sábado, 21 de febrero de 2015

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El rapto de Demeter

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Llueve sobre la sombría Anderen. Y miro al cielo tras el cristal de mi ventana. No sé si es cielo o infierno. Ni siquiera sé si alcanzo a distinguir la fina línea etérea y vaporosa que debe ser el comienzo de ese paraíso al que solo he llegado algunas veces para volver a caer después.

A veces me gustaría que fuera al revés y así lo imagino. No sé cómo la lluvia se atreve a caer sobre Anderen. Debería huir... Deberían deshacerse los charcos en gotas que subieran al cielo como si fueran atraídas por su magnetismo. Betsabé dentro. A mí espalda. Betsabé en el infierno. Betsabé en el purgatorio. Betsabé en el paraíso... Y la miro al darme la vuelta y ni siquiera recibo el choque frío de los idolatrados ojos que odio. Ni siquiera me mira con los amados ojos que odio. Y eso me hace tomar aire y salir fuera anunciándola que iré a dar un paseo. Por si la interesa. Y no sé si me responde porque prefiero escuchar el sonido de la puerta al cerrarse cuando salgo, que el silencio de su respuesta.

Así es ella. Tormentosa y pasional. Distante y atenta. Extraña, irracional, persuasiva, prepotente, lujuriosa, adictiva, odiosa, ardiente,pérfida, sensual... Demasiado. Demasiado pero nada la define. Única. Tal vez esa es la palabra que mejor lo hace. Tal vez es la palabra que más dice de ella callándolo todo.

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domingo, 15 de febrero de 2015

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Cartas a mi futuro.

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La oscuridad me asfixia mientras que con los ojos abiertos de par en par, miro al techo. Aquella cama parece un lodazal en el que me hundo de forma inevitable, estando cada vez más lejos del techo. En él puedo ver algunas de las sombras de los árboles de la calle dibujándose en este por las luces de las farolas. De nuevo, las sombras parecen estar vivas, como lo estaban cuando era niña. Se mueven, se hacen inmensas, casi las puedo ver respirar... Recuerdo que mi padre me calmaba diciéndome de que las sombras eran la falsa ilusión de cosas que no tienen vida para parecer que están vivas. Me dijo que cualquier objeto simple, a la luz adecuada, parecía ser más grande, y estar vivo, al reflejarse en una pared. Aquél día me hice una pregunta que no llegué a hacerle a mi padre. Si la luz es el bien, ¿por qué produce sombras? Ahora me doy cuenta... Todos tenemos sombras en nuestro interior.

Siento que no puedo respirar. Que me hundo en aquella cama como si pesara más que mis pensamientos. Me incorporo hasta sentarme y salgo de la cama con cuidado de no despertar a Scor, que duerme plácidamente. Mientras que busco la bata y me calzo aquellas cómodas y cálidas zapatillas rosas de suave felpa, intento ser lo más silenciosa posible y dejo que solo la débil luz que entra por la ventana, me ilumine.Después salgo de la habitación y cierro la puerta sin hacer ruido. Me mareo un poco, tal vez porque me he levantado demasiado rápido para llevar tanto tiempo en la cama y sin poder conciliar el sueño. Voy hasta la habitación de Cass, me aseguro de que duerme plácidamente, y de que está bien arropada. Después, bajo al piso inferior, entro en la cocina, busco en la caja de las infusiones una bolsita de tila y caliento una taza de agua en el microondas.

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martes, 10 de febrero de 2015

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Soldados de Juguete

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Quedan horas, escasas horas para que mi querida nieta, mi tercera Lyanna, sea bautizada.

Tengo en mis manos una foto, han pasado pocos años desde que fue tomada, desde que se inmortalizó esa imagen para siempre en el papel, pero se nota que han pasado años. Esos años que han pasado son los años en que mi hija ha ido creciendo. Pues esa foto  la muestra a ella en mis brazos, vestida para su bautizo en mis brazos en la puerta de la juguetería antes de ir camino a la parroquia.

Ever, esa niña que la vida me dejó, esa niña que creí abandonada por su madre y que la nombré nunca porque yo nunca la dejaría sola, esa niña que abandonaron para dejarla vivir, esa niña que mañana llevará en sus brazos a su hija, ya que ella ahora es madre.

Los ojos se me llenan de lágrimas, ese día solo pensaba en como su madre se podía estar perdiendo ese único momento y ahora me maldigo en el silencio por haber maldecido a la mujer que por dos veces la dio la vida.

Mi Lyanna, ahora es más fuerte su recuerdo en mí porque al saber lo que ocurrió solo puedo amarla más.

Y ese amor me trae recuerdos, los recuerdos de los días más hermosos vividos a su lado, esos días que yo era inmensamente feliz. Y esos hermosos días también tuvieron uno último un final que yo desconocía el último día que ella estuvo junto a mí.

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