Tiempo de más. Tiempo de menos.
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Segundos. Minutos. Horas. Días. Semanas. Meses. Años. Lustros. Décadas. Siglos. Milenios. Eones... Tiempo. Da igual como lo llames, como lo sientas... Siguen siendo dias de más, tiempo de menos. Todo avanza hacia delante para dejarnos atrás. Lunas que suceden a soles, universo. Sentada en mi cama, abrazada a mis rodillas, escondida del mundo que quiere esconderse de mí, contemplo las manecillas del reloj. Se mueven. El Tiempo se mueve.
No parpadeo. Apenas me muevo. Solo observo el reloj, su sonido, el latido del corazón del mundo palpitando hacia el futuro. Morimos lentamente mientras vemos avanzar los relojes. Contemplamos el tiempo y no nos damos cuenta de que el tiempo ni siquiera nos ve a nosotros
Hoy es lunes 28 de Octubre de 2023. Un día anterior a ése futuro que quiero romper sin saber cual es. Y todavía no sé cuanto tiempo me queda.
Aquél sábado pude volver a sonreír entre sus brazos. Morir de placer para nacer de nuevo en su cuerpo. Nuestros cuerpos desnudos...
eran la promesa de una eternidad que un futuro acechante quería convertir en muerte. Lloré porque le tenía y no sabía durante cuanto tiempo más podría tenerle. Por eso besarle a cada segundo era como si no fuera un beso más, sino como su fuera un beso menos. Tras ese encuentro pasional y fugaz en el zaguán de la vieja Casa de los Gritos, retamos al tiempo que quería retarnos a ser más fuerte que nosotros y que nuestro amor. Sobre aquél colchón junto a la chimenea, dejé que sus manos rediseñaran mi cuerpo, perfilando cada contorno, recorriendo cada tramo, descubriendo cada parte de mí que hasta yo mismo desconocía. Quise que el placer de tenerle lo ocupara todo, que me hiciera olvidar que no tenía tiempo, sus manos, sus labios, su cuerpo perfecto bañado por la luz del fuego, sus palabras sensuales y llenas de pasión susurradas al oído mientras me recordaba aquellas cosas extraordinarias que podía hacerme sentir solo con el dulce roce de sus dedos, me ayudaron a no recordar, pero no a olvidar. La noche se alargó hasta el amanecer, me hizo el amor con sus manos y con sus labios, con el trémulo y pecaminoso roce de su lengua entre mis muslos, mientras yo aferraba sus cabellos con ansia, enseñándole a conocerme y logrando que lo hiciera incluso mejor de lo que yo me había conocido jamás... Pero no podia olvidar, que ese cuerpo cálido tan dulcemente amado, el que tantas veces había soñado y deseado, estuviera a esa corta y lejana distancia... Apenas dos metros bajo el suelo que me impidieran abrazarle. Ni siquiera cuando su cuerpo tendido en el colchón, temblaba de placer a merced del mío mientras yo buscaba el placer mutuo pude olvidarlo... Ni cuando me tumbé sobre él rendida y exausta, pero pletorica triunfal, ni cuando le besé en los labios y volvi a jurarle que nunca dejaria que le ocurriera nada... Ni siquiera en ése momento lo olvidé
Y así fue como me olvidé de todo menos de que él iba a morir...Me quede dormida sobre su pecho, y no desperté antes del amanecer. Hogwarts amanecido sin mí, pero él había amanecido conmigo. La rebeldía de dos Slytherin era más fuerte que cualquier norma.
-No te vayas,quédate conmigo... Total, ya has perdido al menos treinta puntos.
¿Y qué mas daban treinta puntos? ¿Cien? Que me los quitaran todos. Me daba igual.
Por eso me quedé allí, a desayunar con él en las Tres Escobas, a recorrer el pueblo cogidos de la mano, a volver a las Tres Escobas a la hora de comer... Y así hasta que por la tarde nuestros destinos volvieron a separarse Una despedida... Corta, demasiado corta para que pudiera ser la despedida final, porque ahora más que nunca vivía cada dia como si fuera el último. Besos tras besos, o uno que no acababa de terminar nunca. Y un consejo tras otro: ve a ver a tu amiga Rose, no abandones a tus amigos, no les dejes sin ti y aprovecha todo el tiempo con ellos... Habla con tus padres, ama a tu familia... Y me di cuenta de que estaba hablándole para que dejara todo hecho... Para que no dejara nada inconcluso si algún día se hacía el último. Y entonces me fui de vuelta a Hogwarts, con mis cincuenta puntos menos para Slytherin por el que me odiarian todos mis compañeros, pero con 16 horas de más a su lado por ése tiempo de menos que nos restaba el futuro... Y el nudo en la garganta acabó desaciéndose en forma de lágrimas cuando él ya no podia verme, y me senté en el suelo apoyada en el tronco de un árbol para sollozar, rogando hasta a Dios que si de verdad estaba ahí, me escuchase y no dejara que este adiós, fuera el adiós definitivo.
Y allí, encerrada en mi dormitorio, veo pasar los minutos... Esperando a que estos me digan que puedo hacer para parar el tiempo
Tiempo de más... Tiempo de menos...
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