartarme de ellos pero no puedo evitar mirar a mi alrededor  pues no puedo reprimir la curiosidad que la abandonada casa me hace sentir.

Cuando te conduzco al interior de la casa, me detengo. Con la varita, cierro la puerta, sin soltar tu mano izquierda. Tiro de  ti, adentrándote más en la vieja casa, mientras voy encendiendo las velas con mi varita por donde paso

Las luces que enciendes a nuestro paso se me antojan hermosas. Miro como poco a poco esas luces se van prendiendo llenando   de luz la abandonada morada

Me detengo junto a una chimenea polvorienta, y enciendo los dos candelabros que hay a cada lado de esta. Me vuelvo y con mi varita, aparto una nube de polvo de una de las sabanas que cubren los muebles. Después, atraigo a la sábana hacia mi, y la  dejo caer al suelo, a nuestro lado. Me vuelvo, y te miro a los ojos

Tus ojos dicen todo lo que tus labios callan en estos instantes. Doy un paso hacia delante hasta acercarme más a ti. Poso mi mano izquierda sobre tu mejilla y te miro a los ojos.
   -Mis labios, peregrinos ruborizados quisieran hacer penitencia con un dulce beso.

Sonrío cuando me dices eso. No soy capaz de responderte pues yo no soy tan culta ni perfecta como tú, tan solo puedo senreirte  con los ojos llenos de amor
   -Pues hazla... Por favor, hazla...

Aparto con los dedos el cabello que roza tu rostro sin permiso y sonrío con toda la dulzura de la que soy capaz. Poso mis  labios sobre los tuyos entreabriéndolos al mismo tiempo que intento abrirme paso con mi lengua entre los tuyos.

Te recibo en mis labios, acariciando con los mios esos peregrinos ruborizados, permitiéndoles su penitencia en mi beso. Tu  lengua llega a mi boca, la recibo con la mía, abrazandola con todo el candor que tengo en mi alma guardado para ti

Enredo mi lengua a la tuya cerrando los ojos sintiendo que estoy soñando un sueño despierto. Mi mano izquierda acaricia tu  espalda mientras la derecha se posa con sutileza en tu cintura.

Siento tus manos en mi cuerpo, del cual las llamas de la pasión ya se han apoderado. Mis manos rodean tu cuello, tu sedosa nuca y tu cuello, sintiendo en la palma de mi mano el latido de tu vena

Incremento en la dulzura de ese beso la dosis de pasión que guardo en mi cuerpo sólo para el tuyo mientras mi mano  izquierda baja con sutileza un tirante de tu sedoso vestido.

Siento vergüenza, porque bajo mi vestido no hay nada en la parte de arriba. Tomo aire sintiendo que el oxígeno no llega a saciarme, pues no es aire lo que necesito. Me aprieto un poco contra mi, como si quisiera esconderme, rezando para que la  titubeante penumbra de las velas me ayude un poco con mi vergüenza

Mis labios se apartan de los tuyos y se deslizan lentamente por tu cuello saboreando el dulce sabor que desprende tu tu piel. Los entreabro para atrapar cada milímetro de tu cuello sensualmente

Mis dedos se clavan en tu nuca cuando siento ese roce ardiente, y un torrente de sangre cálida me fluye a flor de piel. Siento el latido de todas y cada una de las venas de mi cuerpo, y un débil gemido rompe el silencio

Escucho el sensual gemido que mana de tus labios y noto que mi pasión se hace más fuerte al oírlo. Mi mano desciende por tu  espalda agarrando tu trasero para pegarte más a mi. Vuelvo a buscar tus labios y me hago paso entre ellos con mi lengua.

Siento bajo tu ropa tu deseo cuando me aprietas contra ti. Un nuevo gemido surge de mi estremecido cuerpo. Mis dedos temblorosos buscan la manera de desabrochar los botones de tu camisa blanca, mientras busco mi respiración en tu boca

Noto el movimiento de tus temblorosos dedos en mi ropa. Cada gemido que mana de tus labios se transforma en mi aliento.. Desciendo el otro tirante sobre tu hombro pasando los labios entreabiertos sobre tu cálida clavícula.

Encojo mis hombros al sentir que vas a desnudarme y vuelvo a gemir con voz tenue cuando me rozas, acabo de desabrochar tu  camisa y mis manos ascienden desde tu firme vientre hasta tus hombros, saboreando con las palmas de mis manos el tacto dulce  de tu dulce y blanca piel

Entreabro los labios al sentir el suave tacto de tus manos recorriendo mi piel desnuda. Bajo un poco más ambos tirantes  tirantes esperando que te decidas a apartar tus brazos de estos mientras vuelvo a beber de tus sonrosados labios.

Me armo de valor y dejo mis brazos caer a los lados de mi cuerpo para permitirte que me desnudes. Bajo la cara, avergonzada

Me fijo en como bajas la cabeza y me doy cuenta de que sientes vergüenza. Dejo caer tu vestido sin mirarte y apoyo mis dedos  en tu mentón instándote a que me mires.
   -No sientas vergüenza...-Te susurro y busco tus labios.

Tus palabras me inspiran confianza, pero aún así me aprieto contra tu cuerpo, estremeciéndome al notar en mis pechos el  roce  de tu ardiente piel, para que no me veas, puesto que no estoy orgullosa de mi desnudez y temo que no me veas hermosa

Noto el calor de tus pechos en mi torso y paso mi mano sobre tu costado rozando uno de ellos sutilmente mientras te beso.

El roce de tu mano en mi piel desnuda nubla mis sentidos. Empiezo a despojarte de tu camisa mientras que con mis pies aparto  el vestido de mis tobillos y me desago también de mis sandalias. Beso tu cuello, dejando en la suave vena latente de este húmedos besos cálidos y aún inexpertos

Dejo escapar un gemido al notar tus labios en mi cuello y me separo levemente de ti intentando no sucumbir a la tentación  de mirarte. Llevo mis manos a mis vaqueros y desabrocho el botón de estos nervioso.

Reacciono por instinto abrazándome a mi misma mientras veo como buscas el cierre de tu pantalón

Desabotono el botón de mis vaqueros y bajo mi cremallera. Me acerco a tus labios y atrapo tu labio inferior entre los míos mientras agarro tus brazos para apartarlos suavemente sin mirarte.

Rodeo tu torso desnudo con mis brazos, clavando mis dedos en tu espalda. Siento mis erectos pezones rozándose con tu piel y casi hasta percibo dolor. Siento entre mis muslos un cálido y denso ardor, que acrecienta a cada segundo

Mis manos se posan en tus caderas y agarro con los dedos la goma de tu ropa interior mientras dejo pasionales besos en tu cuello.

Siento que otra vez está siendo mi primera vez, noto tus dedos en el borde de mi ropa interior y gimo con un hilo de voz

Decido no apartar aún tu ropa interior e introduzco mi mano izquierda por esta, acariciando con sutileza tu vientre. descendiendo instándote a que separes las piernas

Separo un poco los muslos mientras te miro a los ojos, sintiendo que mi corazón se desboca

Noto en mi mano que separas los muslos y me siento lleno de júbilo. Adentro mí mano entre tus muslos sintiendo en mis dedos  la densa calidez que humedece mis dedos. Busco tus labios y los rozo sin besarlos.

Gimo entre tus labios conteniendo mi respiración al sentir el ardiente roce en la parte más intima de mi, la que sola había  tocado yo. La sensación de placer que me produces hace que un escalofrío me recorra las piernas y la espalda, y me sujeto a  ti con firmeza sintiendo que mis rodillas no podrán sostenerme al sentir tal escalofrío de placer

Recorro con lentitud la parte más íntima de ti buscando adentrarme en ella con uno de mis dedos.  Paso la punta de mi lengua sobre tus labios para adentrarme después en ellos.

Me enredo a ti, jadeo en medio de tu beso al sentir como adentras en mi cuerpo con uno de tus dedos. Siento mis rodillas doblarse mientras me aferro a ti con fuerza para no caer. Me siento indefensa, a tu total y absoluta merced, incapaz de  dominar mis propios sentidos

Acaricio el interior de tu densa calidez mientras te agarro la cintura con la mano derecha. Muerdo sutilmente tu labio  inferior.

El placer acrecienta. Tenso mis músculos en busca de más. Pero me quedo quieta sintiendo el dulce mordisco que me das en el labio porque quiero llegar al final de mi placer a bordo de otro tren. Tratando de dominar mi equilibrio desciendo mis manos  por tu espalda, rodeo tu cintura y meto mi mano dentro de tu cremallera, sintiendo un escalofrio al sentir la soberbia   potencia de tu erección a través de los calzoncillos

Dejo escapar un gemido sobre tus labios cuando tu mano roza la parte más íntima de mí. Adentro mi lengua entre tus labios  enredándola con la tuya bebiendo del dulce néctar de tu boca.

Aparto mi mano de tu caliente e íntima piel, y bajo tus pantalones mientras lidio con la locura que me ofrece tu placer

Presiono con la punta de mi zapato derecho el talón del izquierdo para apartármelo y viceversa. Sacudo la pierna para apartar mi pantalón haciendo lo mismo con la otra una vez me he quitado los zapatos.

Beso tu cuello, y voy descendiendo por tu torso; con mis labios voy mordisqueando tu piel, deteniéndome en el suave y pequeño  pezón, acariciándolo sutilmente con mi lengua, mientras mis manos se apostan en tu espalda

Dejo escapar un gemido al sentir tus labios en mi pezón, levantando el cuello hacia arriba cerrando los ojos. Aparto  lentamente mi dedo de tu interior recorriendo con lentitud tu intimidad hasta sacar mi mano de tu ropa interior. La agarro con los dedos dispuesto a descenderla.

Mi cuerpo se tensa. Mis labios ascienden hasta tu cuello. Recorro con mi lengua tu garganta, deteniendome en tu bocado de Adán, mientras mis manos vuelan por tu espalda. Siento como me despojas, y al desnudarme me haces vulnerable

El calor de tu lengua recorriendo mi garganta hace que la respiración se me entrecorte aún más. Aparto de tu cuerpo tu ropa interior. Agarro tus manos y las llevo al borde de mi ropa interior instándote a que me la quites mientras me muerdo el labio inferior

Tomo el borde de tu ropa por cada lado de esta y tiro hacia abajo, despacio, voy apartándola de ti, y me aparto un poco para mirar de soslayo tu desnudez, y en este momento estoy tan absorta en nosotros que ni siquiera recuerdo que yo también estoy exponiendo mi desnudez a tus ojos, a la titubeante luz de las velas

Me despojo al completo de mi ropa interior con ayuda de mis piernas. Me pego a ti y beso tus labios como si de ese beso  dependiera mi vida. Agarro con mi mano izquierda uno de tus pechos apretándolo suavemente

Te beso, queriendo que sientas mi alma en mis labios. Ahora aunque esté desnuda, no me siento indefensa, porque tus brazos hacen que me sienta protegida. Noto como aprietas mi pecho, como todas las terminaciones nerviosas de este reaccionan ante  tan sutil y placentera caricia

Enredo mi lengua a la tuya tratando de redimir en ese beso todos mis pecados, esos que ansío quemar en el fuego de tu cuerpo.  Te tumbo sobre mi brazo descendiendo lentamente mientras me arrodillo para hacer que te tumbes sobre la sábana.

Me tumbo sobre el suelo que siento frío a través de la sábana en mi caliente cuerpo, sintiéndote sobre mi. Busco tus ojos, y los miro fijamente. Veo que estoy a tu merced, que soy tuya, y que así quiero que sea. Sonrío tenuemente, mientras que  la vergüenza me va abandonando aunque aun tengo mis mejillas encendidas, siendo capaz de que me veas tal cual soy

Te miro a los ojos depositando en ellos todo el amor que durante tiempo te he procesado en silencio. Separo tus piernas  con sutileza. Me tumbo sobre ti entre tus piernas aún sin adentrarme en tu interior volviendo a tus labios saboreando la tenue sonrisa que me brindas.

Dejo mis manos en tu espalda sudorosa, la acaricio despacio, sintiendo como resbalan por la fina capa de sudor que la cubre, me entrego a tu beso sintiendo que respirar no me basta, y que apenas tengo oxígeno en mis pulmones

Apoyo las manos a ambos lados de tus hombros y me separo levemente de tus labios para mirarte a los ojos. Siento el cálido aliento que mana tus labios. Te miro a los ojos adentrándome lentamente en ti purgando en tu interior todos mis pecados. Entreabro los labios sintiendo como poco a poco me voy adentrando en la densa calidez de tu cuerpo.

Lleno mis pulmones de aire y lo contengo en ellos cuando siento el inmenso y desproporcionado goce con el que te recibo dentro de mi. Mantengo tu mirada con los labios entreabiertos mientras me recorres por dentro y mis manos bajan hasta tus nalgas.  Cuando llegas a lo mas profundo de mi, aprieto tus nalgas contra mi, subiendo mis caderas, porque tengo la necesidad de llevarte aún mas adentro aunque eso es imposible. El placer me arranca un largo gemido, mientras el aire abandona mi pecho

El gemido que abandona tus labios hace que todo en mi rededor orbite. Siento tus manos en mis nalgas y el movimiento de tus caderas hacia mí. Gimo sobre tus labios y comienzo a mover mi pelvis lentamente sin dejar de mirarte a los ojos. Siento el cálido roce de tu vientre contra el mío desnudo y sudoroso, tu piel contra mí piel, tu mirada contra la mía abrasándome. Siento tu ardiente deseo en la parte más íntima de mí mientras salgo de tu cuerpo para adentrarme una vez más  con más fuerza aunque suavemente. Gimo sobre tus labios sin dejar de mirarte a los ojos.

Con cada nuevo movimiento dentro de mi, un gemido cada vez mas profundo y alto nace de mi garganta. Me concentro en el centro dilatado de tus ojos, mientras siento la fricción de tus caderas en mis muslos. Aprieto tus nalgas con mis piernas y siento una dulce locura quemándome. Esta vez no hay dolor,tan solo placer,un placer sin precedentes a nada de lo que antes había conocido

Siento el cálido roce de tu vientre contra el mío desnudo y sudoroso, tu piel contra mí piel, tu mirada contra la mía abrasándome. Siento tu ardiente deseo en la parte más íntima de mí mientras salgo de tu cuerpo para adentrarme una vez más con más fuerza aunque suavemente. Gimo sobre tus labios sin dejar de mirarte a los ojos.

Tus gemidos encienden aún mas mi fuego. Gimo cada vez más alto, y mantengo tu mirada. Mis manos ascienden y descienden por tu espalda y tus glúteos, tensos al moverte, pero con mis manos no te abarco todo lo que yo quisiera y acaricio tus piernas también con mis pies. El sudor recorre mi vientre y el placer se hace mas intenso al saber que es imposible averiguar si es  tuyo o es mío

 Paso la lengua entre mis labios para después atrapar tu labio inferior en un sensual mordisco mientras  acreciento la fuerza de mis movimientos dentro de ti sintiendo como el sudor se mí espalda resbala y es arrastrado por tus manos.

Intento seguir el ritmo de tus caderas con las mías y las muevo provocándome mayor placer y gimo más fuerte. Por un momento tengo la tentación de mirar lo que está ocurriendo y bajo la mirada unos segundos, viendo a través de los centímetros de separación que hay entre tu vientre y el mío la unión de nuestros cuerpos, y al verlo siento una mezcla de vergüenza y de mayor excitación. Me muevo contigo, sintiéndome cada vez mas cerca del límite de mi placer

Siento los inexpertos movimientos de tus caderas contra las mías, esos que hacen que me vuelva loco perdiendo todos los  sentidos. Paso la lengua entre mis labios para después atrapar tu labio inferior en un sensual mordisco mientras  acreciento la fuerza de mis movimientos dentro de ti sintiendo como el sudor se mí espalda resbala y es arrastrado por tus manos.

Tus movimientos son la causa de mi delirio, me convierto en las tensas cuerdas de una guitarra y mi placer es la música que haces con tu cuerpo. Todos mis sentidos sen concentran en el placer que me das, cuando este asciende, y se.hace más fuerte, cada vez más, y más... Clavo mis talones en el suelo y contengo la respiración, clavo mis dedos en tu espalda, mi cuerpo se contorsiona, convulsiona, y siento el cúlmen definitivo de mi placer, algo como jamás había sentido antes. De mis labios  brota un largo gemido, casi lastimero,seguido de otros mas cortos y entrecortados por la agitada respiración, pues siento que no puedo respirar, y noto como te mueves más deprisa y con embestidas más salvajes mientras mi interior se contrae alrededor de tu sexo en lentos latidos

Escucho tus gemidos cuando alcanzas el culmen del placer. Tus gemidos son música para mis oídos esa música que me hace enloquecer y volverme loco de pasión. Gimo sobre tus labios y acelero el movimiento de mis caderas dentro de ti  sintiendo los latidos de tu placer en mi parte más íntima. Noto como me acerco al clímax y te miro a los ojos. Gimo sobre  tus labios mientras siento como mí placer comienza a derramarse en tu interior haciéndome enloquecer.

Siento el cénit de tu pasión culminando dentro de mi, el manantial de deseo que surge de tu cuerpo, mezclándose conmigo.te miro a los ojos, bebiéndome tus gemidos y tu respiración. Parecemos dos recién nacidos que están aprendiendo a respirar en su nueva vida. Entierro mis dedos en tu pelo mojado por el caliente sudor, notando tu vientre contra el mío. Acerco mis labios a los tuyos, y casi sin aire, buscando aliento en ti, murmuro apenas sin voz
   -Te quiero...

Termino de derramar mi placer en ti y me dejo caer suavemente sobre tu cuerpo pegándome a ti completamente. Te miro a los ojos y dejo un suave beso en tus labios. Aparto el cabello mojado por el sudor de tu hombro dejando un suave beso sobre este. Te miro a los ojos y cuando puedo hablar te susurro con la voz entrecortada.
   -Ahora que he llegado nunca me iré de tu lado.

     -¿Nunca? -te pregunto, rodeándote con fuerza, esperando a que una vez, al decir mi nombre, me hagas una promesa

Paso la yema de mi dedo pulgar suavemente sobre tus labios y sonrío.
   -Nunca, Ever, nunca. 

Te cojo de la nuca atrayéndote hacia mi para besarte, con pasión y ternura

Me entrego a tu dulce beso, un beso inocente y dulce cargado de pasión al mismo tiempo.

Me aparto de tus labios para mirarte a los ojos. Si, son esos ojos grises que ni en sueños podía ver tan de cerca. Te acaricio el rostro y murmuro
   -Quédate conmigo... No te vayas.

   -No me iré.-Te acaricio la mejilla con el dorso de la mano sonriendo y me aparto de ti tumbándome a tu lado sin dejar de  mirarte a los ojos.

Tiro de la sábana y me giro, depositándola sobre mi cuerpo y cubriéndote también a ti. Me abrazo a tu pecho, con fuerza, por  si hubiera algo capaz de arrancarme de ti esta noche, no fuera capaz de hacerlo, y no solo me abrazo a ti con mis brazos,  sino que también con mis piernas

Paso mi brazo sobre tu brazo sintiéndome completo como nunca antes me había sentido porque eres esa mitad que complementa  mi todo.
   -Que descanses, Princesa...-digo con una sonrisa. Tras dejar un suave beso sobre tu dorado cabello cierro los ojos

Sonrío y cierro los ojos tras besar tu pecho
   -Buenas noches... Romeo

Sonrío inevitablemente al escucharte decir eso. Abrazado a ti me siento yo, victorioso y único en el mundo por poseerte.

[Rol del 25.06.2023]

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