sábado, 15 de febrero de 2014

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Nuestro refugio en el mundo

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Esta tarde, Scorpius estuvo comiendo en casa. Mi padre quiso poner pollo asado, pero le recordé que ahora, el pollo estaba prohibido en casa. Finalmente, cocinamos juntos un estofado de carne, tan delicioso como un domingo en el que no hay lunes que lo ensucie porque ya no hay Hogwarts, ni clases de Pociones en las que haga estallar probetas o derrita calderos de forma accidental, ni Transformaciones en  las que convierta cajas de cerillas en ratones sin orejas... Ahora no hay E.X.T.A.S.I.S por los que preocuparse, ni el miedo a una nota insuficiente para Dewin Merlin...Ya solo hay tardes en la juguetería, noches en compañía, paseos al anochecer... Ahora solo hay felicidad


Durante la comida, en un momento que estábamos a solas cuando mi padre fue a por el postre, aproveché para preguntarle a Scor si iba a a venir esta noche. Me sonrió dulcemente y me dijo que claro que sí. Yo le respondí con la misma sonrisa. "Te esperaré en nuestra..." En ese momento, me corregí y no llegué a decir "futura casa". Decidí dejar que el tiempo siguiera su curso. "En la casa de Bathilda", dije finalmente. Scor, me sonrío asintiendo, aunque su sonrisa parecía enturbiada por algo. "¿Te ocurre algo?". Se encogió de hombros y me dijo que ya luego hablaríamos. Una sensación de vértigo me revolvió el estómago. Como si alguien hubiera quitado el suelo bajo mis pies y este hubiera desaparecido. De pronto siento que me duele la cabeza. Que ese "Luego hablamos" es venenoso, nocivo, tóxico. Mi padre llegó con la tarta de arándanos que habíamos hecho por la mañana. Su tono alegre y sus bromas no pudieron distraerme, ni evitar que le mirara cada cinco segundos para observarle. Ahora me doy cuenta de que ha estado raro durante toda la comida, que parece ausente, como si estuviera pensando en otra cosa... Miré la tarta de arándanos y me di cuenta de que ya no me apetecía

Aparté el plato con un mohín de asco. Los dos me preguntaron casi al unísono que qué me pasaba.Me excusé diciendo que se me había revuelto el estómago y los dos dos lo entendieron, pero mi padre insistió en si quería alguna otra cosa. Yo dije que todo estaba bien. Mientras yo permanecía en la silla como una estaca, ellos hablaban. Mi padre le preguntó que qué tal los estudios, y Scor pareció animarse un poco al hablar de ello. Estuvo contando que tenía que hacer exámenes durante toda la semana, uno de ellos práctico, en San Mungo, y que estabamuy nervioso por ello. También contó que algunas veces no iba a clases pero que no pasaba nada porque luego le pedía apuntes a una de sus compañeras. Compañera. Que sentido tan distinto habría tenido esa palabra si acabara en "o". Una especie de psicosis empieza a generar en mi una serie de catastróficos pensamientos que me obligan a levantarme de la silla e ir directa al cuarto de baño 

Huelga decir que lo vomité todo. Y todavía no sé si fue por mi cuerpo revuelto por el embarazo o porque ese "Ya hablamos luego" me había cortado la digestión. Ese "Ya hablamos", la maldita compañera de los apuntes, los exámenes de la semana que viene que me han sonado a  "no-podré-venir-a-verte"... Maldita sea-.

Después me quedé todo el tiempo en el sillón y poco después, él se marchó. Antes de irse me besó la mejilla y susurró un dulce "Te veré luego, nena" que estuvo a punto de quitarme toda la idiotez de golpe, pero no lo logró, y pasé todo el día pensando en esas cosas que no debería pensar. Ahora regreso a casa con Pecas, tras su paseo habitual por el parque. Nada más entrar, el olor a una deliciosa sopa que procede de la cocina, llega a mi nariz. 

Tras cenar con él, y una reconfortante charla, ya con la cazadora puesta y el gorro cubriendo mi cabeza, salgo de casa, y dirijo mis pasos hacia la calle Orchid, donde, y tomándome las precauciones necesarias para no ser vista, me escabullo dentro de la casa de Bathilda Bagshot. Esta mañana, antes de que Scor viniera a comer, estuve ahí. Directamente, voy hacia la planta superior alumbrándome con la varita. En el pasillo de arriba, la bruja de la comadreja disecada en el sombrero que vive atrapada en su mundo de óleo y lienzo, vuelve a reprenderme por tener la luz encendida. Me dan ganas de preguntarle como se llama, para poder maldecirla con propiedad cuando me resulte molesta, pero más se va a molestar ella  si aún le funciona el oído. Miro con aprehensión a la puerta de la habitación en cuyo armario está ese boggart, y entro derecha a la habitación principal, donde me quito el gorro y la cazadora, sentándome al borde de la ruidosa cama con dosel

Aparezco en Godric's Hollow y comienzo a caminar hacia la casa de Bathilda. Entro en la casa de Bathilda, y saco mi varita para iluminar la estancia.
   -¿Ever?

Oigo tu voz en el piso inferior. Me levanto de la cama y voy fuera, asomándome por la barandilla de la escalera de la planta superior
   -Estoy aquí...

Elevo el rostro al oír tu voz y te veo, asomada a la barandilla del piso superior. Sonrío.
   -Corre ahora que puedes.-Bromeo y comienzo a subir las escaleras corriendo.

Frunzo el ceño cuando me dices eso, y me quedo apoyada en la barandilla, esperando a que subas
   -¿Eso que quiere decir? ¿Qué dentro de unos meses no voy a poder correr por estar muy gorda?

Subo y camino hasta acercarme a ti.
   -No, Ever, eres tonta...-Río.-Era una broma...

 -¿Entonces...? -pregunto, preocupada por la respuesta mientras paso los dedos por la polvorienta barandilla de madera

   -Quería decir que si no corrías te comía...-Me pongo por detrás de ti y rodeo tu cintura.-Era una broma, nena...

La forma en que me rodeas desde atrás, tu voz susurrando cerca de mí oído, y tu olor... Todo hace que empiece a sentirme nerviosa. Me doy la vuelta y te miro
   -He estado limpiando una habitación... -sonrío-.

   -¿Si?-Te llevo contra mí y beso tus labios efímeramente.- ¿Y qué tal ha quedado?



El roce de tu cuerpo contra el mío, me inquieta. Trago con fuerza, tratando de mantener la calma. Cojo tu mano
   -Ven...

Rodeo tu hermosa y cálida mano con mis dedos, y comienzo a caminar contigo, guiado por tus pasos


La bruja del cuadro empieza a hablar cuando pasamos por su lado, pero tanto yo como él la ignoramos. Entro contigo a la habitación y te miro, sonriendo, esperando a que me digas si te gusta esa habitación, aún abandonada y lúgubre, pero limpia

Cuando entro contigo en el dormitorio, miro a mi alrededor. Oscuro, lúgubre, pero limpio y perfecto... Huele a historia y a tiempo. Te miro y sonrío.
   -Es la habitación más hermosa que he visto nunca...

Sonrío cuando tu voz llena el lugar, haciendo que ahora esa habitación parezca más hermosa. Estoy a punto de decir que más bonita será en el futuro, cuando esté su cuna en el rincón... Pero no digo nada
   -Las cortinas estaban llenas de Doxys...

   -¿Si?-Te miro y río.-Pues vaya... Que desagradable...-Camino por la estancia, que aunque lúgubre, se me antoja muy acogedora.


Te miro mientras caminas por la habitación. Aún tengo clavado en el cerebro ese "Luego hablamos" que me has dicho antes. Me siento al borde de la cama, que hace un gran ruido. No me atrevo a preguntarte que era eso que tenías que decirme porque no sé si quiero saberlo

Veo que te sientas, cuando miro hacia la cama, al escuchar el crujido, y camino hasta quedar frente a ti, y sentarme después  a tu lado.-Tomo tu mano entre las mías.
   -Hay algo que tengo que contarte...-Digo con pesar.

Siento como me coges la mano. Mi corazón se acelera. Siento que me suda la espalda bajo la sudadera, a pesar de que hace frío. Un miedo que no puedo controlar llena mi mente de ideas, y clavo los ojos en el suelo mientras empiezo a hiperventilar. Un miedo que no puedo controlar llena mi mente de ideas, y asiento con la cabeza sin ni siquiera poder mirarte

Trago saliva y bajo la mirada para observar tu mano entre las mías.
   -El viernes, les conté a mis padres, que tendríamos una hija...


Te miro, sintiendo que un enorme peso se va de mi pecho. Era eso... Toda la tarde sufriendo y era eso
   -¿Se lo has contado?

Asiento y aprieto tu mano entre las mías.
   -Sí, se lo conté... Y ya sabes como pudo reaccionar mi padre...


Una punzada de remordimiento hacia mis malos pensamientos, me llena los ojos de lágrimas. Poso mi mano en tu hombro
   -¿Fue muy duro contigo...? -pregunto preocupada

Trago saliva, sintiendo que las lágrimas tiemblan en mis ojos. Me alzo de hombros.-No te creas, mi madre le pidió silencio y se calló... Eso es buena señal...
   -Te miro y sonrío tenuemente.

   -Y... ¿Y tu madre? -pregunto, temblorosa.



Trago saliva.
   -Bueno, no se lo tomó muy bien al principio, solo al principio...


Siento una profunda tristeza. Todas mis esperanzas estaban puestas en esa mujer, y ahora ella tampoco parece estar de nuestra parte
   -Aún no ha venido a verme... -murmuro, preocupada por ese detalle-. ¿Crees que es por algo?

Trago saliva.
   -No, no lo creo...-Aprieto tu mano.-Tiene mucho trabajo con los sombreros y eso... Seguro que es solo eso...

   -Has dicho que no se lo tomó bien... ¿Qué te dijo? -pregunto, sintiendo como aprietas mi mano



   -Qué como había podido pasar algo así...-Te miro, e intento convencerme a mí mismo de que aún no ha podido venir a verte, por motivos de trabajo.


Tus palabras me duelen
   -Ya... Lo de siempre... -murmuro, y arriba, suenan los golpes que oí ayer, acompañados de ese quejido monótono. Pongo los ojos en blanco

Frunzo el ceño.
   -¿Qué ha sonado?-Pregunto al no haberlo distinguido bien, mientras miro hacia arriba


   -Creo que arriba hay un Ghoul... -te miro sonriendo- Y en la habitación de enfrente hay un Boggart... No somos los únicos que estamos aquí, aparte de la vieja de la comadreja del cuadro del pasillo -sonrío acercándome a ti y beso tus labios

   -No me jodas...-Río levemente al ver que sonríes, pero después dejo de hacerlo para responder a tu beso. La dulce caricia de  tus labios, me estremece.


Siento como mi cuerpo se estremece por el contacto de tus labios en los míos. En estos, ahora hay un millón de terminaciones  nerviosas que no sabía ni que existían, o a las que antes no había prestado atención. Un fuego que es inextinguible rompe a arder entre ese espacio que queda entre tus labios y los míos

Sigo tu beso, mientras cierro los ojos, ese dulce beso, dulce y perfecto, que arranca cualquier rastro de dolor de mi ajetreado alma. Enredo mi lengua a la tuya, mientras mi mano izquierda se posa en tu cuello.

Siento en mi cuello tu mano, y bajo la piel, percibo el flujo de sangre que debes notar ardiente bajo tus dedos. Cojo tu mano y la guío poco a poco hasta mi pecho izquierdo, deteniéndolo sobre este, y apretándolo contra mí

Aprieto tu pecho suavemente, redondo y perfecto para mi  mano. Por En esa caricia, siento que tu cuerpo, ha sido moldeado para mis manos, y tus labios escritos para los míos. Mi mano derecha se pierde por tu cintura.

Un gemido de placer muere entre mis labios para rendirse a la muerte de tu boca. No puedo contenerlo, aquella caricia a través de la gruesa tela de mi sudadera gris, hace que sienta un placer que nunca habría imaginado que podría obtener de esa manera. Te aprieto la mano contra mi pecho un poco más, hasta que siento dolor

Tu mano sobre la mía, la mía sobre tu pecho... Este dulce momento, se vuelve una dulce tortura, que asfixia todos mis sentidos. Devoro tu boca con mis labios, enredo mi lengua a la tuya, y mi mano derecha, acaricia la cara interna de tu  muslo, a través de la ropa

Ya no me acuerdo de nada. No me acuerdo ni del Boggart en el que vi el rostro del tiempo, ni de esa compañera que te pasa los apuntes y a la que he maldecido toda la tarde sin saber ni que rostro tenía...Ahora solo me acuerdo de ti y de mí. Me aparto un poco para tirar de mi sudadera y quitármela. Bajo esta, no llevo nada, pues soy incapaz de ponerme un sujetador. Miro mis inflamados pechos, enrrojecidos y calientes, con cierta vergüenza, antes de mirarte a los ojos

Miro tus pechos desnudos, aunque inflamados, siguen siendo perfectos. Te miro a los ojos, antes de volver a besar tus labios, mientras comienzo a desabotonar los botones de mi camisa, sediento de ti, ansioso de poseerte una vez más.

La forma en que me miras hace que me relaje, pues puedo leer el deseo en tus  ojos, y sentirlo en tus labios cuando me besas.Mientras desabrochas tu camisa, yo tiro de esta para sacarla de tus pantalones

Me quito la camisa, y la dejo caer al suelo, mientras mis manos acarician tu torso desnudo, delineando cada trazo de tu perfecto cuerpo, ardiente, lleno de deseo. Mis labios se deslizan desde tus labios, hasta tu cuello y saboreo en estos, el dulce latido de tu vida.

Gimo profundamente al sentir el roce de tus perfectas manos contra mi cuerpo, la sensación de que estas me están quemando, moldeando, dándome forma y vida una vez más. Echo mi cabeza hacia atrás mientras llevo mis manos a tu nuca, sintiendo que un profundo extasis se desborda por todo mi ser

Mis manos se posan con suavidad sobre tus pechos, ardientes y desnudos mientras mis labios vuelven a los tuyos. Quiero saborearte no solo con los labios, si no también con las manos.El placer cada vez es más intenso, por tu placer lo puede todo

Cuando siento en mis pechos tus manos, un escalofrío recorre toda mi espalda. Gimo profundamente, al sentir aquella oleada de inevitable placer. Poso mis manos sobre las tuyas, apretándola contra mí, indicándote como quiero que me toques, mientras todo mi cuerpo se muere de lujuria lenta y placenteramente

Tus gemidos de placer, hacen que mi placer se intensifique, ardo tanto como arde mi alma. Aprieto mis manos muy suavemente, y de la manera que tú deseas, pues tú deseos sean los que sean, siempre son órdenes para mí. Mis labios se pierden de nuevo en tu cuello.

Mientras me tocas, mientras besas mi cuello, mientras yo me siento inmersa en esa espiral de deseo, me quito las zapatillas  con la ayuda de mis pies, y suelto tus manos para llevarlas hasta tus pantalones. Con cierto nerviosismo, lucho contra ese botón, para desprenderlo,  y desciendo la cremallera para después, tocando tu bajo vientre cubierto por ese suave vello  introduzco esta por debajo de la goma de tu ropa interior, buscando el calor de tu sexo con mis dedos

Dejo escapar un gemido de placer, entreabriendo los labios, al sentir tus suaves dedos, recorriendo mi ardiente sexo, agarro tu muñeca con mis dedos, guiándote hasta la parte más sensible de mi sexo, mientras mis labios vuelven a los tuyos, respiro de tu aliento, bebo de tu alma, me alimento de tu saliva.

La forma en que guías pidiéndome más placer hace que el mío se haga más intenso. Deslizo mi mano, cerrada alrededor de tu masculinidad, ejerciendo la presión necesaria, produciéndote placer al hacerlo, sintiendo en la palma de mi mano la  placentera sensación del sutil latido de tu torrente sanguíneo

Gimo contra tus labios al sentir tu mano, rodeando mi sexo, sigo sosteniendo tu muñeca, con mi mano izquierda, para sentir así, el movimiento que ejerce tu mano sobre mi sexo, mientras mi mano derecha desabrocha el botón de tus pantalones. Sigo atando mis labios a los tuyos, esos labios que nacieron ya atados a los míos.

Dejo que tu mano me guíe al sostener mi muñeca, sintiendo el brío con el que me pides más. Noto que mis labios me duelen, torturados por el dulce tormento de los tuyos al besarme. Incremento la velocidad de mi mano... No me importa lo que pueda ocurrir, pero espero a que tú decidas si quieres que siga

El delirio de tu mano sobre mi sexo, me hace enloquecer de placer, una locura dulce, cálida... Detengo tu mano, porque el placer es traicionero y llega cuando menos te lo esperas. Bajo la cremallera de tu pantalón, para poder apartarlo de ti cuanto antes, para adueñarme de tu ti, y lidiar una batalla contigo cuerpo a cuerpo.

Entiendo la respuesta al detenerme. Me aparto de tus labios jadeantes, mientras que me tumbo sobre la cama, bajando mis pantalones hasta la mitad de mis muslos, y sintiendo el frío de la habitación quemándome los pechos desnudos y tensos

Me deshago de mi calzado y después de mis pantalones. Después me pongo de rodillas sobre la cama y tiro de tus pantalones con cuidado de no hacerte daño, para despojarte de ellos, mientras me inclino para besar tu vientre y deleitándome del sabor que su calidez desprende.

Siento tus labios posarse sobre mi vientre y sonrío mientras tiemblo de placer y frío sobre el colchón. Acaricio tu pelo con mis dedos, y casi puedo sentir que le estás besando también a ella
   -¿Puedes sentirla...? -murmuro con voz jadeante,mientras mis ojos se llenan de lágrimas de emoción

En ese momento, siento una extraña sensación, pero después esa sensación se hace dulce.
   -No...
Sonrío tenuemente y me yergo para despojarte por completo de tus pantalones, después mi mano izquierda se posa sobre tu vientre con calidez y dulzura

¿No? Yo la siento a cada instante, como si fuera parte de mi, como si pensara conmigo y hablara en mi voz. Levanto la cabeza para mirarte, y poso mi mano sobre la tuya. Tras ese momento tierno en el que puedo sentir esa energía, vuelvo a recuperar  el deseo y empujo tu mano hacia abajo mientras me muerdo el labio

Acaricio tu sexo a través de tu ropa interior, húmeda por el deseo, pero entonces me doy cuenta de que necesito mucho más, y deslizo tu ropa interior por tus muslos. Te despojo de ella, y mi mano se pierde entre tus piernas. Acaricio tu sexo muy lentamente con las yemas de mis dedos, mientras uno de ellos se adentra en el lugar más recóndito de tu ser.

Aquella caricia me quema, me quema tanto que hasta puedo sentir dolor, un dolor que me bendice, me rescata de la tortura lenta y dolorosa de querer tenerte. Cuando siento como uno de tus dedos se clava en lo más hondo de mí, un gemido de placer rasga la oscuridad que me permite ver tu mano entre mis muslos, la cual tan pecaminosamente miro... Me aferro con fuerza a la almohada con la mano izquierda, y tenso mis músculos con fuerza

Muevo mi mano despacio, lentamente, mientras mi dedo corazón, recorre tu cálido interior. Me inclino sobre ti para besar tus  labios, mientras que con mi mano izquierda, trato de bajarme la ropa interior.

Gimo con mayor ímpetu, con mayor fuerza, busco tus labios entre jadeos, y poso mi mano en tu nuca para atraerte hacia mí el lento roce de tu dedo recorriendo mi interior con el arte del placer que tan eficientemente me causas, hace que sienta que soy esclava de todos esos sentidos que has despertado en mí. Contengo la respiración contra tus labios cuando, tensando todos los músculos de mis piernas, alcanzo un orgasmo que enloquece mi corazón, cuyos latidos puedes percibir en mis labios posados en los tuyos

Siento el latido del placer que el desatado, torturando tu interior, y en ese momento siento que una dulce locura, recorre todo mi ser, separo tus piernas para adentrarme en ti muy despacio, sintiendo en mi sexo, los latidos de tu orgasmo al hacerlo. Agarro las sábanas con mis manos y comienzo a moverme muy lentamente mientras te miro a los ojos

Aquél orgasmo no me ha dejado lo suficientemente saciada de ti. Cuando te adentras en mi cuerpo, con esa fuerza, con esa vertiginosa pasión, siento que todo mi cuerpo se muere contigo. Miro a tus ojos, presa de ese dulce calvario en el que podría morir sin lamentarlo, y sonrío mientras susurro:
   -Mátame... Mátame, por favor...
Pongo mis manos en tu rostro, rozando tus  labios con mis dedos, antes de poseerlos con los míos, mordiéndolos suavemente, respondiendo con mi cuerpo al movimiento del tuyo

Respondo a esas palabras con un movimiento certero de mis caderas, impetuoso pero suave, pasional pero dulce, mis labios atrapan tu labio inferior, rozo tu lengua con la punta de la mía, hasta fusionarla, como si ambas fueran una sola.

La ternura con la que me haces el amor me enloquece. El placer se hace cada vez más fuerte, y mis labios ardientes responden a los tuyos, uniéndose a estos con deseo. Mis manos recorren tu cuello, tus hombros, tu espalda,se detienen en tus sudorosas nalgas, las cuales aprieto contra mí. Cada vez gimo más alto, sintiendo en mis pechos cierto dolor al tener tu pecho levemente posado sobre estos

Tus manos en mis nalgas, hacen que incremente la velocidad de mis movimientos, aunque en ningún momento dejan de ser suaves, dulces, tal vez porque inconscientemente tema dañarte, dañarle a ella... Beso tus labios con dulzura, gimiendo contra éstos, mientras mis manos se aferran a las sábanas.

Elevo mis caderas, hasta unir mi vientre con el tuyo. Siento tu sudor resbalando por mi piel y enloquezco. Aprieto mis dedos contra tu tensa piel y te miro a los ojos, sosteniendo tu lujuriosa mirada, mientras que respiro con fuerza,casi sin aliento,y subiendo el tono de voz en mis latidos. Puedo sentir el placer, en lo más profundo de mí, tu virilidad recorriendo mi cuerpo, llegando a lo más profundo de mí con escalofríos que nacen en lo más hondo de mis entrañas. En ese abismo, una explosión se desata, y el huracán del orgasmo surge dentro de mí arrancándome un profundo y ronco gemido, mientras cientas de corrientes eléctricas hacen que mi sangre hierva, y un dulce y lento palpitar abrace tu sexo

Siento en tu sexo, el dulce palpitar del moribundo placer, en mis oídos percibo la voz de la pasión desterrada de tu cuerpo. Los latidos de tu sexo contra el mío, me hacen enloquecer. Entreabro los labios y te miro a los ojos, mientras me muevo muy despacio, sintiendo como poco a poco mi placer comienza a derramarse, llenándote de mí, vertiendo mi vida en tu vientre.

El elixir de vida que se derrama dentro de mí, me quema. Es como magma de un volcán que ha erupcionado por el terremoto de mi cuerpo. Puedo sentir tu orgasmo , los latidos sensuales del mismo dentro de mí. Asciendo con mis manos por tu sudorosa  espalda, saboreando tu piel a través de mis manos, y las paso por tu pelo antes de detenerlas en tu rostro para encontrar  tus labios con los míos, en los que se me escapa un "Te quiero"

Caigo sobre tu cuerpo, derrotado aunque invicto, y me poso suavemente sobre tu piel desnuda y sudorosa. Beso tus labios aún calientes por el beso del placer.Beso tu placer al hacerlo y sonrío dulcemente mientras acaricio tu mejilla.Y yo a ti mi vida

Un quejido de dolor que no puedo evitar brota de mis labios cuando te posas sobre mi cuerpo al sentir el dolor en mis pechos.Alzo los ojos sonriendo a pesar de ello, y acaricio tu mejilla y tus labios con el pulgar cuando dejas de besarme
   -Tenía tanto miedo...

   -¿Miedo?-Frunzo el ceño sin dejar de sonreír.- ¿A qué?-Beso tus suaves labios efímeramente.



Bajo tu sudoroso cuerpo, tan caliente y jadeante por el placer, empiezo a tiritar
   -A que no me desearas...


   -¿Por qué?-Pregunto mientras siento que tiritas bajo mi cuerpo.



No quiero romper este momento con mis neuróticos pensamientos. Te rodeo con mis brazos, apretándome contra ti con fuerza, sin  importarme el dolor
   -No me hagas caso... Solo abrázame...

Asiento a tus palabras y te rodeo con mis brazos, enredándome a ti para eliminar así el abrazo del frío. Beso tu frente.


Y así, en el dulce refugio de tus brazos, dejo que mis miedos mueran, y se consuman de la misma forma que el fuego y la pólvora


Siento sus brazos como mi último refugio en el mundo. Sentirme rodeada de sus brazos, besada por su sudor cálido resbalando por su nívea piel, me adormece, como si su abrazo fuera una nana de silencio susurrada a través del contacto de nuestras pieles. Hundo mi rostro en el hueco de su cuello, y con mis labios rozo su latente arteria, cuyo torrente sanguíneo puedo percibir a través de mis labios como un cosquilleo, quemándolos dulcemente hasta convertirlos en cenizas. No quiero que se aparte de mí, no al menos hasta que todo nuestro incendio se apague del todo. No quiero que me desarrope de su cuerpo, ni que me prive del roce de este, incluso necesito  el dolor que su peso sobre mí, posado con ligereza, causa en mis doloridos y sensibles pechos. Y cuando finalmente me desabriga de su piel, tendiéndose a mi lado en el colchón, me siento poderosa e invicta, desnuda y plena sobre un colchón ajado y unas revueltas sábanas húmedas por el sudor que ha bebido de nuestros cuerpos, mirando al cielo de un estampado incierto del dosel que hay sobre nosotros como si fuera un firmamento lleno de estrellas apagadas. Me giro hasta quedar de lado sobre la cama, hundiendo el codo en la almohada y apoyando mi mentón en mi mano. Le contemplo, sonriendo, tan hermosamente mío que no puedo creérmelo. Beso su frente y acaricio su pelo, y después de tirar de las sábanas para cubrirnos, cuando el sudor se nos empieza a quedar frío, le arropo con ternura.

Arroparle significa renunciar al placer de contemplarle, pero me permito ver su torso, con la piel trémula brillante por el sudor, tan bella por su perfección, pero casi aún más por sus imperfecciones. Acaricio su torso agitado aún por el éxtasis del todavía reciente orgasmo, que sube y baja por su respiración rítmica. Puedo sentir en mis dedos el latido de su corazón al rozar su piel suavemente, y siento que se estremece. Sus mejillas aún encendidas, se encienden aún más. Sonrío y cierro los ojos cuando me inclino para besarle. Y sigo acariciando su piel y sus cabellos hasta que se queda dormido

Cuando duerme, me quedo despierta vigilando sus sueños. Juego a descifrar el sentido de su viaje onírico a través de los latidos de su corazón o del movimiento de sus ojos tras los párpados, a través de su respiración al agitarse o calmarse, la cual se escapa de sus labios como besos nacidos en medio de un sueño robado por aquella espia que los ultraja mientras sonríe porque no puede creerse que ella pueda ser tan feliz. Me tumbo a su lado cuando decido que ya no quiero seguir siendo su vigilante nocturna, su protectora de sueños, y que es mejor reunirme con él en ellos. Me abrazo a su cuerpo hasta fundir mi piel con la suya y me rindo al placer insuperable de quedarme dormida, desnuda entre sus brazos


Cuando despierto, las sábanas están revueltas, y nuestros cuerpos enrredados el uno al otro. Pero antes de abrir los ojos, sonrío al sentir su mano sobre mi vientre. Al mirar hacia la derecha y verle bocabajo con la espalda desnuda bañada por una fría caricia de sol, con los cabelloa rubios revueltos, sonrío y me dou cuenta de  que yo no era una enamorada, sino una drogodependiente. Y él, era mi marca de heroína

Cuando Scor se despierta, yo ya llevaba mucho tiempo despierta, espiándole. Tras regalarme alguno de sus besos perdidos en soplos de aliento cálido llegados de un muy lejano sueño, se viste a la luz del sol mientras yo observo cada línea de su cuerpo sintiéndome dichosa, y con el egoista pensamiento de regodearme pensando que es mío. Solo mío. Yo me quedo en la cama, hasta que tras besarme una y otra vez, finalmente se marcha. Desde la puerta, apoyado en el quicio, vuelve a lanzarme un beso, y yo lo atrapo dentro de mi mano como si este fuera una mariposa que llevo hasta mi pecho, donde la guardé para siempre. Y cuando se va, se va el sol Y luego, vuelvo a casa. Mi padre ya ha abierto la juguetería, y cuando abro, estaba tras el mostrador. Me mira con un extraño gesto. Como si estuviera evaluando mi pelo, o el orden de mi ropa. Yo señalo arriba y digo:

   -Voy a darme una ducha

 Y él asiente con vehemencia, como si no supiera que decir.

   -Oh, si, si... Claro. Yo te espero aquí

 Y mientras subo arriba, sonrío por esos celos de padre que tanta ternura me inspiran siempre.


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