sábado, 31 de enero de 2015

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Expiación

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Ever: Salgo del cuarto de baño, apagando la luz de este. Scor está ya en la habitación, incluso puedo sentir su presencia en ella, antes de verle

Scor: Sonrío mientras te miro, abotonando los botones del cuello de mi camiseta de pijama gris.
- ¿Ya has terminado?

Ever: Veo como cierras los botones de tu pijama y sonrío mientras me acerco a donde estás. 
-¿Tanto tardo? -pregunto, a sabiendas  que llevo en el cuarto de baño unos quince minutos

Scor: Uy que si tardas, como todas las mujeres... 
-Sonrío guiñándote un ojo, y coloco las mangas de mi pijama, sentándome después  en el filo de la cama.

Ever: -Bueno, tú también tardas por las mañanas cuando te metes en el baño. A veces me haces pensar mal -me siento a tu lado sonriendo, mientras que cierro mi suave bata rosada.

Scor: -¿Yo? ¿Pensar mal? -Me señalo sonriendo.- Eso es porque me coloco mucho el pelo...

Ever:  -¿El pelo? -pregunto, con una mueca de incredulidad, mientras que sonrío-. No me lo creo...

Scor: Río y revuelvo mi pelo con mi mano izquierda.
- Hacer esto lleva su tiempo... -Bromeo.

Ever: Sonrío, y me giro un poco hacia ti cogiendo tu pelo con mis manos, sujetando los dorados y sedosos mechones entre mis dedos, pero sin tirar de estos
-Déjame a mí, que despeinarte me gusta...

Scor: Sonrío y asiento.
- A ti te dejo que me toques el pelo, eres una de las pocas personas a las que les dejo que lo hagan, ¿eh?

Ever: -Eso me gusta... -digo, mientras que te miro a los ojos con intensidad. 
No llevo en el baño quince minutos solo para dormir a tu lado y dejar en las sábanas un buen perfume. Lo quiero dejar en tu piel. Pero hace días que una idea me ronda la cabeza, y la timidez, o lo poco que me quede ya de ella contigo, me cohíbe. Te miro como si buscara en tus ojos un atisbo de algo  que me ayude a dar el paso.

Scor: Frunzo el ceño al ver tu gesto echando ligeramente la cabeza hacia detrás.
- ¿Nena? -Río.

Ever: ¿Qué? -pregunto sonriendo por tu gesto, pero después, aunque mantengo una sonrisa, mi expresión se serena. Me humedezco los  labios y me digo a mí misma: ¿Por qué no?-. ¿Quieres jugar...? -te pregunto.

Scor: -¿Jugar? -Pregunto sonriendo, dándome cuenta de que no me estás hablando de un juego de niños.- Contigo, siempre, nena... 

Ever: Sonrío, porque temo herirte. No sé si te conozco del todo en lo que en cuanto a una cama se refiere. Hay algunas cosas que a  lo largo de casi estos dos años, nunca hemos hecho. Insisto
- ¿Seguro...?

Scor: Tu pregunta me extraña, y por eso frunzo el ceño pero sonriendo.
-Claro. Seguro.

Ever: Trago saliva. Respiro hondo y me pongo de pie delante de ti. Dejo caer al suelo la bata de satén, y dejo ver uno de esos conjuntos de lencería que tu madre me regaló el otro día. Frente a ti, y sintiendo un leve escalofrío, te digo
- Desnúdate...

Scor: Veo el hermoso conjunto de lencería, que viste tu cuerpo y humedezco mis labios con una sonrisa, poniéndome de pie. Me estaba vistiendo cuando entraste, pero ahora que me pides que me desnude, será cuando en verdad me vista, porque tú me vestirás con tu mirada. Tiro de mi camiseta, para sacarla por mi cuello, sin preocuparme de desabotonar sus botones.

Ever: Retrocedo un paso mientras te observo mientras te desvistes, conteniendo mis ganas de hacerlo yo con mis manos. Esta vez quiero desnudarte con mi mirada, jugar a que te estoy espiando a escondidas, recordarme cuando te imaginaba desvistiéndote en tu dormitorio, a solas, y disfruto de eso casi tanto como cuando yo misma lo hago.

Scor: Sonriendo, dejo caer al suelo la camiseta, y después tiro hacia debajo de la goma de mis pantalones.

Ever: Observo como te desnudas en silencio, mirándote a los ojos, esperando a que termines de hacerlo por completo

Scor: Sonriendo excitado ante este juego al que jamás antes he jugado, sintiéndome algo huérfano sin tus manos, aparto el pantalón de mis tobillos con una leve patada, y comienzo a bajar mi ropa interior sin dejar de mirarte.

Ever: Sostengo tu mirada hasta que siento la tentación de mirar tu desnudez. No dejo de sonrojarme cuando lo hago, tal vez por el deseo que despierta en mí, o porque me considero algo desvergonzada de mirar tu intimidad tan directamente por mucho que sea  posesión mía también, al igual que tú. Y siento al mirarte que me avergüenzo de desearte tanto, pero que esa vergüenza me  enorgullece.

Scor: Saco la ropa interior de mis tobillos, y te miro en silencio, sin sentir ni un sólo ápice de vergüenza.

Ever: Siento una victoria en mis venas al verte desnudo. Tal vez, como si tu fueras mi mayor triunfo. Y es que lo eres. Te miro  todo el cuerpo, tu desnudez hermosa, tentadora, reluciendo delante de mí, tan mía... Te miro a los ojos.
-Túmbate...

Scor: Obedezco a tu petición porque eres la mujer en la que yo he depositado todas mis órdenes, y me tumbo en nuestra cama.

Ever: Y cuando estás sobre nuestra cama, tendido y desnudo, siento que eres mío... Y que estás sometido a mi voluntad, por tu  propia voluntad. Con un movimiento de mi mano y un "venite" apenas susurrado, hago que mi varita vaya hasta esta y te apunto con esta, primero a la muñeca derecha, y después a la izquierda, creando en ambas suaves ataduras al cabecero de la cama.

Scor: Miro las ataduras que se aparecen en mis muñecas, aunque antes de verlas, ya las he sentido. Aquél juego me hace sentir un cosquilleo, y mirándote humedezco mis labios.

Ever: Veo el deseo en tus ojos y eso me insta a continuar. Por eso, tiro la varita hacia la cama, y me llevo las manos a la espalda para desabrocharme el sujetador, dejándolo caer al suelo, y haciendo lo mismo después con mi ropa interior, muy despacio, para que puedas ver como descubro lentamente cada uno de los tramos de mi piel.

Scor: Trago saliva tentado por la necesidad de tocarte, y miro mis manos atadas al cabecero, pero después vuelvo a mirarte, para ver tus pechos desnudos, y tu piel cuando la desnudas con tanta lentitud que me creo morir.

Ever: Siento el roce de aquella lencería en mis tobillos, y alzo un pie y después el otro para apartarlas. Y entonces apoyo mis manos en la cama, y después una rodilla, después la otra... Y avanzo un poco hacia ti, mientras me inclino un poco, rozando  tu muslo con mi pelo al hacerlo.

Scor: Los latidos de mi corazón se aceleran, cuando siento el cosquilleo de tu cabello en mi muslo. Quiero tocarte y no puedo, por eso odio esas ataduras, que al mismo tiempo me producen morbo, a la par que frustración.

Ever: Me inclino para rozar la cara interna de tu muslo con mis labios, saboreando tu dulce piel, dejando que la punta de mi lengua  te roce mientras asciendo. Continúo dibujando tu cuerpo con mis labios, lamiendo suavemente tu piel más trémula, saboreando  la textura de tu excitación cuando recorro con mi lengua la latente vena de tu erecto sexo, hasta alcanzar su húmedo extremo.

Scor: Dejo escapar un gemido ahogado de mi garganta, cuando siento la caricia de tu lengua en la parte más cálida de mi sexo. Echo la cabeza hacia detrás sintiendo latir las venas de todo mi cuerpo, por el puro placer que me brinda este momento.

Ever: Siento un profundo deseo de deleitarme contigo en esa placentera y húmeda caricia. Pero no quiero hacerte llegar a ese  destino aún. Con mi lengua acaricio tu pubis y tu vientre, y rozo con mi pecho tu erección, al principio sin querer, luego  a propósito, rozando con mi erguido pezón tu sexo desde su base hasta su húmedo extremo. Luego pongo mis rodillas a cada uno de los lados de tu vientre, y me aparto el pelo, dejándolo caer sobre uno de mis hombros, acariciándome la nuca al hacerlo.

Scor: Tu sensual gesto, tu lengua lamiendo la ardiente piel de mi lengua, y ese roce de tu pezón erecto, acariciando mi excitado  sexo. Por instinto, ahogando un gemido, empujo mis manos hacia delante, pero las ataduras son demasiado firmes...

Ever: Sonrío cuando te veo gemir, cuando veo como intentas zafarte de esas ataduras... Dejo que mi mano resbale por mi cuerpo, que caiga por el precipicio de mi pecho, mi costado, y después mi vientre... Te miro a los ojos con un gesto interrogante  mientras dejo que mi mano derecha, siga descendiendo.

Scor: Humedezco mis labios, deseoso de que esa mano siga descendiendo por tu firme vientre, que siga acariciando esa piel que yo no puedo acariciar, que se pierda en ti tanto como me he perdido yo tantas veces...

Ever: Me fijo en tus ojos y tu expresión me libera. Sigo yendo más allá, porque quiero que seas testigo de lo que siempre fuiste responsable... Tú, el origen de mi primer pecado, de la muerte inicial de quien fui, tú, que me impulsaste al delirio  de gozar creyéndome capaz de igualar lo que tú podrías darme, quiero que veas lo que me enseñaste a hacer mientras que te soñaba a oscuras y te imaginaba en la luz, desde aquél día en el que vi el vello dorado de tu vientre... Quiero que seas  testigo de lo que me enseñaste a hacer antes de que me enseñaras a amarte, y dejo que mis dedos resbalen por la caliente humedad entre mis muslos, mientras gimo de placer, alzando mis caderas y echando mi cuerpo hacia atrás, apoyándome con la otra mano en el colchón

Scor: Tu gesto, esa mueca de placer que se aparece en tu hermoso rostro de aspecto ahora febril, gracias al beso del placer. Trago saliva, fijándome en esa mano que resbala entre tus calientes muslos, y me maldigo por no poder tocarte.

Ever: Te miro a los ojos mientras me acaricio esa parte tan sensible de mí, provocándome placer. Quiero que veas lo que hacía en la escuela cuando me desvelaba pensando en ti, lo que me hacia sudar en mi cama cuando no dormías conmigo, lo que me condenó al infierno de los pecadores, lo que me convirtió en un cuerpo impío, profano... Mi pecado quema mis dedos mientras mis dedos resbalan hacia arriba y hacia abajo, separando un poco más los muslos porque quiero que veas como soy cuando estoy a solas, como era cuando no te tenía a ti

Scor: La garganta me arde, como todo el cuerpo, tal vez porque no puedo besarte, tal vez porque no puedo acariciar tu placer con  ella, tal vez porque no puedo devorar tu piel. Miro entre tus piernas, sin querer perderme detalle de ese perfecto  onanismo que me estás regalando. Me arden las mejillas, tanto como arde la piel en mi nuca, que me obliga a girar el cuello en un círculo porque el placer hace que me duela todo el cuerpo.

Ever: Y tanto placer me causa causarme placer delante de ti, tanto placer aprendí a darme cuando necesitaba que me lo dieras tú, que solo unos segundos más y mis gemidos se acentúan cuando siento que me acerco a ese orgasmo que te brindo, como si se tratara del homenaje que te dedico... Pues tú has sido la causa de todos mis delirios y pecados. Dejo que la catarsis del fuego de ese placer me siga haciendo arder, sin dejar de deslizar mis dedos por mi sexo, sintiendo como la humedad seacrecienta, y sintiendo su latir, mientras te miro a los ojos mordiendo mi labio.

Scor: Los latidos de tu sexo, tus dedos resbalando por él, tu gesto de desmesurado placer... Siento que apenas puedo respirar, que no puedo apartar mis ojos de entre tus muslos, pero tampoco puedo apartarlos de tu rostro. ¿Qué puedes elegir mirar cuando no tienes nada que elegir? El sudor resbala por mi sienes, mientras el placer en mí es tan inmenso, que siento que estoy a punto  de alcanzar el éxtasis.

Ever: Veo tu piel brillar por el sudor, y aún sintiendo ese placer que ha hecho de mi cuerpo un debacle de sensaciones, extiendo mi  mano hacia mi varita y con un solo hechizo, hago que esas ataduras desaparezcan

Scor: Siento un golpe, cuando las ataduras de mis muñecas se desatan, y te miro con los labios entreabiertos, casi jadeando de puro placer, y cojo tu mano, la misma con la que antes te has dado placer, y la llevo hasta mi sexo, mirándote a los ojos.
- Termina lo que has empezado, nena... -Digo con la voz entrecortada por el placer.

Ever: Una sonrisa sensual se acaba en tu boca cuando beso tus ardientes labios mientras que mi mano rodea tu ardiente sexo, y deslizo esta hacia abajo, volviendo a ascender hacia arriba, al principio con un movimiento sutil, después con mayor vigor

Scor: Te beso pero mi beso se pierde en tu boca, cuando el vigor con el que mueves tu mano, me hace sentir un escalofrío . Gimo contra tus labios cuando siento ese movimiento de tu mano en mi sexo, mordisqueando tus labios, cuando alcanzo ese cénit tan ansiado, al que casi me llevas solo con tu placer frente al mío.

Ever: Siento en mi mano como sucede, como el placer te rompe al alcanzarte, como la fuerza de ese instinto te doblega ante su poder  infinito, consumiéndote. No me pierdo detalle de tu rostro cuando ocurre, mientras sigo moviendo mi mano suavemente, sintiendo como tienes un orgasmo dentro de ella.

Scor: Me muerdo el labio temblando ligeramente de placer, estremecido por ese dulce golpe de placer, y busco tus labios ansioso de  besarlos.

Ever: Te beso mientras me poso en tu cuerpo, abrazándome a ti, sintiendo que me he purificado de todos mis pecados expiándolos  contigo, que ya hay un secreto menos entre tú y yo... Me aparto de tus labios y te miro a los ojos
-Te quiero... Te quiero más de lo que mi corazón puede soportar...

Scor: Me pierdo en esas palabras en la infinita ternura de tus ojos, y sonrío.
- Te quiero... Te quiero más de lo que el mundo podría imaginar...

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