La chica del Trapecio
Posted in Astrid Dagmar, Eagle Dor, Imaginaerum, Roles, Scorpius Malfoy
Escucho un aleteo en la ventana y miro hacia allí. Al mirar distingo la silueta de una lechuza parda. Me pongo de pie y camino hasta allí. Abro la ventana y saco de mi bolsillo una golosina para lechuzas la cual le tiendo al animal al mismo tiempo que cojo la carta.
-Buena chica...-Murmuro mientras con una sonrisa miro a la desconocida lechuza. Abro el sobre y leo la carta.
La carta de Aurél me trae noticias de la dirección de Astrid por lo que sonrío mientras guardo la carta en mi bolsillo tras guardarla de nuevo en el sobre. Después cojo mi cazadora y tras ponérmela salgo del salón y recorro el
pasillo. Abandono el portal y tras avanzar unos dos metros, cierro los ojos para desaparecerme apareciendo después en la aldea semi mágica Eagle Dor, en la entrada a la calle Northern Star. Hundo mis manos en los bolsillos y comienzo a caminar en dirección al número 4.
Llego al número 4 de la calle Northern Star y tras tomar aire, llamo a la puerta.
Me encuentro en el salón, dibujando un bonito diseño floral con acuarela, cuando escucho la puerta. Con el ceño fruncido, miro la hora. No estoy acostumbrada a recibir visitas, y menos a estas horas, pero en ese momento recuerdo la carta de Aurél, y resuelvo que debe tratarse del "fiú" que le visitó. Me levanto del sillón, y camino hasta el zaguán de la entrada, donde me detengo para abrir la puerta y encontrarme en el umbral a un joven apuesto, de pelo rubio y muy alto, con una piel tan blanca que se me antoja un libro aún por escribir, en el que podría hacer hermosos diseños. Con una sonrisa amable, le saludo
-Buenas noches...
-Buenas noches.-Sonrío con amabilidad.-Es usted la señorita Astrid, ¿verdad?
-Astrid Dagmar, así es -murmuro, con los resquicios de mi acento sueco aún, tantos años después, en mis palabras-. ¿Es usted Scorpius Malfoy?
Asiento manteniendo la sonrisa.
-Así es, un placer señorita Dagmar.-Te tiendo la mano.- ¿Dispone de tiempo para atenderme?
Estrecho su mano de forma cordial y me hago a un lado
-Para un joven apuesto como usted, siempre hay tiempo -le guiño un ojo- Pase,por favor -le indico
Me ruborizo ante el gesto y sus palabras.
-Gracias... Venía a hablarle del circo Imaginaerum.
Cuando entras, cierro la puerta tras de ti. Te guío por el pequeño pasillo hasta el salón, decorado al estilo vintage, que también está presente en mi vestido. El rumor de una radio con la emisora mágica rompe el silencio de la estancia
-Hace años que nadie hablaba conmigo de eso. Ni siquiera Aurél... -le señalo uno de los sillones- Por favor, siéntese
-Gracias.-Respondo amablemente mientras me quito la cazadora de cuero la cual dejo sobre mi regazo al sentarme en el sillón que señalas.-Más bien en concreto quería hablarle de alguien...
-Ya... -Me siento en un sillón, contiguo al que él ocupa.
Me coloco la rebeca roja que llevo sobre el escotado vestido de tirantes, por el que asoman algunos de mis tatuajes. Como todo en la magia, algunos de ellos, se mueven, como una colorida fotografía
-¿De Demeter? -le pregunto-.
Miro los perfectos tatuajes por un momento ya que me sorprende en grande que lleves debido a tu aspecto y tu casa.
-Bueno... más bien quería saber todo lo que sepa acerca de Perséfone, pero hábleme de ambas si así lo desea.-Sonrío amablemente.
-Perséfone... -digo, mirando en otra dirección-. La verdad es que todo lo que podría contarte de ella... Son malos recuerdos. No era una buena persona. Acaparadora, egoista, ufana, controladora... -me encojo de hombros- Siempre la rodeaba algo oscuro y siniestro -hago una pausa- Oh, no le he ofrecido nada. ¿Quiere un té?
Asiento.
-Un té me vendrá bien.-Sonrío y entrelazo los dedos de mis manos nervioso.
Sonrío y me levanto
-En seguida lo traigo -murmuro, y desaparezco un momento del salón
Miro a mi alrededor, el salón adornado y amueblado con exquisito gusto.
Al cabo de unos minutos, regreso con un juego de porcelana pintado a mano. Lo dejo sobre la mesa y te sirvo
-¿Azúcar, limón...?
-Azúcar, por favor.-Respondo con una sonrisa amable.
Vierto en el té un terrón, entendiendo que no quiere más al no pedírmelo. Le doy su taza y me siento
-No he vuelto a saber nada de Perséfone desde que se marchó del Imaginaerum, algunos días después de que Deméter desapareciera -indico, con voz lúgubre-. Ella sabía exactamente a donde había ido su hermana cuando se marchó, igual que supo que de alguna manera, había querido escapar de ella...
Doy un trago al té paladeando su exquisito sabor.
-¿Deméter escapó de su propia hermana?
Frunzo el ceño
-Había algo que no quería que su hermana supiera -murmuro-. Algo que trató de ocultar hasta que fue imposible y por eso se fue... -murmuro, esperando su reacción
Trago saliva pues creo que sé a lo que se refiere y vuelvo a beber.
-¿Qué era ese algo?
Sonrío, ante lo obvio
-Estaba embarazada. Un día lo vi. Yo era por entonces aún una niña. No tenía a nada, mis padres me habían privado incluso de educación mágica porque tenía que trabajar en el circo, con ellos. Tras su muerte, solo me quedaba el Imaginaerum y la compañía circense que lo conformaba -suspiro, con actitud casi soñadora-. Una de las personas que más estuvo siempre a mi lado, fue Demeter... -te miro- Un día, cuando entré a su vagón, vi que estaba vistiéndose. Se estaba poniendo unas vendas para disimular su vientre... No quería que nadie viera que estaba embarazada y yo creí que era por no perder su número con los caballos... Pero ella misma me suplicó que no se lo contara a nadie, sobre todo a Perséfone.
Trago saliva al pensar en ella, es sin duda la madre de Ever y eso hace que sienta un nudo en la garganta.
-¿Logró saber usted el por qué se lo ocultaba a su hermana?
-Nunca... Solo sé que Demeter le parecía tener miedo a su hermana. Y a Dante. ¿Le habló Aurél de Dante? -le pregunto.
Asiento terminando el té de un trago.
-Me dijo que era un tipo muy extraño.
-Y lo era... -murmuro-. Parecían tener un extraño triángulo. Era el amante de Perséfone. Pero también el de Demeter... Una vez le escuché gritarle a Demeter. Le recriminaba algo que había hecho mal, algo que no cumplía. La trataba como si fuera una sierva o algo así... Y Perséfone siempre estaba de su parte.
-¿Sierva de Dante?-Pregunto con curiosidad.-¿No escuchó nada relevante además de eso, de esa conversación?
-Nada. Solo que... Bueno, yo por aquél entonces era una niña. Dante me daba miedo. Era una persona que siempre parecía poderosa y despiadada... Pero eso eran imaginaciones mías, tal vez -sacudo la mano- Como con Perséfone. Ella también me daba miedo. Sobre todo después de lo de Ophelia.
Asiento.
-Aurél me contó todo sobre Ophelia... Es normal que le diera miedo.-Te respondo.
-Siempre pensé que la culpa de todo era de Dante... Todo el que se ponía en contra de Perséfone o hablaba mal de él, moría. Ella era la que manejaba los hilos. Ella, junto a él. -Suspiro- No sé que pasó con Demeter después de que se fuera y su hermana la siguiera... -te miro- Aurél me ha contado que usted le dijo que sabía que Demeter había... -trago saliva, pues me cuesta decirlo- Muerto... -concluyo.
Trago saliva yo también, pues esa palabra me eriza el vello de la piel a sabiendas de que es ella.
-Si... Murió.
-Entonces tal vez los rumores sean ciertos... -murmuro, bajando la mirada
Frunzo el ceño mientras dejo la taza con el platito que aún sostenía en mis manos ya vacía, sobre la mesa de centro.
-¿Qué rumores?
-Demeter y Perséfone abandonaron el circo, Ophelia había muerto, Danika Donka, la chica del fuego, dejó el circo por presión del Ministerio... Imaginaerum caía en picado, la gente ya no venía al circo. No teníamos el número de los caballos, ni del fuego, ni a las adivinas... En el año 2008, después de mucho intentarlo, sin los leones, ni los caballos, ni nadie que nos ayudara... el circo fracasó. Todos fueron abandonando lentamente... -bajo la mirada- Yo fui la última en hacerlo. La carpa se quedó para siempre abandonada en Hornhill, en Canterbury. Dicen que es como un pequeño circo fantasma, que aún se oye el trote de los caballos y la música del número de los títeres.... -sonrío-. Hay algunos lugareños que aseguran que han visto a Demeter errar por la carpa fantasmal... Su fantasma. -Te miro.
Siento un escalofrío cuando pronuncias esas palabras.
-¿Su fantasma? Vaya...
-Eso dicen... murmuro-. Aunque no sé si será cierto. -le miro, mientras me subo un poco el vestido, pero de forma recatada, mostrándole mi pierna* bajo un poco la rebeca, mostrándole mi omóplato- Me tatué a todas las personas que formaron parte de mi mundo. El Imaginaerum fue mi casa cuando no tuve nada más. Y supongo que Demeter fue como una madre -le enseño el tatuaje gris en mi piel-
Siempre supe que estaba llena de secretos... -murmuro, y después vuelvo a colocarme el vestido y te miro de nuevo-. Si tuviera valor, iría a Hornhill, y vería si era cierto que está ahí... Y le preguntaría muchas cosas...
Siempre supe que estaba llena de secretos... -murmuro, y después vuelvo a colocarme el vestido y te miro de nuevo-. Si tuviera valor, iría a Hornhill, y vería si era cierto que está ahí... Y le preguntaría muchas cosas...
Trago saliva tras escuchar tus palabras después de observar tu hermoso tatuaje del rostro de tan hermosa mujer.
-¿Por qué carece de valor? Lyanna era su amiga... -Respondo nombrando a Demeter por su nombre.
Levanto la vista
-¿Lyanna? -pregunto.
Asiento sonriendo.
-Si, ese era el verdadero nombre de su querida Demeter...
Tomo aire. Qué raro se me hace saber cual era el nombre real de aquella mujer que nunca mostró su verdadero rostro. Sonrío y le digo
-¿Puedo saber por qué busca a Demeter? -murmuro. Le calculo unos dieciocho años. Tal vez diecisiete. Poco o nada sé yo de las altas esferas sociales, solo soy una artífice de tatuajes mágicas, con pasado de trapecista en un circo que se hundió... No tengo estudios, ni siquiera sé quienes son los Malfoy, por famosos que sean. Es posible que él sea ese hijo que la que ahora sé que se llama Lyanna, pudo tener, y que ahora, la está buscando
-Ni siquiera yo lo sé...-Murmuro sonriendo.- Aunque en realidad busco a Perséfone... No sabe de nadie que conozca su paradero ¿Verdad?
Niego con la cabeza
-No lo sé. Y aunque lo supiera, no se lo diría. Es una mujer peligrosa... No la busque, por favor.
-He de hacerlo... Me cueste lo que me cueste.-Sonrío y miro la hora en mi reloj.-Vaya... Es muy tarde, lamento haberle robado tanto tiempo...-Me pongo de pie.
-Oh, no se preocupe... -me levanto con él, yendo hacia la puerta para acompañarle- Pero... Recuerde que nunca hay nada que tengamos que hacer, solo lo que queramos hacer -le digo- Si pretende que Perséfone le va a ayudar en algo, no lo crea. Ella solo vive por ella misma, y al resto, lo destruye -asiento Creáme -le abro la puerta- Tal vez sea cierto eso de que el fantasma de Demeter está en ese circo abandonado... A lo mejor ella puede ayudarle también -murmuro, convencida de que es su hijo, desde mi torpe ignorancia- Sea feliz, señor Malfoy... -susurro-
-Mil gracias, señorita Dagmar y que tenga usted un próspero año nuevo...-Sonrío abandonando la casa.- Mil gracias por todo.
Me alejo de allí con una extraña sensación. ¿Hablar con el fantasma de Lyanna? Esas palabras, pensar en que ese ha de ser mi siguiente paso, hace que se me hiele el corazón... Si he de verla que todo sea por ella.
@EverDawson (@CuentaSHPF)
@Malfoy_Scor
*NOTA: En el rol, por equivocación, se puso "me subo un poco el vestido, pero de forma recatada, mostrándole mi pierna", lo cuál ha sido sutituido por "bajo un poco la rebeca, mostrándole mi omóplato" porque el FC de Astrid Dagmar (Sabina Kaelly) no tiene tatuajes en las piernas
0 comentarios: