"Bésame y demuéstrame que a pesar de ser una estrella no quemas"
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Desperté temprano a pesar de haberme acostado muy tarde. Durante el sueño, tuve pesadillas, pesadillas en las que tenía las manos llenas de sangre, mientras buscaba a Scor a gritos por un laberinto en ruinas Apenas he comido, apenas he vivido. Todo transcurre en un silencio extraño. No quiero ver a nadie, ni hablar con nadie, solo recuerdo las palabras de mi padre, lo que leí en el libro, nombres como Coraline Drescher y su viaje en el tiempo del que nunca regresó, y las palabras de Betsabé Von Dekem afirmando que muy pocas sibilas podían controlar su don. Intento pensar. Día tras día, momento tras momento... Pero las horas pasan y no sé que hacer, ni sé como averiguar como volver a ése futuro y averiguar qué le pasó y cuando fue. Porque si no sé ni una cosa ni otra... ¿Cómo voy a salvarle?
Mi cabeza es un caos. Un tornado del que no puedo escapar, que gira, y gira, me devasta casi tanto como la certeza de que tengo en mi mano el arma para poder salvarle y que no sé como poder usarla. Tras darme una ducha y perfumarme con el perfume que me regaló Alhena, me visto. Hoy me veré con él en la Casa de los Gritos. Hace mucho tiempo que necesito de él, y ahora más que nunca. Me pongo un pantalón corto y un jersey ancho. No me arreglo demasiado, pues no tengo ánimo. Solo dejo mi pelo suelto.
Una vez me he vestido, salgo de Hogwarts y me voy del castillo usando el pasadizo del Sauce Boxeador. Minutos después llego a la Casa de los Gritos, donde enciendo las velas, el fuego, y espero a Scorpius tumbada en el colchón mientras leo un libro.
Dejo el libro a un lado. No puedo ser capaz de leer, ni de concentrarme en nada. Me tumbo en el colchón, sobre la manta, y miro al techo, lleno de manchas de humedad y alguna que otra grieta. Esa casa tosca y vieja se me antoja en ese momento el rostro de un anciano. En su rostro de cemento puedo ver las grietas como si fueran las arrugas, las cicatrices que dejan en la piel la herida del tiempo.
Me doy cuenta de que en aquella...
casa no hay ningún reloj cuyo sonido me recuerde que, inevitablemente, el tiempo pasa. Pero el tiempo, está en todas partes. En las velas que se consumen, en los leños que se van quemando... El tiempo pasa... Pasa. Y nosotros pasamos a través de él
casa no hay ningún reloj cuyo sonido me recuerde que, inevitablemente, el tiempo pasa. Pero el tiempo, está en todas partes. En las velas que se consumen, en los leños que se van quemando... El tiempo pasa... Pasa. Y nosotros pasamos a través de él
Me siento. Me abrazo a mis rodillas y miro alrededor. La luz de las velas y de la chimenea llena la casa de sombras. Sombras confusas, imposibles de definir
Llego hasta la Casa de los Gritos tras recorrer el sendero que me lleva hasta ella y llamo a la puerta.
Oigo que llaman a la puerta. Me levanto de un salto y varita en mano, voy corriendo a abrir la puerta. Abro, apuntando hacia fuera por si fuera algún indeseable
-¿Otra vez tú, Intruso?
Sonrío al verte y apoyo cada una de mis manos a cada lado de los marcos de la puerta.
-Otra vez yo Cassiopeia.
Un escalofrio recorre mi cuerpo cuando me dices eso. Cassiopeia me recuerda que las cosas mortales, no son tan eternas como su fuego. Bajo la varita y retrocedo un paso para que pases
Entro fijándome en el miedo que parece coronar tu mirada. Sonrío y cierro la puerta. Doy un paso hacia delante y acerco mis labios a los tuyos tomándote por la cintura.
-Bésame y demuéstrame que a pesar de ser una estrella no quemas.
Tus palabras hacen que mi cuerpo se estremezca por otra sensación casi tan fuerte como el miedo. Intento sonreír. Acerco muy despacio mis labios a los tuyos, y junto a estos, susurro:
-Yo estoy hecha de fuego... Te quemaré. -rozo tus labios con los míos, quemándome con ellos al hacerlo, y cierro los ojos
Sonrío contra tus labios y cierro los ojos para adentrar mi lengua en tu boca y atravesar así el mundo de los sueños.Enredo mi lengua a la tuya saboreando el sabor de tu dulce beso.
Mis manos acarician tu espalda, a la que me enredo, apretándome contra ti, mientras siento como tu lengua me arrebata el aliento dándome la vida
Tus manos en mi espalda hacen que sienta un sutil escalofrío. Me aparto de ti sin dejar de besarte y me quito la cazadora.
Despego mis labios de ti. Retrocedo un paso y doy contra la pared. Te miro a los ojos y poso mis manos en tu cara, mientras vuelvo a tus labios, sedienta de ti
Saboreo tu lengua con la mía sintiendo como se desborda mi pasión por cada uno de los poros de mi piel. Mis besos se pierden por tu cuello mientras mi mano se aferra a tu muslo.
Por un momento, me olvido de todo. Del tiempo, de la muerte, y hasta de mi nombre. Ahora no hay espacio para nada más, como tampoco queda espacio para el aire entre tus labios y los míos. Me aparto unos segundos y respiro, jadeando
-¿Quemo?
-Quemas...
Susurro sobre tus labios antes de besarlos mientras desabrocho el botón de tus pantalones
Noto tus dedos en el botón de mis pantalones, y siento que tiemblo. Me aferro a ti con fuerza, con mis dedos clavados en tu tu espalda. Respondo a tu beso con la misma pasión con la que tú me besas
Bajo la cremallera de tus pantalones tras desabrochar el botón y comienzo a bajarlos sin dejar de besar tus labios.La urgencia de mí que manifiestas me sorprende, pero me dejo llevar por ella. Necesito de ti tanto como tú de mi, y mientras tus labios permanecen unidos a los míos, siento el roce de mi ropa en mis muslos con un escalofrio excitante
Aparto los pantalones de tus piernas mientras tú me ayudas a hacerlo. Bajo mis labios por tu cuello besándote apasionadamente
Mis dedos se enrredan a los botones de tu camisa. Poco a poco, consigo desabrocharla, y acaricio tu pecho, rozándolo con mis dedos, percibiendo a través del tacto el calor de tu piel sedosa y caliente. Mis manos están frías, tal vez porque allí, en ésa casa abandonada, junto a la puerta de la misma, hace frío
Siento que ardo al sentir tus manos sobre mi pecho y agarro el bajo de tu jersey comenzando a tirar de ello hacia arriba.
Me aparto de ti, levantando los brazos para dejar que me quites el jersey, sintiendo como el frío del ambiente contrasta con mi piel ardiente
Aparto el jersey que rozaba tu piel sin mi permiso y te sonrío. Mientras vuelvo a tus labios mis dedos se pierden en el broche de tu sostén.
Beso tu cuello, rozándolo con mi lengua mientras echo hacia atrás tu camisa. Esta se desliza por tus brazos, cayendo al suelo y yo acaricio tu espalda tersa, en la que puedo sentir un rastro de frio en tu piel erizada
Me muerdo el labio inferior al contacto de tu piel con mi piel y tras desabrochar tu sujetador lo aparto de tu cuerpo.
Apoyo mi espalda en la pared, con mis manos en tus hombros. Te miro a los ojos, sintiendo en ellos el fuego de la pasión. Mi cuerpo se tensa, ahora que está casi indefenso ante el tuyo. Desciendo mis manos por tu cuerpo y alcanzo el cierre de tu pantalón
Noto tus manos en el cierre de mi pantalón y siento que el fuego aumenta aún más en mi hasta quemar mi piel. Acaricio tus labios con la punta de mi lengua para después adentrarme en ellos.
Me aprieto contra ti. Siento el roce de tu piel en mis pezones, y hasta percibo dolor en estos. Un gemido se ahoga en tus labios, donde finalmente muere. Me aparto de tu boca unos segundos y busco tus ojos, mientras mis manos se posan en tus mejillas
Me aprieto contra ti. Siento el roce de tu piel en mis pezones, y hasta percibo dolor en estos. Un gemido se ahoga en tus labios, donde finalmente muere. Me aparto de tu boca unos segundos y busco tus ojos, mientras mis manos se posan en tus mejillas
Sonrío dulcemente y tras morderme el labio inferior beso nuevamente tus labios mientras mis dedos agarran el borde de tu ropa interior.
Tras desabrochar tus pantalones, dejo que estos se deslicen por tus piernas. Con la ayuda de mis pies, me quito los zapatos, y te miro, esperando a que me desnudes del todo
La lascivia que besa tu mirada hace que sienta que mi pasión me hace arder.La respiración se me entrecorta y entreabro los labios mientras comienzo a deslizar la ropa interior por tus piernas
Te miro a los ojos mientras siento como mis muslos se estremecen con el roce de mi ropa interior. Mi desnudez me vuelve vulnerable y temerosa, tiemblo levemente mientras siento como la excitación que me quema entre los muslos se apodera de mis otros cinco sentidos, convirtiéndose en el sexto, el único, el que ahora ocupa todo mi tiempo y mi espacio
Beso tus labios saboreándolos con pasión mientras mis manos recorren los costados de tu suave cuerpo desnudo para después agarrar uno de tus pechos.
Un gemido nace en mi garganta cuando siento tu mano sobre mi pecho. Estremecida y sacudida por la herida mortal del placer ésa caricia me causa, te miro a los ojos suplicando que acabes con mi agonía. Mis manos recorren tu espalda, descienden hasta tu ropa interior, y empiezo a bajarla mientras acaricio tus firmes glúteos
Tenso los músculos de mi cuerpo al sentir tus manos en mis glúteos y me muerdo el labio inferior mientras te ayudo a bajar mi ropa interior
Te miro, con los labios entreabiertos, muy cerca de los tuyos. Rozo tu nariz con la mía, me aprieto contra ti mientras mis dedos aprietan tus nalgas
-Ayúdame a olvidarme de todo... -te ruego, mientras pienso en aquellas cosas que ni siquiera en ése momento, soy capaz de olvidar
Agarro tus muslos y te tomo en mis brazos separando tus piernas al hacerlo y te miro a los ojos mientras empiezo a adentrarme en ti muy despacio. Gimo contra tus labios antes de besarlos.
Contengo mi respiración mientras me abrazo a ti con fuerza. Siento como adentras en mí, milímetro a milímetro, llenándome de ti con una dulce sensación de placer que eriza el vello de mi piel y que tensa todos mis músculos. Un gemido roza tu cuello,cuando al mover mis caderas contra ti, llegas a lo más profundo de mi ser, produciendo un delicioso placer
Noto que llego a lo más profundo de tu ser, a lo más cálido de tu cuerpo. Mis manos se aferran a tus muslos y busco tus labios mientras comienzo a moverme en tu interior.
No hay tiempo. No hay horas, ni minutos, ni segundos... No hay tiempo que nos queda, ni que nos falte, solo hay un instante, un instante único, perfecto, el instante en que tú y yo dejamos de ser tú y yo para ser una sola persona. Noto como te mueves dentro de mí, como el placer recorre mi cuerpo, como me estremezco con cada movimiento que me arranca un gemido de placer que muere entre tus labios, los cuales beso, saboreo, disfruto... Te miro a los ojos, para hacer el amor contigo no solo con mi cuerpo, sino también con mi mirada
Tu mirada clavada en la mía, mi cuerpo en el tuyo y tu alma en la mía. Mi corazón contra el tuyo, mi vientre contra tu vientre. El placer que me proporciona tu hermoso cuerpo me enloquece. Acaricio tus muslos al apretarlos mientras recorro tu interior con sutileza sintiendo como el sudor se resbala por mi nuca tras besar mi cabello.
Clavo mis dedos en tu espalda mientras me tenso, sintiendo como el placer acrecienta. Cierro los ojos, apoyando mi cabeza en la pared, alzando el mentón para mostrarte mi cuello, deseando que lo poseas con tus labios, en un beso inmortal, como el una sedienta criatura de las tinieblas que se une a su víctima para convertirla en su igual, en una comunión eterna
Mis labios se pierden por tu cuello donde dejo suaves mordiscos saboreando el sabor de tu sudor y del perfume que llevas. Muevo las caderas con sutileza mientras aprieto tus muslos con fuerza.
El placer se hace más intenso. Regreso a tus labios, los cuales saboreo, mientras siento como mi cuerpo va sucumbiendo lentamente al tuyo. Te miro a los ojos mientras que mis gemidos se hacen cada vez más intensos, porque no quiero reprimirlos pues esa es la casa de los Gritos, allí nadie me impedirá gritar de placer si quisiera hacerlo... Te aprieto contra mí mientras muevo mis caderas al ritmo de las tuyas, con mis talones presiono tus nalgas, arqueo mi espalda contra la pared y araño tu espalda sintiendo que estoy a punto de alcanzar el cénit de mi placer
Percibo en tus gemidos al mismo tiempo que noto en tus movimientos que tu placer está a punto de culminar. Muevo mis caderas con precisión, despacio y violentamente aunque suave al mismo tiempo. Aprieto la suave piel de tus muslos mientras muerdo tu labio inferior.
Unos segundos, apenas unos segundos y noto como mi cuerpo se estremece cuando haces que mi placer llegue a su propio límite. Un gemido abandona mis labios mientras siento como me quedo sin aire al sentir la lentitud con la que transcurren esos veintiun segundos de gloria en los que siento como todo mi interior se estremece, al mismo tiempo que una dulce calidez te acaricia dentro de mí
Siento tu placer concluir dentro de tu cuerpo, la cálida densidad que abraza mi sexo, el sutil latido que acompaña el culmen de tu placer y aumento el ritmo de mis caderas sintiendo que mi tiempo acaba en ti y para ti. Gimo contra tus labios sintiendo como poco a poco mi placer comienza a derramarse dentro de ti.
Tu orgasmo es para mí como si volviera a sentir lo yo misma.Disfruto de la sensualidad apasionada en tus violentas embestidas finales, del sonido de la voz quebradiza que se escapa entre tus gemidos, del sudor que besa tu piel bajo mis manos, de tus sensuales gestos, los que tan hermosos y excitantes se me antojan. Sostengo tu mirada, deleitándome del placer que leo en tus pupilas dilatadas
Derrotado ante la batalla que tu cuerpo ha lidiado con el mío te miro a los ojos aún con los labios entreabiertos
-Te quiero
Tus palabras hacen que una sonrisa se aparezca en mis labios... Pero esa sonrisa se esfuma en cuanto recuerdo aquella frase que me dijiste aquél dia para jurarme amor... La misma que yo, dentro de diez años, pondré en una corona para dejar en tu frío sepulcro. Mis manos van hacia tu rostro, mientras las lágrimas llenan mi mirada
Me percato de las lágrimas que besan tu mirada y beso tus labios.
-¿Qué te pasa?-Susurro aún con la voz rota por el placer.
Acaricio tus labios con la yema de mi dedo pulgar
-Prométeme que no vas a irte nunca... -las lágrimas ruedan por mis mejillas
Siento un escalofrío cuando dices eso. Esas palabras erizan el vello de mi piel desnuda.
-Ever... ¿Por qué dices eso?
Me abrazo a ti, con fuerza, escondiendo mi rostro y mis lágrimas en tu cuello. Aún te tengo dentro de mí, y no quiero que te vayas, que abandones esa proximidad. Sé que no podré tenerte más cerca de mí que ahora
-Porque tengo miedo... -murmuro-
-¿Miedo a qué?
Acaricio tu cabello y beso tu mejilla.
-Ever... Si tienes miedo a perderme no lo tengas porque no me iré nunca.
Te miro, desenterrando mi rostro de tu cuello
-¿Y si fuera algo más fuerte que tú mismo?
Tus palabras me hacen sentir de nuevo un escalofrío que trato de disimular.
-Bah, no hay nada más fuerte que un Malfoy.
Acaricio tu pelo sudoroso entre mis dedos, mientras mi pecho sube y baja con la respiración aún agitada
-No digas eso...
-¿Por qué? -Frunzo el ceño sonriendo.- ¿Acaso es mentira?
Niego con la cabeza
-No hay nada más grande que tú...
El escalofrío que ahora recorre mi cuerpo es extremo, más aún que el propio miedo. Siento que mi amor por ti se desborda por cada poro de mi piel.
-Acabas de matarme... -Sonrío.-
Mis dedos se deslizan por tu pelo hasta tu nuca, donde se posan
-Tú lo has hecho hace unos minutos... Tenía que vengarme.
Murmuro, aunque no puedo evitar que cuando menciones que acabo de matarte, vuelva a sentir un escalofrio
-Pero...Te prometo que sea como sea y pase lo que pase... No dejaré que te pase nada malo. Te lo juro.
-Ever...
Murmuro sintiendo inquietud por tus palabras.
-¿Por qué dices eso?
-No me hagas preguntas... -Sonrío tristemente- Sólo bésame y demuéstrame que aunque seas una estrella, no quemas...
Sonrío sintiendo un escalofrío por tus palabras y acerco mis labios a los tuyos cerrando los ojos para besarlos dulcemente.
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