Soldados de Juguete
Posted in Edward Dawson, Lyanna Valdemar, Roles
Quedan horas, escasas horas para que mi querida nieta, mi tercera Lyanna, sea bautizada.
Tengo en mis manos una foto, han pasado pocos años desde que fue tomada, desde que se inmortalizó esa imagen para siempre en el papel, pero se nota que han pasado años. Esos años que han pasado son los años en que mi hija ha ido creciendo. Pues esa foto la muestra a ella en mis brazos, vestida para su bautizo en mis brazos en la puerta de la juguetería antes de ir camino a la parroquia.
Ever, esa niña que la vida me dejó, esa niña que creí abandonada por su madre y que la nombré nunca porque yo nunca la dejaría sola, esa niña que abandonaron para dejarla vivir, esa niña que mañana llevará en sus brazos a su hija, ya que ella ahora es madre.
Los ojos se me llenan de lágrimas, ese día solo pensaba en como su madre se podía estar perdiendo ese único momento y ahora me maldigo en el silencio por haber maldecido a la mujer que por dos veces la dio la vida.
Mi Lyanna, ahora es más fuerte su recuerdo en mí porque al saber lo que ocurrió solo puedo amarla más.
Y ese amor me trae recuerdos, los recuerdos de los días más hermosos vividos a su lado, esos días que yo era inmensamente feliz. Y esos hermosos días también tuvieron uno último un final que yo desconocía el último día que ella estuvo junto a mí.
Octubre de 2005
Estamos en el taller, juntos, como todos los días desde que existes en mi vida. Esos días que has inventado para hacerlos nuevos. Esos días que ya son distintos desde el calendario.
-¿Empezamos?
Lyanna: Sintiendo que el mundo me está obsequiando con mucho más de lo que merezco, asiento, manteniendo una sonrisa en mis labios:
-Empecemos.
Edward: - Siempre hacer un juguete es algo especial, pero hacer un juguete mágico es asombroso Lyanna.
Sonrío tomando tu mano.
Lyanna: Cojo tu mano con firmeza y seguridad, a sabiendas de que de tu mano, nada podrá hacerme daño. Te miro
-Hacer un juguete junto a alguien especial, es mucho más hermoso aún... -Sonrío.
Edward: Me robas las palabras no nacidas aún en mis labios y destapo la caja para que veas el carrusel que yo mismo hice hace unos días:
-Le vamos a dar la magia que aún no tiene en su vida...
Lyanna: Miro el hermoso carrusel, mientras que aparto un mechón de cabello de mi rostro
-Vamos a darle la vida que le falta, entonces...
Edward: -Eso es, vamos a darle juntos la vida que le falta...-Saco el carrusel y le doy la vuelta.- Mira, carece de mecanismo...
Lyanna: Observo ese hermoso juguete que se me antoja aún más hermoso entre tus hermosas y suaves manos
-¿Y cómo vamos a hacer que tenga vida? ¿Tenemos que ponerle un mecanismo, o no hará falta?
Edward: Sonrío mirando esos ojos que todo mi amor me han robado.
-Le daremos un corazón...
Lyanna: Te miro cuando pronuncias esa palabra. ¿Cuántos corazones habrás devuelto a cuerpos vacíos, y a cuerpos sin vida? ¿Cuántos corazones rotos habrás reparado, además del mío? Te miro a los ojos, sonriendo, pero en ese momento en el que tropiezo con ellos, siento un profundo dolor al saber que te estoy ocultando mi vida, y aunque si lo hago es por protegerte, no puedo evitar sentir un remordimiento, que me hace bajar la mirada hasta el carrusel
-De acuerdo...
Edward: Cojo mi varita que está en la mesa del taller y te miro:
-¿Cómo quieres que sea?
Lyanna: Me siento en un taburete del taller, y apoyo el codo en la mesa. Te miro con una sonrisa.
-Quiero que posea una magia infinita, infantil, que ningún niño deje de reír en ese carrusel, que ninguna madre deje de esperar a sus hijos, que llueva cuando lo haga aquí, que nieve cuando lo haga aquí, que se sucedan las estaciones, pero que el tiempo nunca pase, aunque no deje de correr... -Sonrío.
Edward: Te miro asombrado, eres un ángel y por eso deseas que este carrusel tenga esos deseos que quizá tú hubieras querido tener para siempre contigo en ese cielo que te desterró. Sonrío:
-Es precioso Lyanna, pero es difícil...
Lyanna: -Sí, ¿verdad? Es difícil porque ningún mundo es perfecto... Ni siquiera éste que es diminuto. -Sonrío y acaricio el carrusel con las yemas de mis dedos- Podemos hacer que gire, solo cuando quien quiera verlo girar, escuche la canción de su vida...
Edward: -La canción de su vida...-Me aparece buena idea.- Y... ¿qué más? -Te miro a los ojos, sonriendo.
Lyanna: Sonrío a tus palabras, y te miro sin dejar de acariciar ese carrusel en el que siento que vive la magia que en él, aún no vive
-Que cuando alguien recuerde el momento más maravilloso de su vida, se encienda una brillante luz...
Edward: -Una luz inmensa, cegadora, blanca y pura -Me imagino ese resplandor naciendo de ese juguete- Y...¿Qué más?
Lyanna: Me quedo pensativa y miro a ese carrusel de juguete. Miro a todos esos niños que hay en él, y sonriendo, te miro
-Que cuando la madre del dueño de este carrusel, lea un cuento a sus hijos, los muñecos del mismo, sonrían...
Edward: Me emociono, es tan hermoso todo lo que deseas, todo lo que hablas, hay tanto a amor en ti que me siento vacío a tu lado
Lyanna: Veo la emoción en tus hermosos ojos azules, y siento una oleada de tristeza. Te estoy ocultando mi historia, mi huída, mi muerte en vida. Me has dado tanto en tan poco tiempo que siento que ya no me queda nada por tener...
-Ignoraba que los ángeles, tuvieran lágrimas... -Digo sonriendo emocionada.
Edward: Sonrío por esas palabras que sin merecerlas me dedicas:
No me llames por tu nombre, mi bella Lyanna, tú eres la única persona merecedora que conozco de llevar tal nombre.
Lyanna: Niego sonriendo tenuemente
-Había un ángel en el cielo, que cayó mucho antes que yo, pero cuando lo hizo, aún no había nacido, por eso no se acuerda, y hoy nos hemos encontrado... -Llevo mi mano hasta la tuya.
Edward: Tomas mi mano y trago saliva, bajo la mirada y la observo, es delicada, suave, no me merezco ser tocado por esa mano de piel tan suave. Levanto la vista.
-Te quiero...-Cojo la varita y cierro los ojos.
Lyanna: Ese "Te quiero", me rompe el alma. Yo te quiero, te amo con mi corazón roto, con mi alma hecha pedazos, con mi vida convertida en muerte, con el aliento que perdí, pero te estoy ocultando quien era, y muchas otras cosas. Veo que cierras los ojos
-Te quiero... -Repito sintiendo como esas dos palabras, se funden con la piel de mis labios, hasta quedar grabadas en ellos, en forma de efímeras líneas.
Edward: Y con ese te quiero abandonando tus labios y viviendo en mí empieza a nacer la magia, esa magia que será tal y como tú has querido que sea, porque lo has querido con tanto énfasis que has llenado mi corazón de tanta magia que ahora en varios hechizos distintos mientras los conjuro con mi varita voy dando un corazón mágico a un carrusel que ahora no solo tendrá corazón y magia, también tendrá alma, pues todos los juguetes tienen un poco el alma de sus jugueteros, ahora este juguete tendrá el alma de dos.
Lyanna: Miro ese hermoso juguete, fijándome en tus ojos cerrados, y en esa invisible magia que parece fluir de tu varita. Trago saliva
-Ahora habrá que probar si funciona, ¿no? -Pregunto sonriendo.
Edward: Abrir los ojos y encontrarme con tu sonrisa es encontrar el cielo sin haber muerto:
-Pues claro, puedes empezar -Dejo la varita encima de la mesa y te contemplo, qué orgullo es poder hacerlo, qué orgullo es poder robar un ángel de su cielo.
Lyanna: Sonrío y miro a ese hermoso carrusel, en el cual puedo sentir ahora que late la magia que ahora mora en él, y mirándolo mientras que cruzo los brazos sobre la mesa del taller, me doy cuenta de que mi canción favorita, habla de juguetes. Humedezco mis labios, y sonriendo comienzo a cantar a ese carrusel de juguete, en voz muy baja:
Step by step, heart to heart,
left, right, left,
we all fall down,
like toy soldiers...
Edward: Nace la magia, nace de tus labios, nace de tu voz y de esa canción, el carrusel empieza tomar vida, porque acaba de nacer aunque hace ya días hubiera sido creado, porque hoy le hemos dado magia, alma y corazón. Tomo tus manos, cálidas, suaves esas manos que han devuelto el calor a mi piel con solo posarlas en mí. Las aprieto, con mucha suavidad porque temo poder dañarte. A ti, mi ángel, mi delicada mujer, mi amada, mi orgullo.
Lyanna: Lágrimas de emoción besan mis mejillas, cuando siento tus manos al mismo tiempo que ese carrusel comienza a girar. Esa canción lleva siendo mi favorita muchos años, tal vez desde que la escuché por primera vez, pero ahora lo es mucho más, porque habla de nuestros soldados de juguete
-Qué bonito...
Edward: Miro ese carrusel, y te miro a ti, aprieto tus manos que dan calor a las mías:
-La magia es bonita ¿verdad?
Lyanna: -La magia es preciosa... -Digo mirando a ese hermoso carrusel, al mismo tiempo que aprieto tus manos, para después mirarte- Pero no hay magia más hermosa que la de amarte, ni forma más hermosa de vivirla...
Edward: Me arrebatas las palabras porque las tuyas lo dicen todo, tú que eres el todo, el ángel desterrado que nadie debió de desterrar, el ángel bondadoso que el día que cayó a mi baluarte se paró mi tiempo dándome el tiempo parado a ese corazón que se llenó del tiempo. Me arrebatas las palabras porque no sé que decir a quien me dice todo. Solo aprieto tus manos con mucha suavidad, y mi mirada te dirá ese todo que mis labios no pueden pronunciar.
Lyanna: Tus labios callan, para que sean tus ojos quienes me hablen, y yo sonrío, admirando tu hermosa mirada, y tu bonito rostro. Tiro suavemente de tus manos, para cerrando los ojos posar mis labios en los tuyos y entreabrirlos.
Edward: En tus labios te llevas las mil palabras que no nacieron pues de la emoción se quedaron atascadas en mi garganta. Siento la suave presión de tus delicados labios sobre los míos y los entreabres para que los míos los arropen. mi lengua cruza el oscuro umbral del laberinto de tu boca
Lyanna: Tu lengua adentrándose en el infierno de mi boca, el cual tu conviertes en cielo, con tu celestial beso, me estremece, llevándose todos mis sentidos. Te beso con la ternura con la que se ha de besar a los ángeles, sintiendo un escalofrío
Edward: Eres especial hasta en la forma de dar vida a tus besos, ese beso que me estremece que me llena de vida a través de tus labios en los míos. Recorrer el cielo de tu boca, esa oscuridad que llena mi corazón de luz. Aparto mis manos de las tuyas para posarlas con suavidad en tu bendito rostro.
Lyanna: Me acaricias y besas, como si fuera una figura ante la que un devoto fiel se posa de rodillas. Me besas como si fuera un ángel, a la que un fiel sirvo ora cada noche, me acaricias con tanta dulzura, que es esa dulzura, la que me hace arder dulcemente de pasión. ¿Cuánta grandeza cabe en ti? Mientras te beso, me doy cuenta de que ya no queda grandeza en el mundo, porque te la llevaste tú.
Edward: Comulgo con Dios en ese beso porque estoy besando a uno de sus ángeles. Siento la caricia leve de las alas invisibles que de luz te envuelven ya que las otras alas que te vestían las perdiste den el destierro. No quiero separarme de tus labios porque temo morir al hacerlo
Lyanna: Llevo mis temblorosas manos hasta tu rostro, percibiendo en éstas, el suave tacto de tu piel. Cuando de verdad se ama, nunca se deja de temblar con un beso. Pierdo la respiración pero no me importa, porque te la estoy regalando a ti.
Edward: Me separo con trabajo de tus labios, esos labios que me han enseñado a besar porque en realidad nunca lo había hecho porque besar sin amar no es besar. Susurro apoyando mi frente en la tuya:
-Cuanto te quiero, mi Lyanna...
Lyanna: Tus palabras hacen que las lágrimas se desborden cuando abro los ojos, y tras sonreírte, con tu frente apoyada en la mía, te rodeo con mis brazos, apoyando mi mejilla derecha en tu hombro izquierdo, y rompiendo a llorar, mirando a ese carrusel que no ha dejado de moverse. Tengo miedo y no puedo contártelo...
Edward: Siento tu abrazo y el temblor de tu llanto. Me estremezco por ese llanto que no sé porque se sucede
-¿Por qué lloras tú que deberías de privar de llanto al mundo? -Te mezo en mis brazos acariciando tu cabello de ébano.
Lyanna: Cierro los ojos porque no puedo seguir mirando esa magia que hago cada día contigo, y me muerdo la lengua para no contártelo porque no quiero vivir el miedo de tener miedo a perderte. Niego
-Qué soy muy feliz... -Miento.
Edward: -Mi amor, que esa felicidad no te haga llorar, solo quiero que te haga reír.
Beso tu cabeza y cierro los ojos, agradeciendo en silencio a Dios que me bendijera con tu bendita existencia.
Lyanna: Asiento sin apartar mi mejilla de tu hombro, sintiendo en mi corazón, los latidos de ese sufrimiento, de ese miedo que pierdo en ti, pero que acaba regresando...
-Dejaré de llorar tan pronto como acabe este día... Lo prometo...
2025
Abro los ojos cuando ese recuerdo muere en mi memoria. "Dejaré de llorar tan pronto como acabe este día...Lo prometo" No sé que ocurrió como sucedió, pero el ángel desterrado, caído para parar mi Tiempo en mi baluarte, se fue ese día para nunca más volver a verla, porque si volvió aunque yo no la viera, volvió para dejarme a mi hija y salvarla en su abandono.
Me hago daño en la garganta cuando trago la saliva que me priva de respirar y lloro, apoyo mi mano en mi frente mientras sostengo la foto del bautizo de mi hija en mi mano, perdóname Lyanna Valdemar por haberte maldecido cuando me habías salvado
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