lunes, 20 de enero de 2014

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"Nunca, porque tú eres Siempre"

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La noche larga se extendió hasta el día. El día me encontró rendida por las lágrimas, y llorando me quedé dormida. Pero al despertar no quise salir de la cama. Una y otra vez se repetía en mi cabeza su rostro de decepción, sus ojos frustrados y tristes, sus palabras de incredulidad. No entendía como no podía sentir lo mismo que yo. Como no podía haber notado la misma ternura que yo al ponerle su mano en mi tripa... Pero ahora... Ahora solo puedo sentirme culpable y desmoralizada. Decepcionada y triste.Ahora, ojerosa y pálida, salgo del castillo. He quedado con mi padre en Hogsmeade y tengo que contarle todo... Y temo que sea como ayer o peor, aunque a él le entendderé. Una vez estoy fuera del castillo, camino hasta la verja de Hogwarts y una vez allí saco mi llamador de ángeles y lo hago sonar tres veces para que acuda Evelyn Moncrieff, mi auror escolta.

Juntas vamos hasta Hogsmeade, donde mi padre nos espera en la puerta de las Tres Escobas. Cuando mi auror se marcha, y me quedo a solas con él, bajo la mirada avergonzada unos segundos.




Te miro a los ojos. Estoy segura de que vas a notar que llevo toda la noche llorando y que estoy muy desanimada. Hago un gran esfuerzo por sonreír, y ni aún así lo logro. Acaricio tu mejilla con mi mano temblorosa por los nervios
   -¿Cómo estás?

   -Bien hija, muy bien -Se encoge mi corazón dentro de mi pecho por ver esos ojos enrojecidos y esa tristeza en tu voz. Agarro tu muñeca para aferrar después tu mano y abro la puerta del local internándonos en su interior- Siéntate voy a por chocolate.

   -Tal vez no... -digo. Pero mi intención de decirle que hablarle de lo que voy a hablarle en ese local tan lleno de gente no sea buena idea, se muere con mi voz-. Vale...

Voy a la barra para pedir dos tazas de chocolate y al rato vuelvo me quito la cazadora la bufanda y el gorrito y lo dejo en una silla. Te doy la bolsita con golosinas
   -Han abierto una nueva tienda en el valle, mira te he comprado chuches -Me siento.

Ya sentada en la mesa más apartada que he encontrado, me quito el gorro y lo dejo sobre la mesa. Cojo la bolsa de dulces
   -Por fin una tienda de golosinas en Godric's Hollow... -sonrío-. Gracias, papá... -oigo una risa a mis espaldas y miro de forma disimulada. Albert Connor y Joseph Flanders, Hufflepuffs de sexto, me miran riéndose y uno de ellos se hace la forma de un "bombo". Miro a mi padre y me muevo un poco a la izquierda para que tú no los veas-. Estarán deliciosas...

   -Tienen buena pinta. Ever, me vas a contar por qué has llorado ¿verdad? -Digo agarrando tu mano-

Miro el chocolate que has traído, mientras aferro tu mano con fuerza. No soy capaz ni de beberlo, pero le doy un trago. Asiento con la cabeza
   -Si... de eso precisamente quería hablarte y... -las carcajadas de los Hufflepuffs a mis espaldas se hacen cada vez más intensas y yo me muerdo la lengua

Noto que estás nerviosa, triste e incomoda
   -Dime Ever, me estoy poniendo nervioso -Estiro mi cuello para mirar a dos muchachos que se rien a carcajadas y parecen morar a la mesa- ¿Y esos? ¿Se rien de nosotros? -Te miro a los ojos-

Niego con la cabeza, bajando la mirada, avergonzada
   -No, papá... Se ríen de mí.


   -De ti... -Siento una furia inmensa. Planto las palmas de las manos con fuerza contra la tabla de la mesa- Os reís de vuestra madres, queréis imbéciles! -Vuelven la cabeza para otro lado y te miro-. Y eso ¿Por qué?

   -Papá... -le apremio para que se esté quieto, nerviosa de que ellos le digan lo que yo le voy a decir. Trago saliva. No hay ninguna manera de que pueda decírselo de forma que le duela menos. Cualquier padre le dolería que su hija de diecisiete años le diga que está embarazada. Te miro, con los ojos llenos de lágrimas, mordiéndome la lengua para no llorar-. Tengo que contarte algo y... -me humedezco los labios-. Te ruego que, por favor, me perdones...

Ese perdón por adelantado me hace fruncir el ceño. Agarro tu mano con fuerza
   -Me estás asustando, ¿qué te pasa?

No sé como decírtelo. Aprieto los labios y estos me tiemblan. Miro alrededor un instante. Nadie nos mira, ya que una columna nos parapeta. Vuelvo a mirarte a los ojos. El alma se te va a romper y va a ser por mi culpa, por eso tardo tanto en decir aquellas palabras que con tanto peso, caen entre tú y yo
   -Estoy embarazada...

"Estoy embarazada" El peso de esas palabras me proporcionan un golpe fuerte y duro que golpea todo mi ser. Mi niña, mi princesa, el motivo de mis desvelos y sonrisas, el motivo de mi dolor y mi alegría, mi joya más preciada, mi motivo para vivir me está diciendo que ya no es mi niña en dos palabras, en unas palabras que se me antojan un sufrimiento 
   -Eso es...¿Verdad? -Aparto mi mano de la tuya cuando siento por tu mirada que no puede ser mentira

Me fijo en como quitas la mano de la mía y entreabro los labios buscando oxígeno con un patético quejido. Siento que el suelo ha desaparecido bajo mis pies... Ya no me sostienes y ahora siento vértigo, miedo... Cierro la mano, vacía y temblorosa, en un puño sobre la mesa. Trago con fuerza y escondo mis ojos de ti cuando las lágrimas se precipitan de mis ojos. Asiento con la cabeza
   -Sí...

Esa afirmación se clava en mis oídos como si se tratase de un punzón que adentra en ellos. Me pongo en pie cogiendo mi ropa y empiezo a caminar por el local para salir de el lugar. Muerdo mi labio con fuerza para no llorar si lo hiciera seria el hazme reír de muchos

   -¡Papá! -exclamo con la voz temblorosa mientras le veo salir. Me agarro del pelo apoyando los codos en la mesa. Cierro los ojos para sofocar el llanto. Me levanto de la mesa y me pongo con rapidez la trenca. Los Hufflepuff se ríen ahora más. Connor me dice- ¿Qué pasa, Dawson? ¿Tu papi no quiere ser el padrino? -me acerco a ellos y con rapidez barro todas las jarras de la mesa- ¡Qué os follen! -grito, saliendo del local mientras madame Rosmerta me dice algo que no escucho porque yo ya he salido fuera. Mi padre está fuera- ¡Papá! -le llamo.

Estoy de espaldas a ti, levanto las manos en forma de decirte que en este momento no te acerques a mi. Me siento en ese banco donde el otro día me consolabas por el dolor que me produjo enterarme de la muerte de tu madre. Hundo mi rostro entre mis manos. Las lágrimas se han congelado en mis ojos, no puedo llorar.

Voy hasta ti. Tengo miedo a tu rechazo, a esa mano que has levantado pidiéndome que no me acerque a ti.Me acuclillo delante de ti
   -Papá...

No destapo mi rostro sepultado entre mis manos. Me mantengo así, mientras me pregunto que he hecho mal para que ahora siendo aún una niña te hayas quedado embarazada.

Tu dolor me rompe el corazón. Empiezo a llorar, sentándome en el suelo, con los brazos alrededor de mis rodillas y la cara oculta en estos.

Oigo que estás llorando y entonces es cuando mi llanto aflora en mi. ¿He sido mal padre?¿Me he equivocado en algo? Pienso mientras vierto amargas lágrimas

No sé como romper ese incómodo silencio, pero oírle llorar me duele tanto que ya no sé si lloro por mí o por ti. Levanto un poco la mirada
   -Papá..  Lo siento... -logro decir entre lágrimas

   -Si lo sientes ¿Por qué ha pasado? -Digo destapando mi rostro y aspirando mis propias lágrimas- Hoy en día hay michas formas de poder prevenir un embarazo -Elevo la vista hasta el cielo, mirando esas estrellas parpadeantes

   -Se rompió la poción... -murmuro, sincerándome, destrozada por su rostro bañado en lágrimas-.Scor quiso... -me detengo cuando reparo en que hay detalles que es mejor no contar-. Fue culpa mía... -resumo

   -¿Se rompió la poción y aún así te acostaste con él? ¡Bravo Ever! Querías quedarte embrazada, muy bien -Me pongo en pie pasando por tu lado y pasando las palmas de mi mano por mi rostro para apartar las lágrimas que lo bañan.

   -Papá... -me pongo se pie y te sigo-. No quería quedarme sin ella si le perdía también a él... -sollozo


Levanto la vista hacia ti, te miro a los ojos
   -¡Y querías en cambio tirar tu vida por la borda! ¡Eres una niña!


   -¿Crees que he hecho eso? -pregunto, sollozando- ¿Eso consideras a tu nieta? ¿Un estorbo?


¿Cuanto dolor puede contener una palabra que se incrusta con fuerza en ti? Mi nieta. Una pequeña vida que está dentro de ti bajo la mirada al suelo y en un gesto nervioso aparto con la punta de la bota piedras del camino, mientras un sollozo me   sobrecoge

   -Me odio por haberte fallado, papá... Pero en ningún momento he querido hacerte daño... No podía romper ese destino, papá... no podía quedarme sin ella también...


El llanto me sacude como si fuera un niño
   -Nunca estarías sola, ¿o es qué yo no soy nadie? -Mantengo la vista en el suelo

   -Habrías estado conmigo siempre, en cada momento, papá. Y yo no habría estado sola sin ti. Si había alguien que me hacía sonreír, eras tú... -murmuro, recordando aquella foto en la que estábamos juntos-. Pero necesitaba quedarme con algo suyo...

Tus palabras se clavan en mi con fuerza. Lloro con desconsuelo, cubro mi rostro con mi mano derecha

Me acerco a ti, algo temblorosa. Cojo tu muñeca para retirar tu mano de tu rostro
   -Por favor, papá...


No abro los ojos a pesar de ese por favor que me ruegas


   -Papá... -sollozo- Por favor, mírame...


Abro los ojos despacio y te miro con fijeza sin dejar de sollozar


Tus ojos... Tan tristes como nunca los he visto antes, rompen mi corazón. Las lágrimas ruedan por mis mejillas al saberme culpable de ese dolor
   -Perdóname...

   -No me pidas perdón -Susurro entre sollozos- Es tu vida, ya no me perteneces...-Me encojo de hombros-

Tus palabras caen sobre mí. Me quedo sin aire, y el inmenso terror me sobreviene. Es como una pesadilla, pero real
   -¿Qué?

   -Que ya has tomado las riendas de tu vida y no debes pedirme perdón. Tu sabrás lo que has hecho -Miro al suelo-

   -Eso quiere decir... ¿Quiere decir que ya no soy tu niña...? -susurro, con un hilo de voz-.


   -Si, aunque tu has decidido ser una mujer...-Sonrío con la vista agachada-


   -No me digas eso, papá... -voy hacia ti, abrazándome a ti, aunque temo que tus brazos sigan a cada lado de tu cuerpo y no me envuelvas con ellos- No me digas eso, por favor...

   -Ahora serás madre y yo...perderé a mi niña porque otra niña te necesitará más que yo -Lloro sin consuelo-

Las lágrimas ruedan por mis mejillas. Escondo mi rostro en tu pecho, esperando que me abraces
   -No, papá... Nunca me vas a perder...

"Nunca" Te prometí un día que nunca seria siempre. Que no estarías jamás sola pasase lo que fuera. Tu cuerpo ahora de mujer me abraza con una vida dentro. Esa vida que crece en tu seno, esa vida que lleva mi sangre. Ahogado por el llanto te rodeo con mis brazos
   -Nunca porque tú eres siempre...-Beso tu cabeza, sintiéndote diferente en mis brazos, has crecido ante mi en dos horas más de diez años, pero al abrazarte te sigo sintiendo mi pequeña

No puedo decirte nada. Solo puedo abrazarte con tanta fuerza que hasta me duelen los brazos. Lloro como tal vez nunca antes he llorado, porque nunca había llorado por haberte hecho daño, y ahora lloro por haber roto tu corazón
   -Nunca quise hacerte daño... Pero lo he hecho... Perdóname, papá...

Te aprieto contra mi y siento que abrazo a una nueva vida que se abre paso en tu redentor vientre
   -Ya lo he hecho, hija

Tus palabras son un bálsamo, un bálsamo para mi dolorida alma. Siento que por fin te tengo, que no te he perdido. Quiero sentirme arropada por ti, porque te necesito más que nunca

Te abrazo como si nunca lo hubiera hecho
   -¿Cómo va a ser?

   -Va a ser la niña más hermosa del mundo, papá... -murmuro, levantando mi rostro- Va a tener los  mismos ojos que Scor y... -al mencionar a Scor, el llanto vuelve- Se va a parecer mucho a él...

Cojo tu rostro entre mis manos y sonrío
   -¿Y a ti no, mi niña?

   -Quizá en algo... -susurro- El pelo... Las mejillas... -toco las mías- Pero... -bajo los ojos, llorando- Scor no... Scor no parece quererla, papá...

   -Hey, no digas eso -Levanto tu mentón con mis dedos- Claro que la querrá...Por qué dices eso?

Te miro
   -Ayer se lo conté y se sintió muy decepcionado... Vi su preocupación, su desilusión...

   -Quizá tenga miedo...-Sonrio- Es normal es un crío. ¿Quieres que hable con él?


Me encojo de hombros
   -Todo el mundo lo sabe en Hogwarts, papá... -murmuro, sin dejar de abrazarte.

   -Pero eso no es malo. Una vida para traer al mundo no es motivo de vergüenza. ¿Sabes? De mi también se reía todo el mundo cuando iba solo contigo por la calle. Me llamaban "el papá abandonado" -Aprieto mis labios.

Asiento con la cabeza
   -No siento vergüenza papá... Siento rabia. Rabia por sus burlas... -susurro-. Y tengo miedo por que Scor nunca la acepte y... -sollozo.

   -Y nada. La aceptará y la querrá, dale tiempo para que pueda asimilarlo -Beso tu mejilla- Dios mio, hija mía, que mayor me haces

Te miro. Una sonrisa débil, pero sincera, aparece en mi rostro. Te acaricio la mejilla
   -Papá... Vas a ser el abuelo más joven y guapo del mundo... -sonrío- ¿La vas a querer? -pregunto

Levanto las cejas
   -Dejemos lo de guapo! -Asiento- Como no querer a alguien que va a nacer de ti...Eso no seria posible.

   -Me sobrevaloras demasiado, papá... -sonrío- Y no me lo merezco.. Te he fallado.


   -Si, es verdad. Pero una hija siempre es una hija y Nunca la abandonas -Acaricio tu mejilla.


Las lágrimas vuelven a rodar por mis mejillas. Me abrazo a ti. Te necesito. Necesito estar a tu lado todo el tiempo, que me protejas y alientes cuando a mí ya no me quede aliento, tener tu fuerza y que me sostengas cuando yo me haya caído. Me da miedo a sobrevivir sin ti... Temo no poder hacerlo en esa cárcel en la que se ha convertido Hogwarts. Pero no te digo nada. Ya te he defraudado bastante

Te dejo mi vida en ese abrazo. Mi protección, sin palabras te digo que estaré siempre hasta incluso cuando no esté en este mundo. No dejaré que caigas seré la tabla donde te sostengas, siempre

Ahora necesito estar contigo. Que me tengas entre tus brazos para siempre, quedarme ahí, donde nada puede ocurrirme. Cierro mis ojos, llorando contigo

Te rodeo con toda la fuerza que tengo en mi cuerpo. Siento que ese lazo es tan fuerte que hasta ese diminuto ser lo puede percibir

A veces un abrazo es la mayor riqueza que pueda tener un ser humano. Y esta noche, tus brazos son mi mayor fuerza. Te miro dejando que las lágrimas mueran
   -Se llamará Cass...

   -Cass...-Sonrío y paso los nudillos de mis dedos por tu mejilla- Bonito nombre


   -¿Te gusta? -murmuro-.


   -Mucho...-Beso tu frente- ¿Estarás bien cuando me vaya? -Pregunto con dulzura-


En ése momento quiero decirte que no, que sin ti, no estaré bien, y que te necesito a mi lado
   -Sí... -miento-.

   -Te acompaño hasta la verja -Digo pasando mi brazo por tus hombros y empezando a caminar.


Asiento con la cabeza, mientras avanzo despacio y en silencio. Me siento como si un enorme peso hubiera desaparecido de mí, pero me siento extraña
   -Papá..- susurro-.

   -Dime, hija -Miro al frente pensando en mil cosas a la vez


Apoyada en ti, pregunto
   -¿Crees que seré una buena madre?

   -La que es buena hija es buena madre -Ladeo mi rostro para besarte la mejilla- Y tu lo eres


Sonrío cuando me dices eso. Me siento aliviada ahora que sé que cuento con tu apoyo. Solo necesito también tener el suyo. Tomo aire, mientras recorremos el sendero a Hogwarts
   -No hables con Scor todavía, papá... Prefiero esperar a ver que hace por sí solo...

Parece que me lees el pensamiento porque pensaba hacerlo
   -De acuerdo, hija. -Me paro frente a ti y te abrazo- Cuídala...

Sonrio, conmovida por como hablas de ella. Susurro
   -Lo haré, papá. Pero solo si tú cuidas de mí... -no puedo desprenderme ti. Quiero volver a casa, no regresar jamás a ese infierno lleno de burlas y risas en los que intentan hacer que me sienta culpable solo por traer una vida al mundo. Pero no te lo digo. Me aparto de tus brazos con gran esfuerzo. Te miro con gran pesar y retrocedo un paso- Te quiero papá... Gracias por perdonarme...

Te lanzo un beso antes de desaparecer. Despido a mi hija esa niña que de pornto ha crecido diez años
   -Te quiero -Susurro.

Aquél te quiero es tan lejano que ya no le oigo, pero le percibo en tus labios. Sonrío. Hoy me siento menos sola. Camino cabizbaja hacia Hogwarts, con la cabeza agachada-

Tras llegar a Hogwarts y entrar al cuarto de baño, vuelvo al dormitorio y me meto en la cama. Me acurruco en ella, tapada hasta la barbilla, y encogida, abrazada a mi peluche. Tengo miedo. Miedo a que Scor no llegue a quererla nunca, que tenga miedo y que me abandone

Solo la idea de pensar que eso ocurra, hace que las lágrimas vuelvan a ganarme la batalla


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