"No me dejes ir..."
Posted in Ever Dawson, Roles, Scorpius Malfoy
"No me dejes ir..." Aquella frase escalofriante se me ha aparecido en sueños toda la noche. En ella percibía miedo. Miedo a desaparecer, a irse a ése lugar tan lejano al que nadie pueda seguirle... Era su voz, susurrante y cálida cerca de mi oído. "No me dejes ir..." Todos mis sueños llevan puesta una capa negra y un nombre bordadado en ella: el suyo. "No... No te dejaré ir. Y si tienes que irte, entonces me iré contigo..." Pero entonces su voz regresaba. "No... Ella te necesita"
"Entonces no te dejaré ir..." Pero en mis manos sentía las suyas, y la fuerza se iba de estas al sostenerme, mientras yo me quedaba sin ellas para seguir sujetándole. Entre mis dedos, los suyos se escurrían, y de pronto mis manos estaban vacías. Yo me las miraba, mientras gritaba desesperada... Todo estaba en mis manos. Y había fracasado. Todo era culpa mía...Y así despertaba de nuevo, con las lágrimas bañando mi cara, las cortas uñas clavadas en las palmas de mis manos, el cuerpo bañado en sudor, y aquella palabra en mi mente: "No me dejes ir..."
Pero despertaba y segundos después, aliviada porque era solo un sueño, volvía a dormirme, para volver a soñar. A veces le abrazaba y al abrir los ojos ya no estaba. A veces le escuchaba pedirme ayuda a lo lejos y yo no podía encontrarle, a veces estaba muerto entre mis brazos... Pero fuera como fuera, en mis sueños siempre le oía suplicarme lo mismo: "No me dejes ir..."
Dormí hasta muy tarde. Arya, Herea y Waldorf me llamaron, pero aunque las oí, no pude hacerles casos. Estaba demasiado cansada. Me perdí todas las clases de la mañana, y por suerte, Slughorn no fue muy duro conmigo cuando me llamó a su despacho. No me quitó puntos, pero mi...
querido y amable profesor, se mostró preocupado por mí. Insistió en si había algo en que pudiera ayudarme, y dije que no, porque no iba a darme los ingredientes que necesitaba para que Brand me hiciera ésa poción que necesitaba.
Salí de Hogwarts en cuanto pude. Si no fuera por las ganas de volver a verle otra vez, me habría quedado en la cama. Estoy agotada, como si hubiera recorrido a pie una larga distancia cuesta arriba, sin descanso, sin alimento, y a pleno sol. Había leído en ése libro de Von Dekem que era un síntoma habitual en las Sibilas. La energía usada durante el viaje era tanta que el cuerpo se quedaba apenas sin recursos. Como alternativa, se recomendaba el consumo de chocolate. Pero a mí no me había hecho demasiado efecto la tableta y media que engullido a lo largo del día. No me encuentro demasiado bien para estar en aquél banco, hace frío, y más aún para mí. Decido ir directamente a la Casa de los Gritos, a esperar a Scor, ya que mi padre me escribió diciéndome que no podría venir el viernes, pero que me visitaría el sábado sí o sí. Al llegar a la Casa de los Gritos, le envío a Scor mi patronus para que sepa que le estaré esperando ahí
Una vez he llegado a la casa, me quito el anorak y el gorro de lana, dejo ambas cosas en una silla, me quito las botas y me tumbo en el colchón, de lado, encogida al calor de la chimenea que enciendo nada más llegar, mientras le espero Tengo la varita sujeta en la mano derecha, pero sin firmeza. Mis dedos se quedan laxos a medida que el sopor se apodera de mí lentamente, hasta que me quedo dormida
Llego a la Casa de los Gritos tras recorrer el camino que me lleva hasta ella y llamo a la puerta.
Permanezco dormida, entre sueños escucho unos golpes lejanos que retumban. Proceden de una tumba inmensa cuya lápida araño con los dedos
Al ver que no me abre vuelvo a llamar a la puerta pero tampoco responde.
"Tal vez no haya venido hoy aquí" Pienso pero me parece extraño por lo que decido abrir la puerta. La veo tumbada sobre el colchón, parece estar dormida. Asustado me acerco a ella y me pongo de rodillas a su lado. Agarro su brazo y la muevo suavemente.
-Ever...
Quiero levantar esa lápida. Pero mis dedos no pueden hacerlo. Esta empieza a desquebrajarse, a hundirse en un abismo negro cuyo fondo no logro ver, y del que procede la misma voz, la misma frase: "No me dejes ir..." Y entre tanta oscuridad la misma voz pronuncia mi nombre. O me dice "Nunca", como respuesta a ese "No me dejes ir". Y entonces abro los ojos, me doy cuenta de que estaba soñando
-No... No te dejaré ir... -murmuro, aun entre sueño y realidad
Frunzo ligeramente el ceño al entender perfectamente el susurro que escapa de entre tus labios.
-¿Ever?
Oigo su voz y me vuelvo. Veo su rostro. Una sensación de alivio recorre todas mis venas
-Scor... -exclamo mientras me lanzo a tus brazos- Scor...
La forma en la que me abrazas me hace sentir inquietud nuevamente. Te rodeo con mis brazos y te aprieto contra mí.
-Estoy aquí mi niña...-Beso tu mejilla.
Mi cuerpo estremecido recibe tu calor como si llevara muchos años en invierno. Recuerdo lo que viví ayer, aquello que viviré si fallo. Un nudo cierra mi garganta. Tu ausencia se siente tan grande allí, que hasta me la traigo a mi presente, y aún ahora, que te tengo a mi lado, te echo de menos
-Te necesitaba tanto...
-Ya veo ya...-Río nervioso.-Últimamente parece que todas me necesitáis mucho.-Te aprieto contra mi y vuelvo a besar tu mejilla.-
Te miro, apartándome. Noto un dejo de preocupación en tu voz y decido sonreír
-¿Cómo que todas?
-Alhena...-Sonrío.-El otro día vino a verme y parecía que llevaba sin verme años...
Trago saliva. Sonrío. Dabney me hace caso, a fin de cuentas
-¿Cuánto tiempo llevabas sin verla? -cojo tus manos, y tiro de ti para que te tumbes a mi lado
Seguido por el impulso de tus manos me tumbo a tu lado y te miro.
-Hace algunos meses quizá pero no sé... Parecía que se quedó muy tranquila al verme... Parecía la reacción de alguien que no pensaba que podría volver a verme.-Me alzo de hombros.
Me muerdo el labio. Hago un enorme esfuerzo por mantenerme estoica, por mantener una sonrisa que no percibo en mis labios más que por una tirantez en estos. Le estoy preocupando...
-Eso es porque te quiere mucho... -aparto un mechón de pelo de tu frente, y pongo los ojos en blanco al decir-: Eres "su rubito"
Sonrío dulcemente y acaricio tu mejilla.
-Debe de ser por eso si, soy el chico al que todas las chicas quieren.-Bromeo.-
Pongo una mueca divertida en la que expreso lo que me desagrada eso
-Malditas zorras... -exagero-
Río.
-Vamos Ever... Son mis amigas. Un día de estos iré a ver a Rose, que la tengo muy abandonadita con lo que yo la quiero.
Recuerdo a Rose, ayer... O mañana, no sabría como definirlo. Su jovialidad se mantenía a duras penas sin ti. Trato de desatar el nudo de mi garganta
-A Dabney y Weasley las saco del grupo de "Las Malditas Zorras" -acaricio tu mejilla- Pero...No descuides a tus amigos, Scor...
Tus palabras hacen que sienta un escalofrío.
-No lo hago a propósito Ever... Es sólo que tengo mucho estudio acumulado...
-Lo sé... Lo sé... -acaricio la línea de tu mandíbula con la yema de mi dedo- Pero tus amigos estarán siempre a tu lado. No eres capaz de imaginarte como te quieren... -susurro, pensando en como estaban Dabney y Rose de desoladas diez años después
Trago saliva de nuevo sintiendo un escalofrío.
-Siempre he pensado que me adoran pero... ¿Por qué dices eso?
-Simplemente lo sé... -murmuro quedamente. Me fijo en que no te has quitado la cazadora y bajo la cremallera de esta- ¿No tienes calor?
Me alzo ligeramente de hombros.
-No, será que me has dejado helado.-Río.-
Sonrío por lo que dices, aunque es una sonrisa fingida. Intento que una broma suavice el instante, mientras te miro a los cálidamente
-Y yo que creía que era al revés...
Sonrío.
-Siempre es al revés... -Acaricio el dorso de tu mano con las yemas de mis dedos.-En cambio hoy...
Y yo que precisamente quiero apartar de ti todo el frío del mundo... Te estoy arrastrando a mi tormento, y no quiero eso. meto mi mano bajo tu cazadora. Desabrocho algunos botones de tu camisa y poso mi mano en tu pecho, sobre tu corazón, cuyo latido busco. Recuerdo el anterior fin de semana, cuando después de hacer el amor, me permitiste escuchar tu corazón para que te contara que me decía.
Sonrío ante esa caricia de tu cálida mano en mi pecho. Beso tu cabeza.
-¿Qué te dice mi corazón en este instante?
Sonrío
-Que me quieres mucho... -Murmuro, mirando el gris oceáno de tus ojos. "Y que no te deje ir..." pienso-
Sonrío con intensidad y beso fugazmente tus carnosos y suaves labios.
-¿Y qué más?-Acaricio tu cuello con la yema de mi dedo.-
La caricia de tus dedos me estremece. Noto en mi mano el sonido de tu corazón. Como si este me hablara en su propio lenguaje un código morse que solo yo entiendo, escucho cada uno de sus latidos como si fueran una oda a nuestra existencia
-Que vas a estar a mi lado siempre... -acaricio tu mandíbula con mis labios- Siempre...
Sonrío ampliamente piensas acaricio tu suave cabello.
-¿Y qué más?
Te miro a los ojos. Tu latido es el redoble de un tambor, cuyo sonido es el anuncio de una guerra contra el tiempo. Un nudo cierra mi garganta. Sonrío
-Es un secreto...
Frunzo ligeramente el ceño.
-¿Mi corazón tiene secretos conmigo?-Sonrío.-Vaya pues si que es traicionero...-Bromeo.-
Río y me muerdo el labio
-Es conmigo con quien no tiene que tenerlos... Contigo si puede -siento que mi mano, o tu piel, suda en tu pecho.
Noto los pequeños cambios de tu latido al hablar, al reír... La vida y ese pequeño gran milagro, en sus más mágicas manifestaciones
-Y... Háblame de ti, de tus días...
Sonrío.
-¿Mis días? El día de hoy ha sido terrible...-Me quejo chascando la lengua contra el paladar.-He estado haciendo una práctica en San Mungo bajo la tutela de un Sanador y me han mandado más libros... -Finjo un llanto.
Sonrío por lo que haces
-Oh. Qué sexy... ¿llevabas bata? -elevo una ceja, con gesto pícaro.
-Que va... No me han dado bata...-Vuelvo a quejarme.-A la próxima supongo que si porque tengo que ir a ver a un muerto...
A pesar de todo, rompo a reír a carcajadas
-¿Un muerto?
-Lo que oyes...-Digo sin reír a pesar de que tu jovial risa siempre se me contagia.-Un muerto del depósito... Sólo de pensarlo se me pone la carne de gallina Ever..
Trago saliva, la sonrisa se me borra de golpe. Noto como si el aire no me llegara a los pulmones, pero intento disimular
-Bueno, vas a ser sanador... Tienes que pasar por eso -acaricio tu pecho, sintiendo el vello de este en las yemas de mis dedos-
Una corriente de electricidad invade mi cuerpo.
-Uy, me haces cosquillas.-Te guiño un ojo sonriendo.- Ya lo sé nena...
Sonrío y me incorporo sobre ti, apoyándome en mi codo. Deposito un beso cálido, con los labios entreabiertos, sobre tu pecho, con el que quiero traspasar tu piel para poder besarte el corazón, cuyo latido, el cual se acelera repentinamente, golpea mis labios. Levanto el rostro te miro a los ojos
-Con esto se curan las cosquillas...
-Un beso lo cura todo.-Sonrío y acaricio tus labios con la yema de mi dedo pulgar.-
"Si un beso lo curase todo, en mi futuro, no estarías muerto, pues te habría curado de la mismísima muerte".
Me acerco a tu boca y dejo en ella un beso que me alivia el alma, y me condena el cuerpo
-Cúrame, entonces...
Sonrío contra tus labios y apoyo mi mano sobre tu nuca sintiendo en el dorso de la misma la suave calidez de tu hermoso cabello, se por el que proceso una gran devoción. Mis labios acarician los tuyos y los entreabro al mismo tiempo que cierro los ojos para saborearte.
Tu mano en mi pelo, el que no existirá cuando tu no existas, me estremece mientras bebo de tu boca ese elixir de vida y tiempo. La caricia de tu lengua en la mía, hace que mi corazón también se desboque. Paso una pierna por encima de ti hasta posarme sobre ti, a horcajadas sobre tus caderas, mientras poso mi mano en tu mejilla sin dejar de besarte
La húmeda caricia de tu lengua en la mía hace que me estremezca. Mi mano ejerce presión sobre la suave piel de tu nuca mientras los suaves mechones de tu cabello acarician el dorso de la misma. Bebo de tus labios la eternidad que estos me brindan cuando cada vez que los rozo siento que mi vida termina para dártela a ti.
Me aparto de tus labios para mirarte a los ojos. Tras todo el día agotada, ahora de pronto siento que tengo fuerzas para ti. Me siento sobre tus caderas y me quito el jersey. Me aparto el pelo, echándomelo sobre el hombro, y vuelvo a incorporarme sobre ti
-Aún es pronto... -sonrío antes de mordisquear tu labio inferior con una sonrisa-
Me incorporo con una sonrisa pícara en mis labios. Mis manos se aferran a tu suave cintura sintiendo en esta el tacto de tu cálida y suave piel. Recorro tu cintura con mis manos como si esta fuera un instrumento musical y tus labios fueran las notas musicales a las que doy vida con mi beso.
Me estremezco con ésa caricia de tus manos, que moldean mi cuerpo como si este fuera un pedazo de arcilla que tu conviertes en mujer... Porque por ti soy una mujer, la cual será para siempre tu mujer... En la vida, y en la muerte
Mis manos continúan deleitándose en esa caricia plasmando tu piel en cada milímetro de las palmas de mis manos. Tu cuerpo se me antoja un lienzo en blanco al cual doy color con las líneas de mis manos. Una de mis manos aventurera agarra con sutileza uno de tus pechos y lo aprieta suavemente mientras ahogo un gemido en tus labios los cuales beso con pasión. (Continuación)
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