lunes, 20 de enero de 2014

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Una nueva vida

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Oigo que llaman a la puerta. No me espero a pedirte que entres, quiero verte, ya... Después de todos estos días sin verte, sabiendo que has estado solo, lejos de mí en ese hospital, sin que yo pudiera cuidar de ti mientras dormías... Me levanto y voy corriendo hasta la puerta, abriendo esta, y observando esa sonrisa, esos ojos, ese rostro al que tanto amo en el umbral. Sin decir más, emocionada por lo mucho que te quiero y por lo feliz que soy, me abrazo a ti, temblorosa



Sonrío al verte tan feliz, y te rodeo con mis brazos subiéndote hacia arriba al hacerlo.
   -Mi niña.-Digo sintiéndome pleno mientras cierro los ojos

   -Por fin estás aquí... -susurro, levantando el rostro para mirarte- Te he echado tanto de menos... -mi voz se rompe. Siento un nudo en el pecho, y me doy cuenta de lo sensible que estoy

   -Si... Por fin estoy aquí, aunque nunca me voy de tu lado... -Sonrío y sostengo tu rostro entre mis manos para besar tus labios con dulzura e ímpetu al mismo tiempo.

Dejo que tus labios alivien la sed que tanto tiempo lleva ahogándome. Mis manos se posan en tu cuello, acariciando tu nuca con suavidad

Bebo tu sed, respiro tu aliento y devoro tu alma en ese beso dulce que me hace cerrar los ojos. Apoyo mis manos en tu  cintura

Mucho me cuesta apartarme de esos labios que tanto deseo y amo. Te miro a los ojos con desmedida dulzura, y sin miedo a no verme en ellos nunca más. Te cojo de las manos
   -Ven... -susurro, mientras tiro de ti hacia dentro de la casa, cuidándome de dejar la puerta cerrada

Tus manos guían mis pasos, esos pasos que he aprendido a dar de nuevo, solo por ti.
   -¿Cómo estás, mi querido ángel?-Sonrío.

Me vuelvo sonriéndote por como me llamas. Ya en el salón, me detengo delante del colchón junto a la chimenea, y me vuelvo, cogiendo tus manos
   -Ahora que estás aquí, mucho mejor... -sonrío, y bajo la cremallera de tu cazadora. Bajo esta, poso mi mano donde estuvieron tus heridas. Aún siento escalofríos- ¿Te sigue doliendo?

Trago saliva al sentir tu mano sobre mi piel a través de mi ropa.
   -No... Ya no duele...-Miento pues hay veces en las que al moverme bruscamente, si que me duele. Me quito la cazadora y la lanzo al colchón.

Tiro de tu camisa hacia arriba para ver tu piel. En ella, puedo ver las cicatrices aún rosadas de aquellas malditas flechas, que te hirieron. Rozo con las yemas de mis dedos aquella piel salpicada de dorado y suave vello
   -Ojalá me hubieran herido a mí y no a ti...

Siento un escalofrío ahora más por tus palabras que por tu dulce y sensual caricia.
   -No digas eso... De ser así, me habrías  matado...-Sonrío y acaricio tu suave cabello.

   -Pero te habría librado de este dolor... -poso mi mano sobre tu firme vientre y la otra la poso en tu nuca, atrayéndote hacia mí para besar tu frente

Sonrío ante ese beso.
   -No, me habrías causado más dolor porque prefiero mil heridas que que te hieran a ti... 

Siento un dulce escalofrío que me recorre. Una sensación de ternura me envuelve entre sus brazos. Te miro a los ojos
   -Scor...

Beso la punta de tu nariz sin dejar de sonreír mientras te estrecho entre mis brazos.
   -Dime, mi ángel...

Un escalofrío recorre mi cuerpo al oírte decir eso. Lo que tengo que decirte tal vez borre la hermosa sonrisa que has traído esta noche. Trago saliva con fuerza y noto que me angustio. Tiro de tus manos mientras me siento en el colchón, esperando a que también tú lo hagas

Me siento a tu lado, impulsado por tu impulso. En tus ojos advierto un cierto halo de preocupación.
   -Ever... ¿Qué te pasa?

   -Scor... -logro decir. No sé cómo decírtelo, ni como contártelo-. Scor... Hay algo que tengo que contarte... -murmuro, cogiendo tu mano izquierda entre las mías. Noto que al hablar, me ha temblado la voz, tanto como me tiemblan las manos

Noto el temblor de tus manos y de tu voz, ese temblor que me asusta, ese miedo tuyo que me da más miedo que mi miedo. Te miro a los ojos.
   -Vamos, Ever...

No sé cual es la palabra perfecta para decirle a alguien que va a ser padre. Que ya dejará de ser él, para ser ella, porque a partir de ése momento, ella será lo más importante. Trago saliva, con fuerza, mientras mis ojos se llenan de lágrimas, y con mi mano derecha me levanto el jersey, mientras que con la izquierda llevo tu mano indiestra a mi vientre. Despacio, la deposito sobre mi bajo vientre, apretándola contra este, dejando que sientas lo que yo siento, algo que no puedo decirte  con palabras, pero que te transmito con mi mirada, mientras esta se empaña y mis labios dibujan una sonrisa

Siento el calor de tu cálido vientre en la palma de mi mano. Con tu mano aprietas la mía suavemente. Te miro a los ojos y me doy cuenta de que estás sonriendo. Creo entender a la perfección lo que intentas decirme, pero no doy crédito a ello y  frunzo el ceño.
   -¿Qué pasa?-Pregunto deseando que me responda con palabras.

Me siento frustrada. La sonrisa se me apaga en los labios mientras te miro a los ojos
   -¿No...? -Quiero decirle si no lo ha sentido, pero no puedo acabar la frase. Miro sus ojos, los que parecen tan incrédulos, y susurro- Scor... Estoy embarazada...

"Embarazada" Trago saliva fuertemente.
   -¿Embarazada?-Entonces recuerdo que Rose me dijo lo mismo el otro día y caigo en algo.-Es una broma, ¿no?-Digo riendo

Aquellas palabras caen sobre mí como plomo. Mi mano sobre la suya pierde fuerza y dejo que esta caiga a mi regazo. Me doy cuenta de que para él no es como para mí... Intento contener mis lágrimas, y el mentón me tiembla al hacerlo, apretando los  labios
   -No... -susurro, con el hilo de voz que me queda

Sigo riendo pero al ver tu mirada, al ver el temblor de tu mentón cuando intentas reprimir tus lágrimas, me doy cuenta de que no me estás mintiendo porque el verdadero dolor, no se puede fingir. Siento un escalofrío.
   -¿Es verdad...?-Digo sintiendo que el corazón me va muy deprisa en  mi pecho.-Ever no tiene gracia, dime que no es una broma...-Digo al no querer creerlo.

Una broma. Para mi es lo más grande y para él una broma... Y que no tiene gracia. Las lágrimas siguen en mis ojos, como si se hubieran congelado, enrojeciéndome los ojos. La frustración y la rabia se mezclan. Te cojo de la camisa con la mano derecha
   -Maldita sea, Malfoy... ¡¿Tengo que jurártelo?! -te suelto.

Tu mano sobre mi camisa, hace que se me erice el vello de la piel al mismo tiempo que tu furia. Siento tu dolor, ese dolor que se hace también mío. Tus gritos de ira contra mí, el modo en el que me llamas por mi apellido, me duele... Trago saliva  sintiendo como se me llenan los ojos de lágrimas y entonces pienso en lo que me has dicho... Ahora ya no seré tu vida entera porque habrá algo superior a tu vida. Ahora ya no tendré todo tu tiempo para vivir en mi reloj porque alguien lo necesitará más que yo, ahora no podrás trasnochar, porque tendrás que dormir y volver a despertarte para cuidar incluso de noche de esa vida que se apoderará de todo cuanto nos rodea. Quiero ser el centro de tu vida, y ya no podré serlo. Dejarás de ser solo mi novia, porque ahora también serás su madre. Siento que me arde el corazón al mismo tiempo que me golpea fuertemente el pecho, hasta hacerme daño. Creo que la sangre que bombea mi corazón ahora, no es la sangre de mi cuerpo, si no, la sangre de un corazón roto porque no sabe a lo que se enfrenta.
   -¿Desde cuando...?-Murmuro con la voz rota.

No puedo contener mis lágrimas. Se me derraman por las mejillas mientras las seco con rabia. Noto en tu voz que no hay emoción, tan solo frustración, desilusión... He sido tan tonta al creer que para ti sería igual que para mí... Y lo entiendo aunque no lo entienda. Sé que cuando te diga el día me echarás la culpa
   -Desde el día que no te dejé que hicieras lo que pretendías el día que se rompió la poción...

Me llevo las manos a la cabeza sintiendo que la desesperación empieza a fluir en mí.
   -Maldita sea...-Susurro y te miro.- Te dije que no...-No termino la frase al ver que lloras, que tu alma se desangra en forma de agua salada por tus ahora pálidas mejillas.-No llores...-Digo sintiendo que me rompo por dentro.

   -¿Que no llore? -te miro a los ojos, mientras las lágrimas me inundan el rostro- Para mí es lo más bonito que me ha pasado y para ti es un "Maldita sea"... ¿Que otra cosa quieres que haga, Scor?

Trago saliva fuertemente pues tu dolor me mata, tu dolor rompe mi corazón en mil pedazos pero tengo miedo, mucho miedo. Guardo silencio al no saber que responder

Te miro. En ése momento tengo miedo. Mucho miedo a que sientas miedo y te alejes de mí. No sé que decirte, ni como hablarte. Me da miedo que de pronto todo esto te venga muy grande
   -Scor... -susurro entrecortadamente- Lo siento... -es todo lo que  logro decir. Ahora, al ver tu frustración me siento culpable. Pero también me siento dolida porque no la ames tanto como yo la amo ya

Ese "lo siento" me rompe el alma en mil pedazos.
   -No, no digas eso... No digas eso...-Digo sintiendo que me arden los ojos.

   -¿Es que no...? ¿No la quieres? -pregunto, temiendo que me digas que no quieres que la tenga y con un inmenso dolor solo de pensarlo

Trago saliva fuertemente, noto que un nudo se ata a mi corazón, un nudo impenetrable que ni siquiera un "te quiero" tuyo  podría romper ahora "No, no hubiera querido, pero ahora que está sería incapaz de arrancarla de tu vientre" pienso y te miro Tu dolor es muy grande, muy inmenso, tan inmenso que el dolor se respira en la estancia. No sé lo que decirte por eso te hago solo una pregunta.
   -¿Por qué sabes que es una niña...?

Las lágrimas ruedan por mis mejillas
   -Porque era lo único que tenía de ti en ese futuro en el que tú no estabas... Y porque cada vez que miraba sus ojos grises veía los tuyos, Scor... -susurro, en medio de la congoja- Por eso tal vez ya la quiera más que a mi propia vida... -logro decir-.

"Más que a mi propia vida." Así es como yo desaparezco de ser tu vida entera porque ahora lo es ella, una niña que aún no ha nacido, una niña que aún no tiene nombre pero que ya es la dueña de tu vida. Siento que me rompo por dentro, que el dolor me mata y me roba la voz, dejándome sin palabras. No digo nada, solo te miro en silencio y sintiendo que no podré contener las lágrimas por mucho  más tiempo.

Veo tus ojos, la desilusión, la decepción, el temor, tal vez otras emociones que yo no logro entender o que no me atrevo a descifrar porque me da miedo a hacerlo. Esperaba un abrazo, que me dijera que estaba a mi lado en esto, que llorara conmigo de emoción. Ahora en cambio le veo tan distante que no sé qué hacer. Siento mis lágrimas tan frías como frío hay ahora entre tú y y. Bajo la mirada, y sollozo, abrazándome a mis rodillas y escondiendo el rostro en estas

Tu dolor me mata, me rompe en mil pedazos, pero el dolor que siento por pensar que ya no seré lo mismo para ti, me duele aún más. Ya no estarás ahí siempre para consolar mi llanto porque tendrás que consolar el suyo. Siento que una lágrima cae sobre el dorso de mi mano y hasta siento que aunque no pesa, me hace daño.

Me siento tan llena de dolor que apenas puedo respirar. No puedo estar más tiempo ahí...
   -Quiero volver al castillo...

Tus palabras me asesinan, cometen un crimen sin usar un arma, siento que te quieres ir de mi lado, porque no la he aceptado. Porque no te he dado la enhorabuena o porque no sé como quererla si aún no puedo aceptarla. Me pongo la cazadora y me pongo de pie con gran esfuerzo mientras me seco las lágrimas con rabia.
   -Hoy no quieres quedarte conmigo...-Murmuro.

   -Necesito estar sola... -susurro, poniéndome de pie. Cojo mi trenca y me la pongo rápidamente


   -Muy bien...-Digo sintiendo un profundo dolor al mismo tiempo que una inmensa rabia. Camino hasta la puerta y abro.- ¿No llamas a tu auror escolta?-Me giro para mirarte.- No querrás que vayamos solos y nos maten a los tres...

No digo nada. Estoy furiosa, pero también dolida. Trago saliva y me muerdo la lengua para no decir lo que pienso, que tal vez si solo mataran a una, te harían un favor. Me detengo en la puerta y me saco el llamador, haciéndolo sonar tres veces

Salgo al exterior y siento que el frío me estremece. Me subo la cremallera de la cazadora. Miro a mi alrededor sintiendo miedo al ver que estamos solos. Hago sonar yo también en mío para que Andel venga a mi encuentro y me lleve a casa, pero decido agarrar mi varita, por si tengo que defenderte, por si tengo que protegeros a ambas.

Te miro de soslayo, tiritando de frío y de angustia. Veo que Evelyn aparece a apenas unos metros. Veo tu rostro de preocupación y siento miedo. Pero no podré irme de ahí sin darte un beso. A pesar de mi enfado, de mi dolor por tu indeferencia, sé que no puedo irme de allí sin darte un beso. He estado a punto de perderte y no quiero irme de allí sin tus labios en los míos. Pongo mi mano en tu mejilla y te beso con fuerza, pero al hacerlo, las lágrimas me sobrevienen al sentir ese rechazo hacia ella. Me aparto algunos segundos después, y me alejo, reuniéndome con Evelyn, y sin mirar hacia atrás

Veo que te alejas de mí y siento que me rompo, que mi mundo se detiene y se desmorona. No te he dicho que trataré de cuidar de ella, ni tampoco te he dicho "te quiero" ésta noche. Ahora siento que me muero al pensar en que ésta podría ser la última noche de tu vida o la mía y no ha sido como ansiaba. De pronto siento una mano sobre mi hombro y al darme cuenta de que es Andel, no me vuelvo porque estoy llorando. 
   -Vamos a casa... -Dice agarrando mi brazo fuertemente.-

No puedo contener mis lágrimas mientras avanzo. Evelyn se da cuenta de que las cosas no han salido como yo esperaba. No me pregunta, tan solo pone su mano sobre mi hombro, diciéndome de esta forma que estará conmigo. En ése momento, cuando ya me he alejado lo suficiente de Scor, me detengo porque no puedo seguir caminando. Yo pensaba que este día sería único para nosotros, y en cambio ha sido todo lo contrario. Cuando rompo a llorar, Evelyn me abraza, y yo me dejo consolar por ella, porque necesito que alguien lo haga

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