sábado, 28 de diciembre de 2013

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Origen

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Tras cenar en compañía de mi padre, entro al baño y me doy una ducha. Con el pelo mojado pero ya peinado y enjuagado, subo arriba envuelta en el albornoz, y abro mi armario buscando algo apropiado que ponerme. Me pongo un vestido negro de punto, ancho de arriba, y con la parte de abajo ajustada, con cremallera detrás. Me pongo unas botas hasta poco más arriba de las rodillas.

Me termino de secar el pelo, y apenas me maquillo. Solo un poco de rubor en las mejillas. Cojo un bolso negro en el armario y no me olvido  de meter en esta el frasco de mi poción. Me pongo una cazadora de cuero y salgo de mi habitación, bajando la escalera. Despido a mi padre, que está sentado en el sillón. Ya le he dicho mi intención de quedarme a dormir en casa de Scor y aunque no le gusta la idea, lo ha aceptado. Me dice varias veces que tenga cuidado, y me mira como si realmente me estuviera perdiendo. Siento un escalofrío al despedirle, recordando nuestra conversación de ayer. Me sonríe con dulzura y me voy de allí

Ya abajo, y utilizando el Traslador, llego al Callejón Diagón, y me dirijo a la casa de Scor. Poco después me detengo delante de la puerta su casa, esperando a que me abra.


Escucho que llaman a la puerta y guardo la carta que acabo de recibir de Aúrel vía lechuza de nuevo en el sobre. Me pongo de pie y abro. Al hacerlo sonrío al verte.
   -Ever... Estás preciosa. 

Sonrío al verte. Entro a la casa y dejo un beso en tus labios
   -Tú si que estás guapo... -murmuro, y te tiendo el paquete de de papel que llevo en la mano- Toma, os he traído empanada que ha sobrado... -te digo-. Para que comáis o cenéis mañana...

Cojo el paquete que me tiendes.
   -Muchísimas gracias mi niña... -Sonrío y beso tus labios, después abro la puerta del todo.-Pasa


   -De nada... -sonrío, mientras me quito la cazadora al entrar. 
Una vez llego al salón, dejo esta sobre el respaldo del sillón y me coloco el cuello del jersey, por el que se asoma mi hombro-

Te miro y me muerdo el labio inferior.
   -¿Qué tal estás? ¿Quieres tomar o comer algo?


   -No... No tengo hambre -murmuro y me acerco a ti sonriendo y rodeo tu cuello- O si, no sé... -me muerdo el labio-.


   -¿Tienes hambre de mí?-Susurro contra tus labios y muerdo con suavidad tu labio inferior. Apoyo mis manos en tu cintura.


Echo un poco la cabeza hacia atrás, humedeciéndome los labios. Si pudiera decirte lo que de verdad siento, te lo diría: Que tengo miedo, miedo a que hoy sea el último día, a que dentro de poco llegue enero y te arranque de mis brazos
   -¿Tú que piensas?

   -Yo pienso que si...-Susurro contra tus labios y te llevo contra mí sonriendo pícaramente.- ¿Estoy equivocado? 


Sonrío. En mis ojos permanece apostada esa tristeza que vive conmigo desde que me encontré con ese futuro al que cada vez me aproximo más
   -No... -susurro, despacio, y cierro los ojos para respirar tu olor, apoyando mi nariz en tu cuello, hundiendo en él mi rostro. 
No quiero que veas mi tristeza... solo quiero olvidarme de todo menos de ti y de ahora

Beso tu cabello con suavidad y bajo mi mano por tu espalda, la apoyo en tus riñones.
   -Bésame...-Susurro cerrando los ojos.


Mis labios te rozan el cuello mientras ascienden hasta la línea de tu mandíbula, buscando tus labios para poseerlos con una mezcla de pasión y dulzura


Entreabro los labios muy despacio al mismo tiempo que cierro los ojos. Me dejo llevar por tu beso, por la calidez de tus labios, por la suavidad de tu lengua que se hace paso entre los míos. Enredo mi lengua a la tuya recorriéndola suavemente.

Un escalofrío recorre mi espalda, de forma lenta y casi dolorosa. Cuando siento tu lengua abrazada a la mía, todo lo demás pierde sentido, incluso el suelo que tengo bajo mis pies. Mis manos sobre tu nuca, hacen que mis dedos se enreden en tu pelo

Siento la suavidad de esa caricia en mi nuca como un sutil escalofrío que asciende y desciende al mismo tiempo por todo mi cuerpo, incluso también por mi alma. Mis manos se deslizan poco a poco por tu cuerpo hasta aferrarse a tu cintura

Tus labios me tienen atrapada, me han condenado a ti, a esa dulce condena de la que nunca quiero ser liberada. Me aparto de tus labios sintiendo que me duelen los míos al hacerlo, y te miro a los ojos. Me inclino un poco, estirando la mano para coger mi bolso, mientras sostengo tu mano y tiro de ti
   -Vamos dentro... -camino de espaldas, retrocediendo, en dirección a tu dormitorio

Sigo tus pasos sin dejar de mirarte a los ojos mientras te sonrío. Tus pasos guían los míos y me siento un recién nacido que acaba de nacer en tus labios y que sin ti, no sabe caminar.


Traspaso el umbral de la puerta de tu dormitorio, aquél rincón tan tuyo, tu propio templo y santuario, donde duermes, donde sueñas, donde lloras cuando estás a solas... Me humedezco los labios al detenerme a los pies de tu cama, la cual está deshecha, con las sábanas revueltas y perfumadas de tu piel. Pongo mis manos en tus hombros y te beso de nuevo, de forma delicada, lentamente

Vuelvo a apoyar mis manos en tu cintura, esa cintura que se me antoja la guitarra más hermosa que mis manos podrían tocar. Sigo tu beso, ese beso que es tan dulce que me roba la respiración, el alma, mi vida y también mi muerte.

El delirio es un vendaval que se desata rápido cuando lo provocas tú. Empiezo a sentir que ya me tiemblan las manos y que un incendio se empieza a propagar en mí. Me aparto despacio
   -Dame un segundo... -retrocedo, con la respiración jadeante, hacia el bolso que he dejado al pasar sobre un mueble. 
Y entonces saco de él el frasco de mi poción anticonceptiva, porque  no he pensado en nada, tan solo en esa rutina que ya se ha hecho costumbre... Y sigo sin pensar en nada hasta que de forma accidental, la poción, ya abierta, se escurre de mis manos, cayendo al suelo con un estrépito de cristales rotos

La respiración acelerada hace que tartamudee levemente al hablar.
   -¿Se... se ha roto?


Oigo sus palabras solo de fondo, como si estuviera muy lejos, mientras contemplo los cristales rotos. En ese momento, el olor intenso de la poción me recuerda que esta, está hecha a base de un tónico concentrado de ruda... Levanto la vista, mirando a la pared, mientras recuerdo mi último viaje en el tiempo, en el que flotaba ese ambiente. Ahora recuerdo sus palabras, y ya tienen sentido: "¿Todavía sigues preocupada por lo de antes?". Una sonrisa mezclada con un nudo en la garganta me recuerda que el destino, se cumple siempre. Y que lo que está escrito, escrito está. Me vuelvo lentamente y le miro.

Desabrocho los tres primeros botones de mi camisa al sentir una fuerte sensación de calor.
   -Se te ha roto, ¿no? 


   -Si... -asiento con la cabeza, nerviosa, mientras intento procesarlo todo. 
Ahora lo entiendo todo. Recuerdo a la niña, y me doy cuenta de que el día de que comience a existir, será hoy. Y no sé si reír o llorar...
   - Se ha roto...

Trago saliva haciendo ruido al hacerlo.
   -Bueno...-Me rasco la nuca.-No te preocupes, tendré cuidado.-Te guiño un ojo y sonriendo, me acerco a ti.

Cuando te acercas, me abrazo a ti, apretándome con fuerza a tu cuerpo. Sé a lo que te refieres con tener cuidado... pero ahora sé que, tener cuidado o no, dará igual. Me siento emocionada, extraña... Como si fuera a dar el paso más decisivo de mi vida. Es cierto... El Tiempo siempre gana. Ahora puedo ganarle el pulso y no dejarle que cumpla su voluntad. Irme de allí y evitar que ocurra lo que va a ocurrir. Pero entonces, cuando dejo de abrazarle con tanta ansia para mirarle a los ojos, siento que, si fracaso, al menos veré esos ojos grises en ella. Y por eso, sin decir más, te beso

Cierro los ojos sonriendo contra tu beso, y me entrego a tus labios con el mismo ansía que el moribundo se entrega a su muerte. Bebo de tu sed, respiro de tu respiración. Mis manos descienden por tu cuerpo hasta posarse en tus muslos.

Tus manos desordenan mis pensamientos, aquellos que están en mañana, casi más que en hoy. Mordisqueo con mis labios tus labios sintiendo su textura, su calor, su sabor, y cuando tus manos alcanzan mis muslos siento un escalofrío recorrerme de principio a fin. Mis manos van a mi espalda, buscando el cierre de la cremallera, esperando a que me ayudes con ella

Subo mis manos hasta la cremallera de tu vestido, esa ropa que cubre tu piel, esa ropa que envidio porque solo quiero que sea mi piel la que vista tu desnudez. Aparto tus manos suavemente para comenzar a bajar tu cremallera mientras mis labios se pierden en tu cuello

El sonido de la cremallera deslizándose, de tu respiración fundiéndose con la mía, de tu corazón y del mío... se convierten en la banda sonora de ése instante que comienza


La música de esa mezcla de sonidos que tú haces imperecedera en mí antes de que termine, me enloquece. Paso las yemas de mis dedos suavemente sobre tus hombros para deslizar los tirantes de tu vestido. Beso la suave piel de uno de tus hombros con pasión y dulzura al mismo tiempo.

Cierro los ojos y un gemido se escapa de mis labios con ése roce tan trémulo y sensual, mientras siento como el vestido se desprende de mí cayendo al suelo. Noto el aire frío de la habitación rozar mis pechos desnudos y tensos por la excitación, que me ha vuelto loca

Mis labios descienden saboreando el sabor de la piel que cubre tu clavícula. Beso tu cuello sintiendo en mis labios el fuerte y sensual latido de tu yugular, mis manos se enredan a tu ardiente y desnuda cintura mientras mis labios se pierden ahora en la calidez de uno de tus pechos y atrapo con suavidad y dulzura uno de tus pezones entre mis labios.

Al sentir el roce de tus labios en la sensible piel de mi pezón, el placer que estos causan me arranca un gemido profundo que brota de mi garganta al mismo tiempo que, agarrando tus cabellos entre mis dedos, echo la cabeza hacia atrás, entregándote totalmente a esa sensación

Acaricio la piel de tu pezón con mi lengua despacio, saboreando cada milímetro de ti para después volver a tus labios mientras mis dedos se posan en el filo de tu ropa interior.


Noto como me acaricias, como me posees, la forma en que tus dedos se posan en mi ropa interior. Echo la mano hacia atrás y rebusco en mi bolso hasta dar con mi varita. Una vez la encuentro, con un rápido hechizo, arranco todos los botones de tu camisa, y estos se desprenden cayendo al suelo entre ambos, mientras devoro tus labios tratando de guiarte hacia la cama

El hechizo que hace que los botones de mi camisa se arranquen por si solos, hace que mi excitación aumente y con ella empiece a enloquecer. Te empujo suavemente con mi cuerpo hasta dejarte caer en la cama suavemente mientras rodeo tu cintura con mi brazo cayendo con lentitud sobre ti. Saboreo tu beso, ese beso que me hace perder los sentidos, incluso aquellos que no existen.

Respondo a tu beso con la misma pasión con la que tu me besas, dándote lo que me pides. Aún con la varita en mi mano, conjuro  un hechizo para quitarte la camisa, apartando esta de tu cuerpo sudoroso, dejando tu piel al descubierto. Es en ese momento cuando decido soltar mi varita, dejarla en la cama... Ahora solo quiero mis manos para tocarte, y las deslizo por tu fina y delicada piel nívea, ardiente, húmeda, tensa y resplandeciente por un fino velo de brillante sudor

Siento tus manos en mi piel y esa caricia me estremece. Mis labios se pierden en tu cuello, paso la punta de mi lengua por la fina piel que cubre tu yugular suavemente, esa vena que simboliza que estás viva y que eres mía, solo mía.

El calor me consume, me derrite lentamente sobre el colchón, a la dulce merced de tu cuerpo.Cojo una de tus manos y la dirijo hacia mis muslos, deseando que me toques, que me liberes de esa tela que me impide estar completamente desnuda debajo de ti, exceptuando las botas que aún no me has quitado

Tu respiración me habla entre jadeos, tu cuerpo tenso me cuenta todo lo que tus labios callan. Me pongo de rodillas entre tus piernas y tras quitarte las botas, comienzo a deslizar tu ropa interior por tu cuerpo al mismo tiempo que me inclino sobre ti para saborear con mis labios la suave piel de tu vientre el cual ahora está desnudo.

Recuerdo cuando todavía ese gesto, me daba vergüenza y escondía el rostro de ti cuando me despojabas de la única parte que me cubría. Pero ahora te miro a los ojos mientras lo haces, sintiéndome aún más excitada por saberme tan indefensa ante tus ojos. Después, cuando tus labios recorren la piel de mi vientre, el escalofrío que estos me causan atraviesan mi piel y alcanzan mi alma, mientras me aferro a tus cabellos entre jadeos.

Aparto la ropa interior por completo de tu cuerpo para seguir saboreando la piel de tu vientre y cruzar así tu frontera esa frontera que me lleva al volcán que yace oculto entre tus muslos. Saboreo tu intimidad estremeciéndome al hacerlo

El roce de tu lengua en el rincón más íntimo de mi cuerpo hace que un profundo gemido abandone mis labios, mientras mis manos te guían al lugar en el que más placentero es el roce de tu ardiente lengua. Elevo mis caderas contra ti, mientras que una corriente de electricidad me recorre por dentro.

Saboreo el néctar que mana del volcán ardiente que se esconde entre tus muslos. Me deleito de ese dulce sabor y de tus gemidos. Me aparto al sentir que ya no puedo contenerme por más tiempo, que ya no puedo darte placer a ti sin que seas mía. Desabrocho el botón de mi pantalón tras ponerme de rodillas aún con el sabor a ti en mis labios sin dejar de mirarte

Me privas del placer casi cuando estoy a punto de alcanzar su cénit, y me muerdo la lengua mientras te miro. Llevo mis manos hasta tu pantalón, bajándolo al mismo tiempo que tu ropa interior, deseosa de tenerte dentro de mí

Me despojo de mi ropa al completo ayudándome de las piernas tras quitarme las deportivas, después me tumbo muy lentamente sobre tu suave cuerpo, ese cuerpo que arde sólo por mí y en mí. Beso tus labios con dulzura y pasión al mismo tiempo.

Miro tus ojos, sintiendo el calor de la parte más sensible de tu cuerpo rozando la parte interna de mi muslo izquierdo. Me estremezco con un escalofrío, mientras me detengo en la plata acrisolada de tus ojos grises
   -No me hagas esperar más... -jadeo, mientras recorro despacio tu espalda con mis dedos.

Tus palabras actúan como la medicina actúa para quien tiene un inmenso dolor y necesita que cese. Apoyo las manos sobre el colchón a ambos lados de tus hombros y comienzo a adentrarme en ti muy despacio al mismo tiempo que te miro a los ojos y agarro con fuerza las sábanas.

Echo la cabeza hacia atrás mientras busco oxígeno al sentir como adentras en mí, con ese conciso movimiento perfecto con el que me posees. Gimo contra tus labios mientras clavo mis dedos en tu espalda, elevando mis caderas arqueando mi espalda, adaptando mi cuerpo al tuyo para que llegues a lo más hondo de mí que las fuerzas naturales nos permitan. Susurro tu nombre con voz queda, cerrando los ojos, mientras el placer me recorre como un veneno que se extiende por mis venas

Mi nombre susurrado por tus labios me hace entender ese lenguaje para con el que no te hace falta hablar. Mi mano izquierda se posa bajo tu cuerpo, sobre tus riñones y sin soltar la sábana de entre mis dedos, comienzo a moverme en ti muy lentamente saboreando cada rincón de tu interior no solo con mi sexo, si no también con mi alma.

El delirio se apodera de mi, al sentir tu mano detrás de mi relajo mi cuerpo, sabiendo que me mantendrás sujeta. La sensación de vértigo no me abandona, se acentúa. Me siento al borde de un abismo de placer en el que tú me sostienes. Te miro a los ojos cuando los abro de nuevo, mientras respondo a tus perfectos movimientos, aquellos que obran en mí tanto placer que parece como si fuera yo misma la que me lo estuviera causando

La mordedura de tu cuerpo en el mío me hace enloquecer. Recorro tu interior con vehemencia sintiendo que una vez más eres tan mía como mi propio corazón. El placer que me causa el interior de tu cuerpo se acentúa al ver tus ojos clavarse en los míos. Me muerdo el labio inferior mientras mis caderas besan las tuyas

El placer se hace cada vez más intenso. Mi cuerpo responde al tuyo y contraigo los músculos de mi interior para apresar en mí tu hombría y hacer más estrecho el contacto, produciéndote más placer al tiempo que el mío se hace tan intenso que me siento cada vez más cerca del abismo. Clavo mis talones en el colchón mientras mis dedos resbalan por tu sudorosa espalda al hundirse estos en ella

Tu interior me atrapa condenándome a un delirio tan intenso que siento que me falta la respiración. Aprieto la sábana entre mis dedos y tu cuerpo contra el mío con mi mano sobre tu espalda. Salgo de ti muy lentamente para volver a entrar en tu  interior muy lentamente, saboreando en mí una intensa sensación de placer.

El gemido que sale de mi garganta es esta vez más intenso, casi un grito contenido de inmenso placer que no puedo callarme,te miro con intensidad, mientras me rozo contigo, llevándote lo más adentro que puedo, provocándonos un placer mutuo, un delirio exacerbante que me roba el latido del corazón. Siento que estoy cerca, y busco tus labios, respirando contra ellos 

La punta de mi lengua acaricia tus labios para después adentrarse en ellos. Beso tu beso, enredo mi lengua a la tuya y saboreo tu cuerpo navegando en tu interior muy despacio y pausadamente para que mi placer no germine antes que el tuyo

Siento como me derrito lentamente, como me quemo entre las llamas de ese incendio sexual, como mi corazón empieza a latir a un ritmo desproporcionado...Echo la cabeza hacia atrás, arqueando aún más la espalda, tensando los músculos de mis piernas y gimiendo profundamente mientras mis manos permanecen en tu espalda, cuando noto la sensación del orgasmo recorriendo dulcemente mi interior, desbordándose por dentro de mí como un escalofrío caliente y violento, un huracán que se desata devastándome. Busco tus ojos entre gemidos y jadeos para posarme en ellos, mientras deslizo mis manos hasta tus nalgas, apretándote contra mí, porque sé lo que pretendes hacer, y así impedirte que salgas de mí cuando alcances ese clímax que ya puedo percibir cercano en tus gemidos, en tus pupilas dilatadas, y en los gestos de tu rostro perlado de sudor

El sonido de tu sensual gemido me hace enloquecer aún más. Vuelvo a moverme muy despacio sin separar mi mirada de la tuya y entonces siento que estoy a punto de derramarme en ti y trato de abandonar tu cuerpo pero tus manos en mis nalgas me lo impiden y gimo contra tus labios al sentir como mi placer comienza a derramarse en tu interior mediante espasmos que me hacen perder la noción del tiempo y el sentido mientras milímetro a milímetro te voy llenando de mí. Agarro con fuerza la sábana.

Y es en ese momento, mientras te miro a los ojos, cuando siento que algo más fuerte que nosotros, algo más fuerte que cualquier cosa, está ocurriendo... Lo que está escrito, escrito está. Cuando siento como te derramas en mí, casi puedo sentir ese milagro. El milagro de una vida, su vida, en el origen de la misma, aquí y ahora. Un instante en el que tú y yo dejamos de ser tú y yo para convertirnos en ella. La noto llegar a mi vida, como llega una mañana tras la inexorable noche, lo invade todo, como un escalofrío en una noche de invierno, como un fuego resplandeciente en un bosque ardiendo. Siento que mis ojos se llenan de lágrimas, y que una de ellas, se desborda. Si de igual manera iba a pasar, quería que fuera así: sin que te alejaras de mí en ese momento en que, estando más cerca de lo que podríamos haber estado nunca, ella comience a existir. Mientras respiro entrecortadamente, sonrío mientras te miro a los ojos, y asciendo mis manos por tu espalda hasta tu nuca.

Me dejo caer sobre ti derrotado ante esa batalla que he perdido en el interior de tu vientre pero satisfecho por haberla perdido por ti y en ti. Te miro a los ojos bebiéndome tu respiración tan entrecortada como la mía.
   -Te quiero Ever Dawson...-Sonrío contra tus labios antes de besarlos con dulzura y ternura al mismo tiempo.

Aquellas palabras consiguen emocionarme aún más. Siento que ahora,estoy muy sensible. Mis lágrimas se vierten al mismo tiempo que me abrazo a ti
   -Y yo a ti... Scorpius Malfoy. No te imaginas cuanto...

Siento un escalofrío que me hace tiritar aún estremecido por la mordedura del orgasmo que me has causado con tu cuerpo. Hundo mi rostro en tu cuello sintiendo que me falta la respiración y dejo un suave beso sobre el mismo.

Te acaricio el cabello, llorando en silencio, aún sin saber si es de felicidad o de miedo a que el destino siga cumpliendo  sus designios


La caricia de tus manos sobre mi cabello me hace sentir pleno, dichoso y lleno de paz. En tu cuerpo me siento relajado, solo en ti y por ti encuentro la paz que me ha sido privada. Siento en tu respiración que estás llorando pero no digo nada.

Pasan algunos minutos. No sé cuantos. Solo sé que lo único en lo que pienso es en que te tengo exhausto y vencido entre mis brazos, y que en este instante, alguien más, algo tuyo y mío, está empezando a existir dentro de mí. La emoción, la felicidad, el miedo... Todo hace que las lágrimas me venzan, y algunos momentos después, me quedo dormida contigo entre mis brazos 

Siento en tu respiración relajada que acabas de quedarte dormida bajo mi cuerpo. Siento de nuevo esa sensación que me hace sentir miedo y dolor al mismo tiempo que unas ganas terribles de contemplarte dormida. Me aparto de ti muy despacio para no despertarte y me tumbo a tu lado. Sonrío al verte dormir, tu rostro relajado, tus labios parecen estar curvados en una sonrisa y los beso con mi mirada mientras te contemplo. Derrotada ante una batalla en la que los dos hemos perdido.




19 de Diciembre de 2023...
... abro los ojos, encontrándome con una oscuridad suave y acogedora, en un entorno que puedo percibir a través de la claridad que entra por la ventana... Apenas tardo en reconocer el lugar en el que estoy mientras me incorporo en la cama en la que estoy tumbada, haciendo que la sábana resbale hacia abajo. Estoy desnuda, ligeramente sudorosa, con la piel fría y el cabello largo me roza la espalda con ese familiar cosquilleo que siempre hecho de menos en mi futuro. Me cubro con la sábana mientras miro a mi izquierda, encontrándome con que a mi lado está Scorpius, y al verle, una sonrisa ilumina mi rostro, mientras un escalofrío me recorre la espalda... Está aquí. Aún  está aquí...

Sonrío al ver tu hermosa sonrisa iluminando tu rostro y acerco mi rostro a ti nuevamente.
   -¿Cuántas veces te habré dicho lo hermosa que eres sonriendo?

Mi cuerpo sufre de ése mal que siempre lo consume y atrapa cuando me miras de esa manera. Trago con fuerza, sintiendo un  escalofrío, mientras giro hacia ti. Mi mano se posa en tu mejilla    
   -Estás aquí... -digo, con un hilo de voz
   -Pues claro.-Río.- ¿Dónde quieres que esté?-Beso tu frente sonriendo.-


Por fin un futuro en el que tú estás en el mundo. Las lágrimas me arden en los ojos... Es de emoción, hasta que me doy cuenta de que no es que el futuro haya cambiado, que no es que esta vez, ese peligro que te acechaba se haya ido, sino que he llegado a un futuro en el que todavía no ha ocurrido . Mientras siento como esa certeza me para el corazón, te pregunto
   -¿Qué día es hoy?

Frunzo el ceño.
   -27 de diciembre, nena.-Sonrío y acaricio tu mejilla con el dorso de mis dedos.

La aflicción se apodera de mí. Otra vez he vuelto a equivocarme... He llegado antes de tiempo, antes de enero
   -Estoy despistada. No sé ni en qué día vivo... -murmuro, disimulando para que no notes nada raro. Suspiro, mientras la tristeza y la aflicción borran de mi rostro toda sonrisa

Me percato de que poco a poco tu sonrisa se va difuminando de tu rostro. Tu mirada ahora está vacía, triste, ausente...
   -Ever... ¿Qué te pasa?

Me poso en la cama, dejándome caer en esta, hasta hundirme en el calchón. Bajo la sábana, mi piel desnuda roza la tuya,  al abrazarme a ti. Quiero fundirme contigo en este futuro en el que sigues aquí, para que nunca te vayas de este
   -Que me siento tan... -trago saliva- Incapaz de detener el tiempo...

Te rodeo con mis brazos estrechándote entre estos.
   -Nadie puede detener al tiempo aunque creo que hay muchas maneras de hacerlo sin que este se pare... -Sonrío y beso tu suave cabello.

Me estremezco con ese contacto, el roce de tu pecho sudoroso en mis pechos, la cercanía de tu corazón con el mío. Me aprieto muy fuertemente contigo, y susurro
   -Uno solo de tus pestañeos es capaz de detener mi tiempo... Pero no es mi tiempo el que  quiero detener...

Sonrío ante tus hermosas palabras y acaricio tu hermoso cabello con las yemas de mis dedos.
   -¿El tiempo de quien quieres detener entonces?


Echo la cabeza hacia atrás para poder mirarte a los ojos. Te rozo con mi nariz, pues estamos muy cerca el uno del otro. No sé si decírtelo, o si eludir tu pregunta, pero mientras peino entre mis dedos tu pelo sudoroso, sonrío y murmuro
   -El tuyo...

Sonrío y parpadeo acariciando tu frente con mis pestañas.
   -El mío lo detienes cada vez que me miras... 


Trago saliva con fuerza para contener mis lágrimas, pues no quiero que me veas llorar. Disfrazo con una sonrisa ésa emoción punzante y venenosa. "Ojalá fuera tan fácil como eso..." Pienso para mis adentros mientras poso mis dedos en tu suave nuca. Cierro los ojos y respiro hondo. Nada ha cambiado en ocho días. Yo sigo siendo la Ever de siempre y tú sigues aquí. Noto en mi cuerpo que hace muy poco, he sido tuya, y probablemente, yo estuviera durmiendo. Te miro
   -¿Estabas despierto mientras yo dormía? -te pregunto, aventurándome-.

Asiento y trago saliva.
   -Si... Nunca te he dicho lo mucho que me encanta verte dormir...-Sonrío.-


   -Así que me estabas espiando... ¿eh? -sonrío, aún acariciando suavemente tu nuca-. ¿Y que hago cuando duermo? -bromeo- ¿Ronco?


   -Llevo espiándote mucho tiempo...-Sonrío y agarro tus dedos con las yemas de los míos mientras te miro a los ojos.-No...  Pareces un ángel...


   -Un ángel... -susurro, recordando a esa mujer del tren, mi redentora, la Desconocida, y como me llamaba ángel. 
Trago con fuerza y te miro, fondeando el océano gris de tus ojos brillantes. Hay un fuerte olor en la estancia, un olor que percibo familiar, pero que no llego a reconocer, y en el que percibo una nota de ruda. Mi mano se posa en tu mejilla y con mi dedo pulgar,  redibujo la linea de tus labios
   -Y si yo soy un ángel... ¿tú que eres...?

Sonrío y beso la yema de tu dedo.
   -No lo sé... Dímelo tú amor mío. 


   -Lo eres TODO -enfatizo-. Y "Todo" es una palabra demasiado pequeña para ti aunque en ella quepa cualquier cosa menos "nada"


Siento un escalofrío cuando pronuncias esas palabras y sonrío. No puedo responderte por lo que te respondo de la mejor manera que sé hacerlo. Acerco mis labios a los tuyos y los entreabro muy despacio cerrando los ojos.

No hay palabra más hermosa que la que tus labios me dicen en silencio cuando se unen a los míos. El escalofrío me recorre el cuerpo como una corriente eléctrica que se apodera de mí. Me dejo llevar por esa sensación de júbilo que me envuelve, pero sin olvidarme de para qué estoy ahí... Para salvarte. Poco a poco, desuno mis labios de los tuyos. Te miro a los ojos y siento que me falta el aire

Sonrío con tenuidad y te miro.
   -Estás extraña Ever... ¿Aún sigues preocupada por lo de antes? 


Frunzo el ceño. Me quedo callada durante unos segundos, mientras pienso en lo que me dices. ¿Preocupada? ¿Por lo de antes? No puedo adivinar qué ha pasado y a qué se refiere... Trago saliva con fuerza y pregunto
   -¿Debería estarlo?

   -Creo que sí...-Río y beso tu frente.-Yo creo que deberías estarlo... 



Me quedo en silencio. ¿Qué demonios habrá pasado y por qué debería estar preocupada?
   -Pues... No sé... No sé si estoy preocupada -me encojo de hombros.


   -Mejor para ti entonces...-Río nervioso y acaricio tu espalda con las yemas de mis dedos.



   -Y... -enarco una ceja, tanteando la manera de averiguar qué ha pasado- ¿Y tú lo estás?



   -Para que mentirte... Si...-Río nervioso mientras jugueteo con tu cabello.



Me fijo en tus dedos, los que atrapan una de mis ondas con sutileza. Mi pelo, ése cabello que será tuyo, y que dejará de existir cuando tú no existas. Ignoro que será lo que quiera que sea que haya ocurrido, pero te miro a los ojos y me doy cuenta de que solo hay una cosa a la que pueda tener miedo
   -No lo estés... mientras estemos juntos, no habrá nada que pueda vencernos... ¿verdad? 
Susurro, deseando que me digas que sí, que me des la razón, que me ayudes a creerme esas palabras. Cojo tu mano, poniendo mis dedos en los huecos de los tuyos, pues para eso se hicieron

Trago saliva pero tus palabras logran calmarme. En el profundo océano de tu hermosa mirada siento que empiezo a calmarme. Te miro fijamente y sonrío
   -Pues claro que sí... No hay nada que pueda vencer al amor -Sonrío y beso tus labios efímeramente

El roce de tus labios dibuja una sonrisa en los míos bajo estos. Una sonrisa a l que le falta un poco de valor, pero a la que le sobra fe. Sé que este viaje no ha servido de nada. Que me iré de aqui sin haber descubierto nada, pero no puedo irme. Si lo hago, fracasaré... Me muerdo el labio
   -Scor... -digo, con mis manos en tus hombros, aferrándote con fuerza, como si quisiera retenerte siempre ahí, conmigo

   -¿Qué quieres mi niña?-Sonrío sintiendo la prisión de tus manos sobre mis hombros.



   -Que me beses... -susurro, acercando mi rostro al tuyo y cerrando los ojos al hacerlo para esperarte. Sé que pronto me iré, y que me llevaré para siempre el recuerdo de un futuro menos vacío, menos gris, menos doloroso y cruel, porque estuve entre tus brazos

Sonrío sintiendo el escalofrío que siento cada vez que me pides que te bese y cerrando los ojos apoyo mis labios en los tuyos y poco a poco los entreabro muy despacio deleitándome de esa caricia antes que de tu beso.

Tus labios, tu lengua, tu aliento y tu candidez... Esa sensación hace que me estremezca con tanta fuerza que temo convertirme en cristal y quebrarme en pedazos entre tus brazos. El futuro contigo es futuro. Sin ti, es solo dolor

Hundo mi lengua entre tus labios y la uno a la tuya saboreando ese triunfo que saboreo cada vez que te beso, cada vez que te hago mía.


Tu beso fue dulce ayer, es dulce hoy, y será dulce mañana... Estarás en mi mundo hasta que te vayas, llenándolo de luz. Las  lágrimas me amenazan, y al apartarme de tus labios lo suficiente para poder hablarte, susurro contra estos
   -¿Sabes que quiero?

Niego rozando mis labios con los tuyos al hacerlo mientras en mis labios mantengo mi sonrisa



   -Estar contigo toda la vida, ser feliz para siempre, y morirme antes que tú... -murmuro mirándote a los ojos, mientras siento como mi cuerpo empieza a dejar de ser mío. Mis fuerzas me fallan. Mi mente empieza a desdibujarse. Mi vista se nubla

Si mueres antes que yo me matarás... -Sonrío.-Eso no me lo puedes pedir...-Jugueteo con tu cabello.


   -Pues te lo pido... Prefiero matarte muriéndome a qué me mates tú al morir... -susurro. 
Mi voz pesa, pesa tanto que apenas puedo hacerla volar lejos de mi garganta. Lucho por mantener los ojos abiertos mientras me aferro a ti y noto la cálida sangre deslizándose sobre mi labio superior

Me percato de que un pequeño reguero de sangre fluye de tu nariz.
   -Ever... Estás sangrando.-Digo asustado.


Sonrío con tristeza. Tengo que irme... Tengo que irme del único futuro en el que estabas tú. Vuelvo a besarte con suavidad mientras noto como el sueño me va venciendo
   -Te quiero... Nunca te olvides de eso... -logro decir, con un hilo de voz

Siento un escalofrío cuando dices eso, un escalofrío que me hace sentir que el temor que llevaba mucho tiempo siguiendo es real y que hoy te vas de mi lado... El pequeño reguero de tu nariz me hace cerciorarme de que era cierto lo que pensaba sobre tu enfermedad. Hoy te pierdo y para siempre...

El miedo y el dolor que dejo en ti me duelen más que mi propio miedo y mi propio dolor. Oigo mi nombre en tus labios, ese nombre que empecé a amar cuando todavía no sabía decirlo porque me lo dio mi padre, y que aún amé más cuando lo escuché de  tus labios. "Nunca". Nunca voy a rendirme y te salvaré de este futuro al que tu te acercas, y del que yo me alejo, y dejo de sentir tus brazos rodeándome, el olor fuerte a ruda, el entorno frío pero acogedor de ése lugar del que el tiempo me arranca y...



27 de Diciembre de 2023...

...De pronto, siento que vivo en medio de dos abismos. Uno me mantiene en un mundo, y otro, en otro. De lejos, oigo tu voz, me llama como si estuviera muy lejos, o como s ya me hubiera ido de su lado. Abro los ojos haciendo un esfuerzo y le veo sobre mí, con sus manos en mi rostro. Mi visión es borrosa, y puedo paladear el sabor a sangre en mi boca

   -¡Ever!-Mis manos tiemblan sobre tu rostro pues mana sangre de tu nariz, y me doy cuenta de que estoy llorando cuando una gota de agua salada cae sobre tu frente.


Frunzo el ceño al verte así, como te veo. Mi cuerpo está extenuado, totalmente laxo, sin fuerzas. Hago un gran esfuerzo por hablar al sentir esa lágrima cayendo sobre mi frente
   -¿Qué... qué pasa?

   -Estás sangrando...-Trago saliva.-Tienes sangre en la nariz, Ever...-Intento no llorar ahora que has abierto los ojos.


En ese momento es cuando lo entiendo. No puedo recordarlo, pero mi yo pasado ha estado aquí, el día que fue mi yo presente viajando al futuro. Sonrío, llevando mis dedos a mi nariz, para limpiarme
   -Estoy bien... Estoy bien, mi amor... -murmuro,  limpiando tus lágrimas con mis pulgares-. ¿Por qué estás llorando?

Trago saliva.
   -Por nada....-Murmuro para después besar tu frente.- ¿Te encuentras bien entonces?


Sonrío, con una mezcla de tristeza
   -Estoy bien... -murmuro, mientras tirito, pues de pronto siento que estoy helada- Tengo...Tengo mucho frío... -murmuro, abrazándome a ti mientras me limpio la sangre con el dorso de la mano

Siento un escalofrío recorriendo todo mi ser pero trato de disimularlo. Agarro la sábana para cubrirnos con ella al mismo  tiempo que beso tu mejilla.
   -Duerme, mi niña...

Sonrío, abrazándome a ti, sintiendo como mi cuerpo extenuado se redime a la paz infinita del sueño en el que pocos minutos después, cuando ya me siento abrigada por tus brazos y bajo la sábana, se sume

Otra vez has vuelto a quedarte dormida entre mis brazos, una vez más el sueño te condena a apartarte de mi. Te abrazo con fuerza sintiendo que en ese abrazo puedo retenerte para siempre. Beso tus labios cerrando los ojos y los abro una vez más para mirarte. No dejaré de hacerlo hasta que el sueño me gane la batalla. De nuevo rompo a llorar pues tengo miedo


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